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viernes, 17 mayo, 2024
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Pasado y futuro de las Escuelas Normales

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

Con un proceso de reforma educativa en marcha marcado por la alta política, la que se decide en los círculos del poder, gobierno y dueños del capital que son quienes realmente mandan y cuyo proyecto en que se inscribe forma parte del modelo neoliberal, las Escuelas Normales habrán de adecuarse a ese marco. Lo harán sin remedio. Al depender de una secretaría del ramo educativo oficial, quienes a ellas acuden a estudiar en ellas saben que la de profesor sigue siendo una profesión de Estado, a diferencia de las carreras liberales. Estudian para maestros sabiendo que su futuro laboral, que ahora deberán de ganar por méritos propios, demostrando dominios en los saberes y competencias como mediadores y facilitadores del aprendizaje. La competencia ocurre regida por la ley de la selva en la que los más fuertes, los mas aptos y capaces para desempeñarse en el oficio ganan las plazas que se someten a concurso de oposición, quedándose con las disponibles los que resultan mejor evaluados, los que resultan “idóneos” les llaman. Este reto lo habrán de asumir las instituciones formadores de maestros por excelencia. Desafió que ya están enfrentando y que hasta ahora están saliendo bien libradas, pues de acuerdo con las evaluaciones de los exámenes de nuevo ingreso el porcentaje de idóneos ha resultado ser muy favorable con respecto a los aspirantes egresados de otras instituciones formados en carreras universitarias. Así es y tendrá que seguir siendo, pues si existen instituciones que deben formar a los futuros maestros ésas deben seguir siendo las Normales.

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Las Escuelas Normales como instituciones formadoras de docentes hacen su aparición en el siglo 19. Los primeros países en los que se registra la aparición de  estas instituciones son  Prusia, cuya progresiva fundación de seminarios de maestros o escuelas normales en todo el imperio del que surgió Alemania como una nueva y pujante nación, se observó entre 1828 y 1872.  Por su parte, en Francia, “se abrieron 11 escuelas en 1829, ascendiendo el número de ellas a 47 en 1833 y a 74 en 1837” (Wikipedia, consultado el 17 de Jun. de 2015). En México las primeras normales fueron escuelas lancasterianas con la adopción del sistema de enseñanza mutua, llegadas por la influencia europea y sudamericana, como la de “La Constitución”, cuya apertura y arranque se dio en Zacatecas en 1826, fundada con fines filantrópicos. Ya entrado el México independiente, las Normales encargadas en sus orígenes de formar a ciudadanos como “preceptores” que luego serían llamados maestros., entendida como una profesión de Estado de acuerdo con E. Tenti, se da por la influencia francesa en el último tercio del siglo 19. Es justamente de la tradición francesa de las que el México decimonónico recibió una gran influencia secundando algunas ideas de Jules Ferry.

Durante el porfiriato comenzaron a cobrar auge, pues en casi todos estados del país se establecieron Escuelas Normales, llegando ha diferenciarse por el género. Las hubo para barones y para señoritas. No es casual que a partir de esta época la palabra “señorita” era sinónimo de maestra. Por cierto durante este periodo, si hemos de creerle a  Melada Bazant especialista del tema y época porfirista,  la profesión de maestro, siendo muy popular, fue un oficio en el que predominaron las mujeres, tendencia que se ha mantenido a nivel mundial hasta nuestros días. El despegue de las Escuelas Normales ocurre tras la Restauración de la República, muchas de ellas fueron cátedras de pedagogía y formaron parte de los Institutos Científicos y Literarios que también son antecedente histórico de las Universidades Estatales. La tercera generación de Escuelas Normales, ya con la idea de modernizar la educación, se inició en la década de 1880, tal como sucedió en gran parte del mundo. La primera Escuela Normal de este tipo en México fue la Escuela Normal Veracruzana fundada en noviembre de 1886 por el alemán Enrique Laubsher y el suizo Enrique C. Rébsamen. La segunda Normal moderna de México la Escuela Nacional de Maestros de la capital del país, fundada a principios de 1887. Ambas instituciones siguen en funcionamiento en la actualidad.

Ya entrado el siglo 20 las Escuelas Normales sufrieron un giro apareciendo diversos tipos. Los Centros Regionales de Educación Normal y las Escuelas Normales Experimentales buscaron orientar los conocimientos que impartían y formar a sus estudiantes para que se insertaran en el campo y además de enseñar el alfabeto a la enorme masa de campesinos e hijos de estos analfabetas en las actividades agrícolas y pecuarias. La filosofía de la Revolución Mexicana bajo el ideario cardenista y la imperiosa necesidad de incrementar la producción para acceder a un mayor crecimiento económico como vía de acceso al bienestar de las familias, resultaba un imperativo. Las décadas de los 20, 30 y parte de los 40 del siglo pasado es la época dorada del normalismo, sobre todo de los maestros rurales que aplicaron las enseñanzas de Nájera y Ramírez. Durante este tiempo los maestros misioneros y en general los rurales fueron los guías y los principales gestores en las necesidades y demandas de amplios núcleos campesinos. La más reciente generación de Escuelas Normales se dedica a formar maestros indígenas.

En otros países su fin llegó pronto. Es el caso de Alemania y EU en donde a partir de los años 20 del siglo pasado comenzaron a desaparecer. A partir de entonces Escuelas Normales fueron absorbidas por las universidades y se convirtieron en Departamentos o Facultades de educación, si bien conservaron su función de educar a los maestros. Un destino parecido a este tuvo la Normal de Jalisco que llegó a ser parte de la Universidad de Guadalajara. Medio siglo después, en otros países como Finlandia, China y Japón las Escuelas Normales dieron paso en los años 1970 a la fundación de Normales-Universidades, que conservaron su función de educar maestros, pero ampliaron su oferta educativa a otras profesiones. Ejemplos de este modelo es la Universidad- Normal de Helsinki, paradigma de institución en la que se forman docentes que desde su ingreso son rigurosamente seleccionados y al egresar escogidos para que se desempeñen como educadores, pasando el filtro del examen sólo los más aptos que cubren los estándares pedagógicos y de conocimientos exigidos son contratados para trabajar como maestros en Finlandia. Aquí esta una de las premisas para que este país y su sistema educativo aparezca tan bien posicionado dentro de las evaluaciones internacionales. A la que se agregarían la autogestión  y autonomía de las mismas, combinadas con la libertad con la que trabajan los maestros y la estima y reconocimiento con los que son tratados por la sociedad, retribuyéndoles muy en sus salarios.

Por el gran peso que tienen en el imaginario social y por las condiciones de subdesarrollo por las que ha transitado, México es uno de los pocos países del mundo en el que se conserva un subsistema de educación normal dependiente de la DGESPE como parte de la Educación Superior, pero separado del sistema universitario. La principal función que se ha asignado a las Escuelas Normales es la de ser las instituciones encargadas de la formación de los maestros de Educación Básica, si bien también existen las Normales superiores en las que quienes en ellas estudian, se especializan desde un tiempo para acá con el grado de  licenciatura y cuyo destino es el desempeñarse como profesores de Secundaria.

Al seguir siendo la depositaria de  una profesión de Estado, la educación normal sigue estando regulada por Estado. En el caso de las públicas no sólo son del Estado por su financiamiento, también las particulares manejadas como negocios privados, de acuerdo con el artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ambas se rigen por planes y programas de carácter nacional.

La de maestro no siempre fue una profesión apreciada y valorada por la sociedad. Por esa razón, según el acuerdo secretarial publicado en 1984, las Escuelas Normales de México pueden conceder títulos de licenciatura dándoles el estatuto de pertenecer a la educación superior. Las licenciaturas que se imparten en las Escuelas Normales son: en Educación Preescolar, Primaria, Secundaria con especialidad en Español, Matemáticas, Biología, Química, física, Geografía, Historia y Lengua Extranjera (Inglés y Francés), así como en Educación Especial, Educación Física y Educación Preescolar y Primaria Interculturales Bilingües (para maestros indígenas).

En la actualidad existen un total de 450 Escuelas Normales, de las cuales 266 son públicas y 184 son particulares. A nivel nacional las Escuelas Normales de México atendieron en el ciclo escolar 2011-2012 a 130,713 estudiantes; la mayor parte de los cuales fueron mujeres (71%). Trabajaron en ese ciclo escolar un total de 16321 docentes y 8531 empleados no docentes. Los estados con mayor número de Escuelas Normales son el Estado de México con 45 entre públicas y privadas; Guanajuato con 37 y Puebla con 32. En la capital del país existen 23 de estas instituciones, de las cuales 6 son públicas. Los Planes y Programas de la educación normal fueron reformados en 2012.

El desafío que en este momento histórico enfrentan las Normales es el de tener que adecuarse al nuevo tiempo mexicano. Su transformación obliga a una necesaria refundación. No sólo es el curriculum el que debe cambiar y adecuarse a la nueva realidad que vivimos, su transformación debe ocurrir en todos los órdenes comenzando por la rigurosa selección de quienes ingresan a estudiar la carrera del magisterio aceptando los mejores y en prospectiva la cantidad de los que se requerirán al momento de su egreso para que no sigan siendo maquiladoras de títulos sin maestros que no ejercen y fábrica de frustraciones por la escases de empleo. También deberá ponerse atención en el ingreso de las plantas docentes y su muy necesaria renovación; como el cambio también debe ocurrir en la infraestructura y equipamiento materiales.

El caso de las normales rurales se cuecen aparte. Estas deberían seguir cumpliendo con la función para la que fueron creadas. El desafío que en este momento histórico enfrentan este tipo no es menos grande que el de las urbanas estatales y las privadas. Sistemáticamente asediadas y golpeadas desde que “Tata Lázaro” dejó la presidencia no han faltado los intentos por desaparecerlas. Consideradas nidos de comunistas y escuelas de guerrilleros, Elba Esther Gordillo cuando todavía estaba en el pináculo de la alta política nacional y ensoberbecida ebria aún de poder llegó a proponer su conversión en escuelas de turismo. Se les sigue persiguiendo por que sus alumnos se siguen formando políticamente en la ideología socialista y cardenista con la que adquieren la conciencia necesaria para cuestionar críticamente al régimen y buscar cambiar el estado de cosas dominante. Este perfil choca aún mas ahora frente al proyecto neoliberal que desde los ochenta se ha enquistado en estos lares bajo el velo de una retorica modernizadora que persigue la eficiencia, el progreso y sobre todo la competitividad que busca la clase empresarial. Los normalistas rurales no estarán exentos de formarse en el molde neoliberal educativo, pero nada les impide seguir recurriendo a las armas de la crítica y al espíritu de transformación que les ha caracterizado para  contribuir al cambio social que se requiere. ■

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