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miércoles, 1 mayo, 2024
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Regresa Van Sant con The Sea of Trees; el film está dentro de la Selección Oficial de Cannes

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Por: AÏDA ANTONINO •

■ La cinta relata una historia sobre la pérdida, tema recurrente en la filmografía del director

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CANNES, FRANCIA. Arthur Brennan (Matthew McConaughey), un profesor estadounidense de ciencias, ha encontrado el lugar perfecto para morir: el bosque de Aokigahara al pie del Monte Fuji, en Japón. Como él, muchos antes lo han escogido con la misma finalidad. Ya en el lugar e iniciado el ritual para poner fin a su vida aparece Takumi Nakamura (Ken Watanabe) un hombre que deambula herido por el bosque. Arthur sin pensarlo va en su ayuda. El objetivo ya no es el suicidio de ambos, sino sobrevivir hasta encontrar el camino que les lleve fuera del bosque.

Al survival paradójico de los dos suicidas se le suma una cadena de flashbacks que explican el porqué de la desesperación del protagonista hasta llegar a tal punto. El viaje de huida del bosque ayuda a Arthur a recobrar el amor por la vida y por su esposa Joan (Naomi Watts).

Con este filme, dentro de la Selección Oficial en la Competición del Festival de Cannes, vuelve el aclamado realizador Gus Van Sant después de tres años inactivo (Promised Land, 2012).

Con guión de Chris Sparling, autor de Buried (Rodrigo Cortés, 2010), Van Sant presenta una historia que habla de la pérdida, tema recurrente en su filmografía (Drugstore Cowboy, Paranoid Park, Restless) y en concreto en su conocida “trilogía de la muerte” (Gerry, Elephant, Last Days).

El bosque de The Sea of Trees es el lugar perfecto para ir a morir. Van Sant declara estar interesado en analizar “aquello fuerte del entorno del bosque” y que se traduce en una historia de contrastes entre la soledad del bosque y el calor de la ciudad; lo sentimental y lo racional; la muerte y la vida o lo material y lo espiritual. En todo caso el bosque se presenta como el lugar de encuentro del ser humano con su propio yo, una especie de descenso a las tumbas y resurgir en forma de viaje catártico que lleva al personaje a apreciar su, en principio, agotada existencia.

Preguntado por el género de su último trabajo, Van Sant lo define como la balanza perfecta entre el terror y el drama. Lo que en un principio puede parecer una película sobre el suicidio termina por ser un canto a la vida una vez se ha lidiado con los problemas, en este caso de un matrimonio disfuncional.

El ganador de la Palma de Oro en 2003 por Elephant, no ha cosechado la acogida esperada, pues las expectativas ante su nuevo -ya creadas con el libreto de Sparling- han desilusionado a los primeros espectadores que han visto en ella una cadena de piezas inconexas que buscan encajar pero no lo consiguen. Y es que tras un absurdo accidente todas las ideas interesantes en un principio se convierten en risibles.

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