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domingo, 5 mayo, 2024
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Lo que hay que saber sobre las huelgas

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Por: JOSÉ JUAN ESPINOSA ZÚÑIGA • admin-zenda • Admin •

La Gualdra 247 / Opinión

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La huelga es por antonomasia un hecho laboral. En el siglo XIX Friedrich Engels se refirió a ella como “Yo no sé de qué me hablan”. La célebre oración del mecenas de Marx sigue siendo utilizada en los tiempos modernos por los filósofos económicos. Se sabe que la primera huelga fue realizada por Dios, que luego de seis días de laboriosas actividades, suspendió trabajos. Igualmente es sabido por propios y extraños que nadie respondió sus puntos petitorios, por lo que ésta continúa hasta nuestros días.

Las huelgas en el pasado solían realizarlas hombres de pelo en pecho, auténticos rebeldes que libraban su batalla por su sobrevivencia. Se prolongaban el tiempo necesario (generalmente hasta donde el cuerpo aguantaba), y solían terminar por un juego de vencidas, que es sabido siempre gana quien puede hacer los mejores gestos a su contrincante. El ganador podía reducir los salarios y aumentar la actividad laboral unas cinco horas más al día, o al contrario, ganar mucho más y trabajar mucho menos. El perdedor (o perdedores), además tenía que invitar los tragos a todos los presentes en la taberna de la esquina, mientras juraba que todo había sido en plan de broma.

Las huelgas en la actualidad suelen ser muy diferentes. Quienes las realizan están protegidos por el Gran Jefazo Estado y cuentan con una popularidad que los distingue en diccionarios, enciclopedias y constituciones como trabajadores, sin importar las largas horas de descanso que se toman durante sus jornadas laborales. Es evidente que hoy en día las huelgas suelen ser mucho más divertidas, pese a que duran minutos, la mayoría de las veces horas, y raramente días. El lugar de trabajo se clausura indefinidamente con banderas rojinegras, serpentinas y vasos de colores. Durante las guardias nocturnas se sirven ponches con piquete y galletas de animalito. A diferencia de las resoluciones físicas que acontecían en el mundo antiguo, ahora terminan en una cena elegante, con promesas de fidelidad y entrega de anillos.

Hay muchos tipos de huelgas y sus miembros —casi siempre trabajadores, aunque no necesariamente— se distinguen unos a otros por características muy definidas. Existe la huelga general, donde todos los trabajadores, la mayoría desempleados, se unen en un cese de actividades. Esta huelga tiene una gran importancia social, puesto que otorga la oportunidad a los ociosos de sentirse útiles. La huelga de hambre, muy socorrida por vegetarianos y anoréxicos, es la que más atención recibe por parte de los patrones, medios de comunicación y restauranteros, y es que a nadie le gusta llevar en la conciencia las muertes por inanición. Se sabe que los niños se divierten en ellas arrojando cacahuates a los huelguistas. Por su parte la huelga ambulante nunca se desarrolla en el lugar de trabajo, y al ser itinerante es muy socorrida en los países donde la mayoría de la población son judíos. En México es muy común (además de confusa), pues sus miembros la adoptan a través de una suspensión de labores que los lleva a otras actividades, como marchar por las calles vestidos con simpáticas gorritas, mientras engullen toneladas de nieve de limón. La huelga intelectual, una de las más raras de todas, la realizan intelectuales anónimos desde el anonimato, con ilustrados trabajos que permanecen en prensa hasta que ésta termina.

También existe la huelga soviética, que preferentemente se realiza en el mes de octubre, según se haya planeado en el contrato colectivo. Sus miembros, armados de hoz y galones de cerveza, protestan contra los empleados por cualquier ataque a sus derechos laborales, por ejemplo, si no hay rollos de papel de triple hoja en los baños. Por su parte la huelga japonesa, que extrañamente sólo la realizan los chinos, consiste en una sobreproducción de bienes que lleva al patrón a la ruina por las toneladas de mercancías que no puede almacenar en sus pequeñas bodegas transnacionales. Se sabe que esta huelga la realizaron varias veces los petroleros en México durante el gobierno de Miguel de la Madrid.

Para unirme al paro de labores no nos extendemos más, pues nunca es bueno hacer demasiada ciencia en días festivos. Si hubiese algo que agregar como posdata, es que las huelgas casi siempre tienen obscuros trasfondos políticos y económicos (sobre todo económicos), y aunque no todo es dinero conviene recordar aquella frasecita de Groucho Marx: “¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero… ¡pero cuestan tanto!”.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-247

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