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viernes, 29 marzo, 2024
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El ser docente y el docente como SER

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Nadie educa a nadie, nadie se educa
a sí mismo, los hombres se educan entre sí
con la mediación del mundo.
Paulo Freire

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Es de suma importancia el que se llegue a considerar a la educación como una actividad eminentemente social, considerándola así, se entrelazan los sentimientos, los pensamientos, la razón, las aspiraciones, las tendencias y mucho más. Entender que los padres son los primeros maestros de sus hijos, y los maestros los segundos padres de sus alumnos, implica el considerar que familia y centros educativos deben estar en el mismo cuadrante, pero en diferente sintonía. La familia educa de una manera no formal –esto no significa que sea informal-, lo que es cierto, es que dicha educación podrá condicionar a la educación formal –la que se ejerce en los centros educativos, la escolarizada-.

Históricamente, las mal llamadas escuelas, por lo general, han asumido el rol de “enseñantes”, dejando un tanto de lado el de “educar”, es aquí donde se presentan ciertas inconsistencias puesto que, muchos docentes piensan que la educación se mama en casa y la enseñanza en la escuela. En sí, se piensa que los maestros solo tienen la función de enseñar a los alumnos y que la familia es quien debe educarlos –como si los hijos fueran una cosa y los alumnos otra-.

Fernando Savater en su obra “El valor de educar”, describe a la sociedad como la que exige a los maestros que sean lo correctores de los males que la sociedad misma padece, además, el citado autor describe a los maestros pesimistas como los que hablan mal de la educación, sin embargo, dice, los maestros optimistas hablan bien de ella, incluso, estudian tanto a la educación como a la sociedad; agrega además que los maestros pesimistas podrán ser muy buenos domadores pero no así, buenos maestros. Un tanto para reafirmar lo que hasta aquí se ha dicho, y, para ejemplificar acerca de cuál es la idea que la sociedad tiene de los maestros, enlistaré tres casos surgidos de la realidad:

Primer caso:
Jorge Luis Borges aseveró que su educación se había visto interrumpida cuando él entró a la escuela, agregó además que lo único que recuerda de la escuela es el sometimiento, la alienación y enajenación – ¡vaya forma de educar! -; por sus declaraciones, hace suponer que no experimentó esa sensación de libertad, misma que debería garantizar todo centro educativo. Agrego, la acción educativa no debe priorizar el manejo de los contenidos curriculares, dado que ello, ocasiona desinterés en el educando y, lo que puede ser peor, rechazo a ser sometido; la educación es otra cosa, es la actividad que fortalece tanto la dimensión humana como la cognitiva, la que hace saber a los educandos, que son parte importante de la sociedad y que su formación ayudará en gran medida al crecimiento de la sociedad en la cual se encuentran inmersos.

Segundo caso:
cierto día, se encuentran dos excompañeros de preparatoria, el encuentro fue efusivo puesto que, aparte de ser buenos amigos, llevaban varios años sin comunicarse; uno le pregunta al otro sobre la profesión que había estudiado, éste le responde con cierta arrogancia: “soy médico”, además, estoy a punto de iniciar una especialidad, en tanto “el médico” le pregunta a su excompañero con qué profesión contaba, le responde, “soy maestro”, con un tono de exclamación le dice “el médico”, ¡Pero por qué estudiaste para maestro si tú eras muy inteligente!

Tercer caso:
Cierto día llegan a la dirección de una Escuela Normal Rural, una señora acompañada con su hija, pide hablar con el director, al ser atendido por él, la señora le pide que le acepte a su hija ya que ella intentó ingresar a la universidad para estudiar medicina y dado que no fue aceptada, agrega la señora, pienso que su cabeza no da para más y es por eso que quiero que estudie de perdido para maestra.

¿Cuál es la idea o imagen que se tiene del maestro?, tal vez las respuestas estarían muy diversificadas, lo cierto es que, la sociedad lo concibe por lo general como un sujeto que enseña a los alumnos, y que éstos solo están para aprender lo que se les enseñe; incluso, cuando se le pregunta a un alumno sobre algún tema, de inmediato surge la respuesta “eso no me lo enseñó el maestro”, ¿el maestro está para enseñar al alumno? o solo es un mediador entre él, el contenido y el alumno para que este último construya el aprendizaje que le sea significativo. Es necesario que concibamos que el docente como SER, cumple o debería cumplir con muchas más funciones aparte de las de enseñar –si solo se dedicara a enseñar, entonces sólo sería un docente-.

Lamentablemente durante el período neoliberal, la educación se deterioró puesto que los espacios físicos no eran centros educativos, hoy, solo siguen siendo escuelas, cierto es que la educación pública no está acabada, solo se encuentra abandonada y en su mayoría, con maestros que más se preocupan por cumplir con las exigencias burocráticas que por promover realmente el aprendizaje de los alumnos.

Es así como el sistema educativo y los maestros con verdadera vocación, han luchado contra corriente puesto que todavía impera el sistema educativo mercantilista, mismo que ha sumido a la sociedad, sujetando y posesionándose de los actores del hecho educativo.

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