México, DF. Todas las expresiones del priísmo entregaron su apoyo unánime a Manlio Fabio Beltrones y a su compañera de fórmula Carolina Monroy del Mazo, al decretarse su nombramiento como dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional del Revolucionario Institucional.
La respuesta a la tanda de aplausos, que se prolongó por más de un minuto, aunada a la asistencia de los principales funcionarios del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, de gobernadores y gobernadores electos, diputados y senadores, fue el compromiso del político sonorense a hacer del PRI un partido incluyente.
En el auditorio Plutarco Elías Calles de la sede nacional priísta, abarrotado por todas las generaciones de militantes y dirigentes, el político sonorense expuso las razones de lo que habrá de ser su andar al frente de su instituto político:
“Seamos autocríticos, el PRI debe continuar su incesante proceso de evolución para profundizar en las reformas hasta que se genere más crecimiento económico, y sus resultados se reflejen en los bolsillos de la gente, reduciendo la agraviante pobreza y desigualdad entre los mexicanos”.
El ambiente que se vivió durante la toma de posesión del nuevo dirigente del Revolucionario Institucional le llevó a poner los primeros argumentos, que habrán de diferenciarle, durante su gestión.
“Sería difícil ignorar las lecciones de la elección de junio pasado. Admitamos que los partidos políticos se han rezagado respecto a las demandas de las sociedades modernas. No son suficientes para ganar por sí mismos una elección. Pero son indispensables como órganos de representación y acción política. En el caso del PRI es imperativo que se plantee como tarea principal ser un auténtico instrumento al servicio de la sociedad”.
Durante la asamblea de consejeros políticos nacionales del PRI, que se organizó para dar el respaldo unánime a la fórmula Beltrones-Monroy, confluyeron las generaciones de priístas, aquéllos que fueron poderosos años atrás y los que ahora ejercen la política en el más alto nivel.
La expectativa se centró en Luis Videgaray, Alejandro Murat, Aurelio Nuño, Eruviel Ávila, Alfonso Navarrete Prida, Gerardo Ruiz Esparza, Mercedes Juan López, Roberto Madrazo, Gustavo Carbajal Moreno, José Antonio Meade, Francisco Labastida, David López, Heriberto Galindo, Joel Ayala, Joaquín Gamboa Pascoe, Emilio Gamboa, y cientos de priístas de renombre y muchos de ellos anónimos.
Antes de la llegada al auditorio de Manlio Fabio Beltrones, las arengas en el acto lo calificaban de histórico.
Al ingresar, un prolongado aplauso acompañó al sonorense, quien respondió agradeciendo y elevando el grito: ¡Viva el PRI!, que fue respondido por los más de 500 consejeros y los invitados al evento.
La toma de posesión revivió el pragmatismo y la maquinaria de los priístas que escucharon con atención el mensaje de su nuevo dirigente.
“El partido necesita de los ciudadanos, y la sociedad a los partidos. Hay que poner en práctica esa relación dialéctica y hacerla muy funcional, a la vez para el partido y para la sociedad. El PRI debe ser un instrumento al servicio de la gente, y garantizarle desde el gobierno condiciones para definir su vida, prosperar y desarrollar sus aspiraciones”.
En la alocución incluyó el papel esencial de la juventud y de las mujeres en el quehacer del Revolucionario Institucional.
Y adelantó que favorecerá el diálogo, como instrumento natural de la democracia, replicándolo con los partidos políticos para construir acuerdos. No obstante aclaró que tal postura exige respeto:
“Haremos del diálogo franco y respetuoso nuestra cotidiana forma de trabajar por México. No obstante, hay que decirlo, el respeto es de ida y vuelta, así que cuando sea necesario también estaremos listos para responder a los que hacen de la ofensa y la diatriba su única forma de entender la política”.
Tal señalamiento fue ovacionado por el auditorio. De su papel al frente del priísmo expuso que puede y quiere ser puente entre varias generaciones, “en política nadie se jubila, practiquemos lo que (Jesús) Reyes Heroles llamaba entreveramiento generacional, que no es otra cosa que el enlace de generaciones”.
Y la lealtad, enunciada en varias ocasiones durante su discurso, marcó el final de su alocución: “Somos el partido en el gobierno, con pleno respeto a las leyes, el PRI mantendrá con el presidente de México una constructiva y fructífera relación de diálogo y reflexión. Con el respaldo y cercanía de su partido, al presidente Peña Nieto le va a ir bien. Al PRI, también. Y a México, mejor todavía”.
