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jueves, 16 mayo, 2024
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Museo, del mexicano Alonso Ruizpalacios, en Competencia por el Oso de Oro

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

El 25 de diciembre de 1985 un par de jóvenes se atrevió a robar el Museo Nacional de Antropología. Se llevaron más de 100 piezas, principalmente de la Sala Maya. Al parecer no tenían ni una justificación ni un plan del destino de ellas. Intentaron venderlas, parece que no pudieron. Las regresaron y fueron detenidos. Ésta es la historia, retomada de la realidad, y no sabemos qué parte es más verdad o verosímil, pero el director mexicano Alonso Ruizpalacios la filmó y su Museo fue proyectada en la Competición por el Oso de Oro en la Berlinale 2018.
Con esta presentación parece que hablamos de una película seria, pero no. La apertura de los créditos está envuelta por la música “La noche de los mayas” de Silvestre Revueltas y el desfilar de imágenes de joyas y figurines, muy al estilo del esplendor grandilocuente de las películas del Santo, nos dice que hay algo ahí de irónico desde el principio.
La película estelarizada por Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris y coescrita por el propio Ruizpalacios en colaboración de Manuel Alcalá, fue por eso una bocanada de aire alegre a la Competencia que parece sumida en las tristezas y depresiones de los problemas actuales.
Ruizpalacios volvió a filmar en la Ciudad de México, ahora en la zona de Ciudad Satélite, para llevar a sus personajes en un viaje desde sus casas hasta Acapulco -en ida y vuelta-, en el complicado 1985, pasando, por supuesto, por el Museo de Antropología y luego por la zona arqueológica de Palenque. Su historia es de un robo que es en realidad una paradoja, porque -parafraseando la respuesta del director en entrevista- los museos, como este de Antropología y el Louvre, nacieron de robos, sólo que de robos institucionalizados con el escudo de la conservación. Pero paradójicamente, necesitamos museos, explicó el director de Güeros.
La película es quizás una de las más arriesgadas de la Competencia porque la comedia siempre es riesgosa, hacer reír es menos universal que el dolor. En las proyecciones dedicadas a la prensa era evidente que hubo momentos cómicos no comprendidos por todos, y por tanto no había risas, y otros momentos, que no son cómicos -para un mexicano o espectador contextualizado- que sí provocaron risas. Y riesgosa también porque está focalizada en una zona de la Ciudad de México y bien podría quedar identificada con el público sólo mexicano. Pero parece que gusta.

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Entre el roundtrip, el policiaco y la
comedia negra: el tono Ruizpalacios

Entrevistado en el rooftop Nespresso, Alonso Ruizpalacios vaciló en poder definir qué tipo de película es su Museo. Y es que pareciera ser un policial, pero no hay detectives ni asesinatos; pareciera un roundtrip pero la trama tiene un anclaje preciso y no es de ninguna manera un viaje iniciático; pareciera ser una comedia, pero no hay amor -bueno la amistad- y se tocan membranas del nacionalismo mexicano: quizás sería una especie de comedia negro con todos los elementos anteriores.
Si en Güeros (2014) presentada en la Berlinale 2014 realizó un viaje por la Ciudad de México, en Museo nos da un poco esa misma impresión, un cine urbano. Pero no, tampoco es su estilo, y él lo dice “no hay un estilo Ruizpalacios, sino que sólo hago las historias que se me presentan. Ahora estoy preparando mi próxima película que por lo pronto sé que no tiene nada que ver con la urbe”.
Lo que sí se puede observar en Museo es que las fronteras aparentemente definidas de los géneros cinematográficos quedan superadas. Tanto que Ruizpalacios le da el toque de historieta a la cinta con una pelea a lo Batman y Robin con los puñetazos desfasados en el sonido, sólo nos faltaría ver las burbujas con “punch, boom, argh, etcéteras”. Y también le pone su lado medio subversivo con una cuba libre en una vasija zapoteca y una exuberante burdelera bailando en la playa, o cortar una línea de coca con un joya maya.

El cine de autor o el cine de actor
El pase de la película fue el 22 de febrero, un día después se conceden las entrevistas con el equipo. Ya para este momento hay varias críticas y artículos de prensa. Antes de la entrevista con el director nos damos a la tarea de ojear algunas. Nos llama la atención que los encabezados son mayoritariamente centrados en algo así como “Gael García Bernal lleva Museo a Berlín”. Del director poco.
Le preguntamos a Ruizpalacios si considera importante identificar el cine, sobre todo en América Latina, con las estrellas más que con los creadores. Tartamudea y duda un poco, de ninguna manera es una crítica a que García Bernal acapare la prensa le precisamos para ayudarle a responder, y él dice: “es verdad, pero bueno Gael es mucho más famoso que yo. Mientras la película sea vista, eso es lo que me importa”.
Y hablar de creación es pensar en cómo filmar en un lugar seguramente complejo como es el Museo del INAH. Por eso fue realizada en locaciones externas al museo pero todos los interiores fueron reconstruidos en foro y previamente dibujados en storyboards, y es que la escena del asalto tomó el 10 por ciento de todo el rodaje.
Por lo pronto la película ya tiene distribuido en América Latina, el complejo Cinépolis, así que para después del Festival de Cine de Morelia podría salir en salas comerciales. Ojalá sea este año.

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