En los últimos 3 años, en esta misma casa editorial, reportábamos los resultados de las evaluaciones del bachillerato en el estado de Zacatecas, y desde entonces había datos muy preocupantes: la UAZ y el Cobaez, obtuvieron cifras que delataban pésima calidad de su enseñanza. Y es doblemente preocupante porque son las dos instituciones que incorporan el mayor número de estudiantes en todo el estado. En el último Enlace y el primer Planea, la UAZ aparece en los últimos lugares de las preparatorias de la entidad. Y los bachilleratos a distancia (EMSAD) —sorpresivamente— capturan los primeros lugares. Estos últimos son escuelas con muy bajo presupuesto, pero con equipos docentes agrupados en proyectos educativos llevados a cabo con enorme entusiasmo. Las prepas de la UAZ son las que tienen más docentes con postgrado, y al parecer, eso no está sirviendo de nada porque son átomos vagando en un magma de indefinición educativa. La política educativa de las preparatorias de la UAZ navega en la absoluta mediocridad: no hay proyecto y no se ve que pretendan construirlo en el corto plazo. Pasaron cuatro años y nunca pudieron acordar un rumbo con innovación. Fueron los cuatro años del derrumbe. Sin embargo, esperábamos que hubiera una ruptura en este último proceso electoral, pero no: hay continuidad de lo mismo.
Zacatecas requiere de un bachillerato fuerte y de calidad. Es el fundamento del éxito de la educación superior y del desarrollo de la entidad. Hay países, como Corea, que basaron su proyecto de innovación económica en la edificación de un bachillerato de cobertura universal y de calidad a toda prueba. Pero en Zacatecas, el Cobaez y la UAZ dan continuidad a la catástrofe. Hay profesores y equipos académicos particulares que trabajan bien y obtienen resultados relevantes, como ejemplo están los equipos que se preparan para las olimpiadas de física, matemática y química; pero son esfuerzos localizados y no la norma. Existen a pesar de autoridades sin idea y sin rumbo, que sólo cumplen la misión de manejar las clientelas políticas a pesar de la destrucción de la academia. Sin miramientos y sin pudor.
La UAZ y el Cobaez tienen la obligación de romper con esta inercia y construir políticas educativas que elevan la calidad de su enseñanza. ¿Pero cómo puede ocurrir tal cosa? La actual crisis puede ser la oportunidad. Las crisis son momentos en los cuales se elevan las exigencias del cambio. Pero los resultados de las pruebas de 2016, muestran que las autoridades siguen sin hacer nada importante. Sin cambiar la realidad política en dichas instituciones, no tendremos mejoras académicas, porque las preparatorias a las que hacemos mención, están capturadas por grupos políticos particulares que por años han parasitado dichos planteles. Hay potencial en una buena parte de sus profesores, pero hace falta que sean conducidos con virtud. Urge un cambio en la estructura política de las preparatorias mencionadas, para que pueda circular y fluir la innovación educativa del bachillerato en nuestro estado.
