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miércoles, 1 mayo, 2024
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Por: RAÚL MORONES HERNÁNDEZ* •

Los cambios en los gustos, preferencias, necesidades y expectativas de los clientes por una parte. Una competitividad global cada vez más acentuada y diversa. Nuevas regulaciones y legislaciones más rigurosas. Cada vez más avanzada tecnología de gestión de negocios. En fin, una creciente gama de factores que influyen en las decisiones, obligan a revisar las prácticas de los empresarios en su afán de crear riqueza.

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Y como bajo estas circunstancias nadie es “todólogo” es también cada vez más necesaria y hasta urgente que los empresarios inteligentes acudan a la ayuda de especialistas como solía hacerlo Henry Ford cuando se le cuestionaba acerca de algún aspecto de su empresa y llamaba a la persona que sabía que le apoyaría para resolver el problema planteado, sabiendo que el propio Ford no tenía talento para resolverlo todo.

Así que es bueno tener los colaboradores internos alineados con los propósitos de la empresa, y además muy especialmente, es estratégico contar con colaboradores externos que por su relación con muchas otras empresas, acumulan experiencias investigando en su campo de especialidad principios de vanguardia, intentan soluciones con métodos novedosos y prueban la eficacia de técnicas innovadoras.

Esos colaboradores externos a menudo llamados “consultores”, “asesores”, “coaches” o “mentores” son muy útiles cuando los empresarios escuchan con apertura mental y sin caer en la tentación de justificar sus prácticas de negocio, que con mucha frecuencia requieren renovarse. Después de todo, a los consultores se les contrata y se les paga para que renueven y aumenten la habilidad de generar riqueza con opciones creativas.

En el ambiente de los negocios hay toda clase de consultores y la gama se abre a medida que el mundo empresarial se diversifica, así que no importa tamaño, ubicación o actividad de la organización, se requieren servicios como el del abogado, contador y fiscalista, y se suman a la lista expertos, los de calidad total, proyectos de inversión, proyectos de construcción, seguridad industrial, mercadotecnia, gestión gubernamental, logística, exportaciones, energía, informática, impacto ambiental, normalización, recursos humanos, etc.

Ahora bien, al contratar los servicios de consultores en cualquier área, es conveniente tener en cuenta algunos puntos de apoyo que de seguro sumarán posibilidades de éxito a los proyectos asignados. Así que pída referencias, solicite la demostración de casos de éxito, respaldo institucional en el campo de especialidad, certificaciones, y sobre todo, actualización continua acreditada.

La consideración anterior obedece a que es frecuente que colaboradores internos que han participado en procesos de implantación como operadores, después decidan dirigir procesos como consultores, lo cual tiene sus bondades pero también sus riesgos. Pero vamos por partes.

Cuando se presenta este caso, lo bueno es haber vivido un proceso comprobando la eficacia de lo que el consultor recomendó, lo cual es muy valioso. Pero no olvidemos que cada empresa es diferente y si no se cuenta con el entrenamiento para hacer la necesaria tropicalización, se corre el riesgo de querer replicar lo mismo y si además se carece de un buen método didáctico que por lo general sucede, las posibilidades de fallar son muy altas.

Por eso conviene la intervención de un externo que además de haber enfrentado diversos estilos, estructuras, culturas, etc., tiene la ventaja de la novedad y, sobre todo, de la credibilidad por no tener más compromiso que dar resultado evitando justificar con otra clase de estrategias la aprobación de los involucrados, como la inclinación por ciertas áreas o personas de la organización.

Analizando objetivamente, también se tiene una limitante inicial, que es el escaso conocimiento de la filosofía corporativa y del modelo operativo en general, pero se poseé la habilidad para asimilarlo de manera rápida e integral, lo que de cualquier forma al final se traduce en un balance positivo, siempre y cuando desde luego, los rasgos de la personalidad y los valores del consultor estén bien definidos.

En síntesis, para las empresas modernas es indispensable el apoyo estratégico de un consultor, llámesele como se le llame, pues acorta caminos, evita los tropiezos por intentar lo que ya se ha resuelto, y sobre todo, acelera el crecimiento y la diversificación tan necesaria para competir en los mercados cada vez más sofisticados y dinámicos, pero llenos de oportunidades grandiosas para quienes se deciden a triunfar en los negocios.

Sobre todo, hay que pensar en que si se han invertido valiosos recursos como dinero, tiempo, relaciones, prestigio, etc., agregar la intervención de un consultor puede ser decisiva y económicamente puede costar muy poco para el beneficio que puede generar.

Hay empresarios que se arriesgan a perder el patrimonio acumulado por no aceptar ayuda profesional por ego y orgullo mal entendido. Como el hotelero que alguna vez comentaba (caso real) que era más fácil reemplazar a los empleados teniendo ya su hotel en operación, pues había muchas personas esperando el empleo. No obstante, cuando quiso reemplazar a sus empleados también tuvo que buscar nuevos clientes, ya que el personal prácticamente los había corrido a todos y entonces ya no tenía ni a unos ni a otros, por no contratar a una intervención en servicio al cliente.

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