Cuando Gobierno Federal anunció la entrada en vigor del Seguro Popular, y poco después la enorme ampliación de la cobertura del mismo, no dijo que era con la misma infraestructura existente; por tanto, significaba hacer cinco veces más con lo mismo. Resultado: insuficiencia crónica. Los presupuestos y las formas administrativas deficientes provocan que la visita a las unidades de salud se convierta en una ruleta rusa: puede salir bien o puede salir muy mal, no lo sabemos. Es una situación de permanente incertidumbre. Pero como se trata de la atención a la salud, dicha incertidumbre es especialmente funesta. Por ello cada vez, la mayoría de los comentarios de los usuarios son crónicas de un calvario.
Recogimos un caso, que deja ver varias lagunas en la atención: hace 16 meses don José tuvo un problema de la presión que repercutió en su vista. Es diabético. Después de varias visitas con el médico familiar, por fin se decidió a darle cita con el especialista. Pero dicha cita con el oftalmólogo salió para 5 meses y medio adelante (2 de febrero 2015); pero por recomendaciones del mismo médico, se debía atender con prontitud un problema en los ojos, por ello, don José acudió a la clínica de la UAZ donde le pusieron unas inyecciones para evitar la coagulación de la sangre en las arterias de los ojos, que se tuvieron que pagar mil 500 pesos por ojo. Cuando llegó con el oftalmólogo, éste dijo que no lo podía tratar, que ocupaba ir con el retinólogo. La cita con éste fue para el 21 de julio (ayer). Después de esperar por horas, salió la enfermera para hacer la lista de entrada, que hizo de 4 en 4. Y ahora la cita para el tratamiento láser es para el 4 de agosto. Es decir, más de un año y cuatro meses para un diagnóstico final.
Como podemos observar, la tardanza mórbida que da lugar a complicaciones, es por una incapacidad institucional crónica, por falta de medicamentos, médicos especialistas, instalaciones, instrumental, organización administrativa y estrategias de atención. Es decir, ¡hace falta todo! Y si esto es así, no es suficiente con pequeñas reformas, sino una completa refundación del sistema de salud en México. Además, la diferencias en la atención entre los diferentes estados de la República, se debe a las diferentes aportaciones que hacen sus estados al sistema de salud. Y Zacatecas está a la mitad de la mediana nacional, que asciende a 16 por ciento (en la entidad apenas se aporta 8.4 por ciento del gasto en salud). Esto es, somos de los estados de la República que menos invierte en la salud de sus habitantes, a diferencia de Sonora o Nuevo León. No hay políticas reales en Zacatecas, y los esquemas de salud que nos vienen de la Federación son caóticos, desiguales e insuficientes. El saldo final es la conversión del sistema de salud en una miscelánea de calvarios.
