El esquema de trabajo a través de la cual se generó lo que hoy conocemos como el Sistema Nacional Anticorrupción, se sintetizó en las dinámicas de la gobernanza y el gobierno abierto, ambas con el énfasis en la participación ciudadana y la apertura democrática. Esto contribuyó a que el modelo inicial mejorara, incorporara la visión de expertos, académicos, activistas, del sector social y privado, a la iniciativa discutida en el Senado de la República.
Lo dicho el pasado lunes por el gobernador Alejandro Tello, tiene una identidad clara con este proceso. La narrativa y el lema mismo del gobierno que ya encabeza es el de la gobernanza: trabajemos diferente, expresa la intención de concebir a la administración como equipo, y sus referencias al acompañamiento ciudadano en su tarea pública, han sido la constante en su mensaje, este doce de septiembre.
La intención es clara, y apunto con responsabilidad, plausible. Ha hecho eco del desgaste que los conceptos “gobierno”, “política” y “políticos”, tienen entre la ciudadanía y se ha propuesto mejorar la percepción a través de instrumentos que, utilizados con creatividad, inteligencia e iniciativa, serán efectivos: transparencia, honestidad, participación ciudadana y democracia directa.
Importante es destacar que dichos elementos, con un manejo proco profesional, pueden dar resultados contrarios a los que se pretenden, por ello, habrá que estar al pendiente de las estrategias y políticas públicas que se pongan en marcha con esa visión.
La concepción de la problemática es acertada. La corrupción no es un fenómeno que en exclusiva atañe al gobierno o al sector público, en su realización interceden múltiples actores y factores; por eso mismo se ha propuesto una estrategia de combate articulada más allá de mecanismos aislados, he ahí la razón de crear un Sistema Anticorrupción, y no exclusivamente instancias responsables.
Ese mismo día lo expresaba Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana: “Es importante entender que la corrupción funciona en redes. Dejemos atrás la idea de que son dos actores”.
Aquí hay un consenso hasta el momento en torno a la idoneidad de la estrategia, que nos abre la puerta para la coparticipación activa y democrática a todos. Es el momento de que nuestras críticas, análisis y propuestas se encaminen a través de las vías institucionales para construir un sólido conjunto de ideas que le dé pie a este entramado institucional que nos permita combatir con eficacia el fenómeno que, cada día más y más mexicanos y zacatecanos, reconocemos como el cáncer que en gran medida, nos impide alcanzar nuestros objetivos y fines.
La propuesta que viene del Sistema Estatal Anticorrupción, permite el funcionamiento plural y coordinado de varias instituciones que a su vez contribuirán a que el acceso a la información, la participación ciudadana, la transparencia, la rendición de cuentas y la justicia, embonen en una dinámica virtuosa contra la opacidad, corrupción, impunidad y desprestigio de nuestra expansiva democracia actual.
Remito a John M. Ackerman, en “Más allá del acceso a la información”: “El acceso a la información, la transparencia, la rendición de cuentas y el Estado de Derecho se retroalimentan entre sí de forma integral y se dirigen hacia un solo fin: la construcción de un sistema apolítico más justo y eficaz.”
Sin embargo, todo ello no será posible si no somos partícipes, desde el rol que nos corresponda en la sociedad: funcionarios, servidores públicos, militantes de causa y/o partido, legisladores, empresarios, activistas, estudiantes, universitarios, académicos, periodistas, o ciudadanos en general.
Tal como se dio en el proceso de creación de las normas electorales que permitieron avanzar en la confiabilidad de nuestros procesos políticos, y en el que la lógica que predominó fue el de la gobernabilidad plural, considerando para su redacción e instrumentación a partidos políticos, en el que éstos eran el centro de las mesas y la ciudadanía, en la que ésta era la garantía, hoy corresponde invertir las posiciones y hacer de la sociedad el eje que le dé forma y contenido a la estrategia anticorrupción.
El gobernador Tello Cristerna, hace eco de ello en su concepción de gobierno. Y es por ello mismo que habrá que consolidar estas ideas en la práctica juntos, en una relación de colaboración por Zacatecas con respeto a las funciones que a cada quien corresponden y en plena apertura y transparencia.
Cierro, reiterando la importancia de la incorporación de la ciudanía a ésta estrategia, una vez más con Ackerman, que en la misma obra, apunta: “Aun si todos nuestros servidores públicos fueran pro-activos y comprometidos con la rendición de cuentas, no sería suficiente. Haría falta también contar con una acción social decidida, organizada y arrojada para alcanzar el ciclo virtuoso y el nuevo equilibrio de alto rendimiento que necesitamos”. ■
@CarlosETorres
*Miembro de Impacto Legislativo, OSC parte de la Red por la Rendición de Cuentas
