«!Con dos Morelos dominaría el mundo”! expresaba el General Napoleón Bonaparte en reconocimiento al Héroe de la Independencia José María Morelos y Pavón. Gran estadista, autor de la primera Constitución de nuestro país: la de Apatzingán que declara abolida la esclavitud y Forjador de “Los Sentimientos de la Nación” proclama que es un ejemplo para el mundo.
Antes Miguel Hidalgo había prohibido la esclavitud y llamado a las armas en pro de una Nueva España independiente, acompañado en la tarea por Aldama, Jiménez, Guerrero, Doña Josefa Ortiz y otros.
Deviene así la primera transformación: Un México Independiente.
Y con un hermoso significado en su nombre: México (del náhuatl)-“En el ombligo de la luna”.
“¡Me monté en hombros de gigantes!” Solía decir el Presidente Juárez cuando se hacía algún reconocimiento a su excelente y patriótica administración, a fin de hacer notar que esa “excelente y patriótica administración” era consecuencia a la buena selección de personajes que lo acompañaban. La pléyade de hombres de la Reforma: Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, Guillermo Prieto, Sebastián Lerdo de Tejada…
Melchor Ocampo: El michoacano a quien Juárez ofreció permutar, 1000 soldados de las filas conservadoras que tenía como prisioneros, por la vida de Ocampo. Los conservadores se negaron.
Ocampo, el autor de las reformas a las leyes del Registro Civil que declararon válido únicamente el matrimonio ante la autoridad civil y no ante la eclesiástica.
Ocampo, quien contestó al sacerdote que le confesaría antes de ser pasado por las balas: “Así, sin confesión, yo estoy bien con Dios y Dios está bien conmigo”.
Ocampo, quien grita a su pelotón de fusilamiento, cuyo capitán le pidió se colocara de rodillas “para proceder”. ¡De pié para estar a la altura de las balas!
Así, de esa dimensión eran los hombres de la Reforma.
Con tales personajes, deviene inevitablemente la segunda transformación: La Reforma.
La Revolución Mexicana era un paso inevitable, pero ¿Una revolución social? O ¿sólo una revolución política?
¿Quedó la revolución interrumpida como afirma Adolfo Gilly, con la muerte de Zapata y de Villa? Y hubo otro avance con el gobierno de Lázaro Cárdenas, quedando nuevamente interrumpida la revolución con el ascenso de Ávila Camacho?
Son los grandes temas aún no dilucidados, o cuando menos sin acuerdo unánime.
“¡Tenía de ardilla la mirada”! Refieren los historiadores cuando se habla del General Francisco J. Múgica y, de quién se decía, era el “Ángel de la Guarda” del General Lázaro Cárdenas del Río. Múgica siempre al lado del “Tata” para orientarlo con los mejores consejos de gobierno y autor del Decreto de Expropiación Petrolera.
Vetado por el gobierno de los Estados Unidos, no logró llegar a la Presidencia de México.
¿Interrumpido nuevamente el proceso de transformación de nuestro país? Cuando menos es lo que afirma el historiador Adolfo Gilly.
En todos los procesos de cambio se han presentado obstáculos y la “cuarta transformación” no podría ser la excepción:
En la independencia Agustín de Iturbide y seguidores, arrebatando la bandera de la independencia, nos condujeron a un nuevo reinado: El “imperio de Iturbide”.
En la Reforma, fueron “Los conservadores” quienes hicieron lo posible por interrumpir el proceso de cambio, designando a un “emperador importado”. Sólo el temperamento de los próceres de la Reforma evitó tal infamia.
En la Revolución Mexicana Carranza y Obregón sacrifican respectivamente a Zapata y a Villa, por lo que los historiadores refieren una revolución política, no social.
En el artículo “El futuro de la Cuarta Transformación, John M. Ackerman dice: “La gestión de Mario Delgado ha sido sectaria en extremo. Ha mostrado una total falta de respeto para los estatutos, los principios y las bases del partido. Si no fuera por su torpe conducción autoritaria, facciosa y ensoberbecida, MORENA habría arrasado en todos los rincones de la patria el 6 de junio. Por ejemplo, no existe evidencia alguna de que se hayan efectuado las famosas encuestas para determinar las candidaturas para los miles de cargos en disputa este año. Frente a la total opacidad en la materia, la única conclusión lógica para miles de militantes y simpatizantes es que en realidad estas encuestas jamás se realizaron y que todas las candidaturas fueron resultado del dedazo propio de los tiempos más rancios del PRI. Esta imposición unilateral de candidaturas, muchas veces con perfiles totalmente impresentables, genero un terrible malestar. Y la falta de oficio político de la diligencia para incorporar y dialogar con los grupos desplazados propicio un enojo profundo.
Este proceso electoral ha demostrado que los verdaderos “ambiciosos” no son los críticos, sino quienes envuelven en un halo hipócrita de “unidad” y de “defensa de la Cuarta Transformación”, pero en realidad se dedican a golpear y a difamar a sus compañeros de partido, recurren a los medios chayoteros, pactan con los corruptos del viejo régimen, sabotean elecciones y forman nuevos partidos para postular a sus amigos y socios.” “La Jornada).
No solo Mario Delgado incurrió en esas prácticas, otros personajes con igual o mayor poder causaron un grave daño al proyecto de la Cuarta Transformación al no respetar el mérito de la aptitud, de la honestidad y de una ideología definida, dando preferencia a familiares y a amigos “leales” aunque sin principios.
