17.8 C
Zacatecas
viernes, 17 mayo, 2024
spot_img

Iglesia católica, homosexualidad y homosexuales

Más Leídas

- Publicidad -

Por: P. Aurelio Ponce Esparza • admin-zenda • Admin •

Mucho se ha dicho sobre el tema de la Iglesia y los homosexuales, opiniones diversas se entrecruzan en el amplio horizonte de los medios de comunicación, especialmente los medios digitales, que se han convertido en areópagos virtuales en donde cada uno expone sus puntos de vista. Esta diversidad, en ocasiones, no permite tener una idea clara sobre el asunto y, de modo particular, saber lo que realmente dice la doctrina católica sobre el tema.

- Publicidad -

Esto es importante porque con frecuencia  al Papa se le atribuyen cantidad de afirmaciones que él nunca ha dicho o se sacan de contexto otras para hacerlo decir lo que en realidad no dijo; se toman de manera aislada opiniones de obispos como si fueran la voz autorizada de la Iglesia, se cita a sacerdotes que hacen comentarios en un sentido u otro, sobre todo se busca polemizar y vender una noticia presentándola con sesgo amarillista. Ante este panorama podemos preguntarnos ¿qué es lo que realmente enseña la Iglesia sobre la homosexualidad y los homosexuales?

Una de las fuentes a donde podemos acudir seguros para descubrirlo es el Catecismo de la Iglesia Católica, se trata de un documento que ofrece una síntesis autorizada de la doctrina de la Iglesia. Su valor radica en que ofrece la doctrina partiendo de la enseñanza bíblica, con el aporte de los padres de la Iglesia, la reflexión de los teólogos y el testimonio de los santos; de modo que es un verdadero compendio de la fe cristiana. Un cristiano o cualquiera que pretenda saber sobre la fe católica deberá acudir, en primera instancia,  a este documento de la Iglesia.

El Catecismo presenta una muy buena síntesis sobre el tema. Primero distingue entre la homosexualidad, los actos homosexuales y las personas homosexuales. Esto, de entrada, ofrece una gran luz sobre el tema y nos previene de generalizar posiciones u opiniones aisladas de algunos. Afirma que los actos homosexuales son en sí mismos desordenados porque contradicen la ley natural, cierran el acto sexual al don de la vida y no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. Otra cosa son las personas que en distintos grado experimentan una atracción por los de su mismo sexo, dice que hay que acogerlos con respeto, compasión y delicadeza; evitando cualquier signo de discriminación.

Las personas homosexuales están llamadas a la castidad mediante virtudes de dominio de sí, el apoyo de amistades sinceras y honestas, la oración y la gracia sacramental. Es decir, los medios que tenemos todos los cristianos para alcanzar la perfección cristiana, esto es, la santidad, vocación última y definitiva de todo cristiano. En síntesis, esto es lo que enseña el Catecismo de la Iglesia.

En este contexto hay que leer el comentario del Papa, por ejemplo, sobre el que no hay que juzgar a las personas homosexuales, el Papa dijo una gran verdad y es lo que dice el Catecismo, pero no significa que el Papa, entrevistado  durante un vuelo, esté cambiando la doctrina de la Iglesia y apruebe la homosexualidad, que es la lectura que muchos, en aquel momento, quisieron darle. El Papa dice que no se puede juzgar a una persona por sus preferencias sexuales, la conciencia es algo tan íntimo y sagrado, que sólo Dios y la persona misma tienen acceso a ese ámbito. Esto lo que el Papa expresó, pero de eso no se sigue que en automático el Papa cambie la doctrina de la Iglesia.

Los actos homosexuales siguen siendo desordenados en sí mismos, siguen contradiciendo la naturaleza de la persona, siguen estando cerrados a la transmisión de la vida. Esta posición parte de la visión que la Iglesia tiene del hombre; a quien considera en su totalidad e integridad, el hombre es una realidad inabarcable, incluso para sí mismo, por eso es normal que a la hora de intentar entenderlo o definirlo se opte por dividirlo, convirtiéndolo en un simple objeto de estudio, olvidando la gran riqueza de la unidad en la persona humana.

La Iglesia ni rechaza ni condena a las personas homosexuales, pero tampoco busca adaptar su doctrina a las ideologías de moda, la enseñanza de la Iglesia no es moneda de cambio, no se rige por lo políticamente correcto o lo que es popular. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -