La música es un “arma poderosa para hacer de este mundo uno mejor, más transitable, más llevadero”, dijo la cantante oaxaqueña Geo Meneses, a quien la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa hace casi 11 meses le provocó “tristeza y desesperación” que desahogó en el tema Canción de cuna oscura, la cual forma parte de su más reciente álbum ‘Rojo Corazón’.
“En tiempos de desesperanza, lo único que nos salva es el arte, porque es un lenguaje que va del alma al alma, de corazón a corazón”, afirmó en entrevista vía telefónica. “Canción de cuna oscura es mi ofrenda amorosa para las 43 mamás de los normalistas, para decirles que no están solas y que el corazón del mundo las abraza”.
Meneses explicó que el disco, que presentará este 16 de agosto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, ya estaba concluido cuando ocurrió la agresión hacia los estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, en Guerrero, acontecimiento que le generó angustia.
“Soy mamá y cada noche después de arroparlo y dejarlo dormido (a su hijo), sentía gran ansiedad pensando en el dolor de cada una de estas mamás (de los normalistas). Imaginaba no poder tener cerca, mirar y abrazar a mi pequeño. Eso ya era enfermizo y enloquecedor. Tenía que desahogarlo, decir lo que estaba sintiendo”.
Ante esa necesidad, se comunicó con su amiga compositora y cantante venezolana Neiffe Peña. “A los tres días me llamó con la letra de la canción. En una semana estábamos en el estudio nuevamente grabando” el tema, cuya música fue compuesta por Abraham Barrera, director musical del disco y arreglista.
Así fue como Canción de cuna oscura se sumó a ‘Rojo Corazón’, un material que dedica como “homenaje secreto a Lucha Reyes, Lola Beltran, ‘Chayito’ Valdés y Miguel Aceves Mejía”, cuyo repertorio lo integran además 11 temas del “cancionero popular y vernáculo de México, latidos musicales que dialogan con mis emociones”, un disco relacionado no sólo con “recuerdos de la historia de nuestro país”, sino de su vida personal.
“Canciones que escuchaba desde que era una niña”, dijo, como El Pastor –de los Cuates Castilla- un huapango que la traslada al tiempo en que tenía tres años, cuando su mamá decidió emigrar de Oaxaca, “abandonar sus cielos azules intensos, sus montañas fortaleza, su aire fresco”, y venir al Distrito Federal, “enfrentarme a lo gris del asfalto, sus sonidos nuevos, la soledad y la melancolía, el miedo de venir con mi madre de la mano a enfrentar la vida y a ganárnosla también. A conquistar esta ciudad de México”.
Por otro lado, Rogaciano el huapanguero -de Valeriano Trejo- “es un tema que dedico a mi padre, quien falleció meses antes de que entrara al estudio a grabar”, explicó. Además está La Chancla – de Cuco Sánchez- “una de las canciones más antiguas de nuestro país, del siglo XX” o Traigo un Amor – de M. Esperón y E. Cortázar- “que para mí es una declaración pública del deseo”, Guanábana -de A. García de León-, No volveré -de Manuel Esperón-, entre otras más.
Son piezas que “sin querer las llevamos en las venas, en los genes, son canciones que sin saber cuándo, ni cómo, ni dónde, ya están en nuestra memoria, y me enamoraron”, dijo la intérprete de huapango, son huasteco, son jarocho, boleros, entre otros, géneros elegidos “por amor a mis raíces, a la tradición”.
“Es un disco entrañable, porque a través de la interpretación de las canciones conecté con momentos muy especiales de mi vida, como mujer, como ciudadana, como ser humano”, expresó la artista formada en el Instituto Mexicano de la Música y el Conservatorio Nacional de Música, para quien “a través del arte podemos hacer un cambio de consciencias reales, porque toca lo sublime, lo espiritual”.
Para la presentación en vivo de ‘Rojo Corazón’ el próximo domingo, Geo Meneses contará con la participación de 13 músicos, entre ellos el violonchelista César Martínez, el percusionista Raúl Oviedo y al contrabajista Aarón Cruz, además del grupo de Son Jarocho Caña Dulce y Caña Brava y el cantante Eduardo Ríos.
Será “un encuentro con la sensibilidad y las emociones”, dijo Geo, quien detalló que canta “por una necesidad del corazón de transmitir, de decir con música lo que amo y lo que me duele también”, como en caso de Canción de cuna oscura acerca de los hechos en Ayotzinapa a los que calificó como “una herida latente, sin fronteras”.
