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miércoles, 1 mayo, 2024
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Congruencia y equidad

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Por: admin-zenda • ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO • Admin •

Si esperamos el tiempo suficiente cualquiera de nosotros se contradecirá. Quizás, como dicen que dijo Heráclito, porque “nadie se baña dos veces en el mismo río”, y nadie es el mismo siempre. Y si la identidad personal cambia, junto a ella fenecen hábitos y convicciones. Según leímos el 28 de mayo de 2009, en las páginas de El Sol de Zacatecas, Jorge Miranda, en aquel entonces secretario de Finanzas del amalismo, declaró que le parecía absurdo y peligroso, así como irresponsable, cargarle al pueblo de México con nuevos impuestos las ineficiencias de un problema económico de Estados Unidos. Parecía tener muy claro que esa medida inhibiría el consumo, y por tanto, el crecimiento económico del país. Recientemente, en los diarios locales (e.g La Jornada Zacatecas 08/12/16), el secretario de Finanzas del gobierno tellista, Jorge Miranda demostró que el presente gobierno sí hace las cosas diferentes cuando declara que, de no aprobarse los nuevos impuestos propuestos en la Ley de Ingresos, el gobierno del estado se verá en la necesidad de despedir docentes, burócratas, enfermeras o médicos. Su convicción de que elevar los impuestos, e incrementar muchos de los ya existentes, es la solución de los problemas es tan honda que afirma, convencido, que si se aprueban el déficit en gasto educativo se resolvería al 100%. No todo se resuelve con “gestión” porque esos ingresos no son fijos.  El cambio en las ideas, sin embargo, no tiene por requisito tardar varios años, puede acontecer en el curso de una conversación. De acuerdo a Said Samán Zajur, contralor interno de la UAZ, la contratación de un hotel para albergar estudiantes no requiere licitación, porque es con recursos propios. A lo que de inmediato añade que si el costo es superior a 1, 250, 000 se deben hacer tres cotizaciones a sobre cerrado, pero, no deja de decirnos, es probable que el rector ya lo haya hecho. Se puede apreciar que las ideas son tan caóticas como las olas del mar. Se habla de una normatividad interna de la UAZ, pero no se ofrece ninguna precisión al respecto. Lo que es público, las normas que están consignadas en la Ley Orgánica de la UAZ, es que el rector propone el presupuesto de ingresos y egresos (21,VIII), y lo ejerce en los términos aprobados por el Consejo (21, X), ya que el Consejo Universitario debe conocer y decidir sobre todos los ingresos de la Universidad (17, XI-XII). Por lo tanto el gasto en alojamiento de estudiantes, con la licitación respectiva, así como los anteriores gastos en rentas, debe estar consignado en los presupuestos anuales de egresos. Si vemos el “proyecto de presupuesto” que aparece en la página de la UAZ, y que seguramente es el que aprobó el Consejo, el capítulo en el que podemos localizar una mención de esas rentas es, quizá, aquel que aparece en la página 21 bajo el título “Transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas”, en el que se dice que se aplicaran 7986430 pesos en “becas y otros apoyos”. Sin desglose por conceptos. Es todo. El Rector ejercerá eso en “becas y apoyos”, al parecer, sin más límites que su imaginación. Quizá no hemos sabido leer el presupuesto, quizá está “ahí” el manejo claro del recurso, pero nuestros propios límites intelectuales nos indican que existe, al menos, un rasgo de opacidad y confusión en la presente administración universitaria. En el libro de José Octavio López Presa Corrupción y cambio (FCE (1998) México), en la página 21 se dice respecto de la corrupción: “En todos estos casos se genera un daño social, ya sea porque el Estado acaba por adquirir o más costosos o de menor calidad; porque se violenta el estado de derecho y la justicia se inclina contra los que menos tienen; por la perdida de ingresos públicos; o porque se otorgan derechos a quienes, en principio, no reunían las condiciones normativas para merecerlos”. La corrupción consiste en la obtención por parte de un individuo o de un grupo específico, de amplios beneficios a cambio de un engaño que todos pagaremos. En gran medida esa es la percepción que se tiene respecto de los nuevos impuestos de la administración tellista y de las medidas de austeridad que está tomando la nueva administración universitaria. En ambos casos existen las sospechas, fundadas, de que unos pocos se han enriquecido y que las presentes crisis son resultado de ello, pero dada la condición depauperada de la economía mexicana en el contexto mundial, no queda de otra que cargarle las facturas a los indefensos. Las contradicciones en los discursos son el síntoma  de una estrategia para confundir y echar sobre las pillerías del pasado el manto del olvido, al tiempo que se culpa al mal funcionamiento de la economía, a la ineptitud en otras esferas o a la simple fatalidad la necesidad de que todos cooperemos para salir de la situación de estrechez económica. Ante ello nos quedan, a los ciudadanos de a pie, dos cosas: 1.- el ejercicio de la memoria, para recordar a cada paso los nombres y actos de los culpables, 2.- el apetito de justicia, la invariable convicción de que los culpables paguen sus actos en esta vida. ■

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