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martes, 30 abril, 2024
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No se puede continuar con más de lo mismo.

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

La candidata presidencial de Morena en entrevista para El Financiero, publicada el 14 de abril 2024, así como en declaraciones del 11 del mismo mes, ha señalado que, de ganar las elecciones, su gobierno será uno con “disciplina fiscal y financiera, que defienda la autonomía del Banco de México”, lo que implica que seguirá la misma política del gobierno actual. Más aún, dijo que “vamos a continuar con la Transformación”. Habría que preguntarle de ¿cuál transformación en lo económico se refiere?, pues es la misma política neoliberal que viene predominando desde hace décadas a favor del gran capital, en detrimento del crecimiento económico, como de las grandes mayorías del país.

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Señaló la candidata mencionada que “las decisiones económicas más importantes en el país se han tomado por consenso, y esa es una virtud enorme del presidente y la vamos a seguir” y añadió que “grandes decisiones económicas no se han tomado de manera autoritaria”. Si en realidad las decisiones de política económica fueran democráticas, no seguiría la política neoliberal predominante que actúa a favor del sector bancario-financiero y de las grandes empresas transnacionales y nacionales y que actúa contra los intereses de las grandes mayorías. No tenemos política económica a favor del pleno empleo, no hay política agrícola e industrial, no hay política que reduzca la desigualdad del ingreso y la riqueza.

El mantener la política de austeridad fiscal y no endeudamiento, implicará mayores recortes al gasto público que reducen el tamaño y participación del gobierno en la economía, como la demanda agregada y la actividad económica. Al gastar menos el gobierno para mantener la austeridad fiscal, reduce el ingreso de empresas e individuos, lo que afecta sus finanzas y más por la alta tasa de interés predominante. Ello sobre endeuda a las empresas y familias, lo que restringe su capacidad de gasto e inversión y les aumenta los problemas de insolvencia que llevarán al colapso a la economía.

En la mente de los tomadores de decisiones predominan posiciones dogmáticas, de que la austeridad fiscal es “sana” y que el déficit fiscal y la mayor deuda son malas. Las finanzas públicas deben ser evaluadas no en torno al balance fiscal o su relación de endeudamiento, sino por su impacto en la actividad económica. En los más de 5 años del presente gobierno, tales políticas han configurado un mísero crecimiento de 0.8% promedio anual. Sigue el alto subempleo y la economía informal, los rezagos productivos que presionan sobre precios e importaciones y el déficit de comercio exterior y la dependencia creciente de la economía a la entrada de capitales, para lo cual la política económica se dirige a promover su entrada (con alta tasa de interés, peso fuerte y austeridad fiscal) a costa de no tener política económica a favor del crecimiento económico. Por más política social, los ricos del país son cada vez más ricos. Es cuestión de ver cómo han crecido las ganancias de la banca y de los grandes potentados del país, y como crece la delincuencia ante la falta de oportunidades de trabajo bien remunerado. 

El gobierno no tiene por qué continuar con austeridad fiscal y baja relación de endeudamiento en un contexto de no crecimiento económico, donde no crece el consumo y la inversión privada, y la economía tiene déficit de comercio exterior, donde las importaciones crecen más de lo que se exporta y la producción nacional es desplazada por importaciones. 

El gobierno simplemente tiene que gastar más para impulsar la capacidad productiva y el empleo formal para así aumentar la actividad económica, el ingreso de empresas e individuos, lo que le permitiría recaudar más y así financiar el déficit fiscal impulsor de la economía, y no se caería en mayor deuda. Es el gasto el que genera el ingreso. El gasto es primero y se recuda lo que se gasta, si este gasto se dirige a favor del sector productivo nacional.

La economía requiere incremento del gasto público para poder crecer. El sector privado no podrá aumentar la inversión si la economía y la demanda no crecen, y para ello el gobierno tiene que trabajar con gasto deficitario (gastar más de lo que recauda). 

La responsabilidad del gobierno no es trabajar con finanzas “sanas”, ni con baja deuda, sino responder a los reclamos nacionales de crecimiento económico, alcanzar la autosuficiencia en granos básicos, la preservación del medio ambiente, generación de empleos productivos bien remunerados, generar empleo para todo aquel que lo busca y no lo encuentra, aumentar el componente nacional de lo que se produce en el país, para reducir el déficit de comercio exterior y los requerimientos de entrada de capitales, para poder flexibilizar la política económica a favor de los objetivos nacionales.

La austeridad fiscal y la baja relación de endeudamiento nunca deben ser la principal consideración de una política fiscal, y menos si se dice que se está contra el neoliberalismo pues tales políticas, las han venido impulsando los conservadores desde los años ochenta en el país y en todo América Latina, pues benefician al gran capital, debido a que éste pasa a invertir donde el gobierno deja de hacerlo.

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