Hoy el Poder Legislativo de Zacatecas tiene la posibilidad histórica de reivindicarse en el reconocimiento de los derechos de las identidades de género y aprobar el matrimonio igualitario. En la pasada ocasión que se puso a debate y votación fue un fracaso el avance: se impuso la fuerza del conservadurismo. La incidencia de la jerarquía clerical con las cabezas del gobierno logró asegurar una votación a favor de la negación de los derechos. Pero ahora la situación es distinta.
Con las resoluciones de la corte la votación a favor es prácticamente obligada: el margen de mantener la negativa al derecho de las parejas del mismo sexo a formar una familia con todos los derechos de ley es muy corto (o nulo). Esto es, la votación casi es un voto de obra consumada. Lo cual significa que votar en contra en esta circunstancia es un despropósito político. Y como el comportamiento de los políticos se regula por las circunstancias, es altamente probable que la votación que se logre el día de hoy sea positiva. Las fuerzas anti-derechos están en minoría, pero son aguerridas: harán lo imposible para volver a salirse con la suya. Es muy posible que vuelvan a usar la incidencia de la jerarquía clerical para promover el voto en contra. Y sabemos de la cercanía de la iglesia con la familia gobernante, la pregunta es, ¿esta ultima se va a exponer a un escarnio nacional por rechazar derechos en un contexto político donde esa votación carecerá de valor en un juicio de amparo? Creemos que la respuesta es ‘no’. Antes que ‘católicos’ son políticos.
En pocas palabras: los astros políticos del destino se alinearon a favor de los derechos. Pero como en política todo puede pasar faltando 15 minutos para el destino, no podemos ignorar la capacidad de incidencia de los atores del integrismo y los señores de la oscuridad. El chantaje es su moneda de cambio: amenazan con apelar a la conciencia conservadora de la tradición novohispana de la sociedad zacatecana que, se cobraría electoralmente los votos progresistas. Fantasmas: apelan a meros fantasmas. Ese chantaje ya no funciona. La mayoría de la población de Zacatecas no está atada a dicha tradición, y ven con buenos ojos reconocer (por fin) los derechos homoparentales. La batalla cultural se ha ganado: ahora resta que se traduzca en victoria política. La puja en la arena de la cultura ha sido lenta y ardua. Los colectivos de feministas y LGTB han promovido festivales, desfiles, conferencias, libros, documentales, debates, y un sinfín de acciones que han logrado cambiar la percepción del tema en una parte importante de la población. Y el efecto de este triunfo en el ámbito cultural es el avance en leyes y políticas a favor de sus derechos. En otras palabras: el triunfo es producto de la lucha social de los actores y no a la conciencia de la clase política.
