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miércoles, 1 mayo, 2024
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Rooney Mara y Cate Blanchett estelarizan la cinta Carol, del director Todd Haynes

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

■ La adaptación de la novela de Patricia Highsmith compite por la Palma de Oro en Cannes

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■ Asegura creador que su película no tendrá problemas en difusión y será exhibida sin censura

CANNES, FRANCIA. Secuencias sugestivas: roces de manos, las manos de apoyo a los hombros, las miradas que se huyen para no encontrarse, los olores de perfume, sentirse en el cuello para comparar el olor del mismo perfume sobre otra piel y frotarse la boca en la piel del deseo y del amor. Dos mujeres que se encuentran en una tienda, azarosamente; una es vendedora de muñecas y la otra compradora de un regalo de Navidad para su hija. Empleada y aristócrata cruzadas en 1952 en la ciudad de Nueva York. Las dos tienen pareja, hombre; a la primera su novio la quiere desposar y a la segunda su marido no le otorga el divorcio. Tono y argumento para una historia de amor entre dos mujeres.

Estas mujeres están encarnadas por las actrices Rooney Mara y Cate Blanchett, quienes estelarizan la cinta en Competición por la Palma de Oro dirigida por Todd Haynes: Carol. El argumento está escrito por Phyllis Nagy y es una adaptación de la novela de Patricia Highsmith.

La historia de amor se cuenta a través de la seducción, con naturalidad, sin necesidad de acudir a imágenes comunes en torno a la homosexualidad y lesbianismo. Incluso, se atreve a deslindarse de los clichés psicológicos que sitúan a la homosexualidad como un trastorno sufrido en la infancia o por periodos de depresión y falta de afección venida, principalmente, de aquella persona que debería colmar los deseos sexuales, amorosos y pasionales “normales” desde la heterosexualidad; ese discurso que clama a la homosexualidad como un periodo “a superar” o un trastorno “a curar” para restablecer el comportamiento normal de las personas desviadas.

Las heroínas de Haynes reivindican la naturaleza de su deseo y de su amor durante un periodo histórico que se preparaba a experimentar el clímax de las luchas por los derechos civiles y sociales de la comunidad LGBT.

La cinta de Haynes reposa por tanto en un proceso lingüístico no oral, lo que hace que el actor siga un complicado proceso de apropiación de su texto. Se trata de una actuación táctil, con ambigüedades, y es que de esta manera se buscó respetar el ritmo de la novela. Blanchett confesó que el director no daba tiempo de repetir varias veces las escenas pero por otra parte había más tiempo para que el actor se compenetrara con el personaje; además, siempre se preocupa por exponer las escenas completas y de esta manera se tiene una visión general facilitando la inmersión en el personaje.

Haynes, reconocido principalmente por Velvet Goldmine (1998), ha destacado por sus controversiales filmes sobre la homosexualidad y por su abierto activismo a favor de la comunidad. El propio Xavier Dolan (Mommy, 2014) ha reconocido en él una fuente de inspiración, aunque con diferencias en su visión del cine queer -término despreciado por el realizador quebequés por considerarlo reductor de público y estigmatizador del género-.

El pasado y la actualidad

En 1952 la Asociación de Psiquiatras Americanos incluyó la homosexualidad en la lista de las enfermedades mentales. Ese mismo año, la escritora Highsmith, estaba triunfando gracias a la adaptación que Alfred Hitchcock había hecho de su primer libro Strangers on a Train (1951). Para su segundo libro The Price of Salt, la autora se vio obligada a ponerse un seudónimo en una colección de publicaciones casi pornográficas. Y es que la historia contaba el amor entre dos mujeres. En este libro, la autora compartió el sufrimiento de la prohibición del amor, la felicidad y la pasión.

Durante la conferencia de prensa, el periodista de Variety le preguntó a Blanchett si éste era su primer romance lésbico, la actriz respondió con otra pregunta: “¿En la pantalla o en la vida real?”. El periodista insistió que si había tenido relaciones con mujeres en el pasado; la actriz respondió con un “sí, en multitud de ocasiones, aunque no sexuales”. Inmediatamente surgieron las risas del resto de los periodistas, porque la actriz apostilló: “seguramente que la prensa sólo va a escribir la primera parte de mi respuesta y omitirán lo segundo”.

La sociedad estadounidense era conservadora y no ha cambiado mucho desde entonces; sin embargo, Haynes está convencido de que eso no será un problema para su difusión y la cinta pasará en su versión integral, sin censura. Por lo pronto se apunta como una seria contendiente por la Palma de Oro.

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