Una huelga es un mecanismo de presión, que tiene un gremio para conseguir alguna meta u objetivo, el riesgo, es que no se lleguen a acuerdos y se halla sometido a un desgaste físico y económico al colectivo sin éxito.
La Universidad Autónoma de Zacatecas, se encuentra en su proceso de revisión contractual, tanto con el sindicato de trabajadores, el STUAZ, como con el sindicato de académicos, el SPAUAZ, ambos, buscando mejoras en las condiciones laborales de sus agremiados. Existen conflictos contractuales, que la administración no ha podido cumplir, derivados del déficit presupuestario que arrastra la universidad de forma sistemática y que no ha podido resolver de fondo, lo que lleva a las administraciones rectorales a gestionar de forma continua, recursos extraordinarios para solventar los compromisos con ambos sindicatos.
Es de reconocerse, el trabajo que la actual administración ha realizado, para disminuir los pasivos financieros que tiene la institución, pero de igual forma, hay que reconocer que la carga que viene arrastrándose de administraciones anteriores, es imposible de solventar y no por falta de voluntad, como podrían alegar alguno, sino por la falta de recurso, que recordemos, primordialmente viene de la federación.
Presionar a las autoridades universitarias mediante una huelga, no hará nada más que empeorar las cosas, la fuente de recursos para poder solventar las demandas del SPAUAZ, (justas, cabe decir) es la federación y la federación tiene un conflicto con las universidades públicas, y más con aquellas que participaron en esquemas de desvío de recursos como la Estafa Maestra, en donde miembros de nuestra institución se vieron involucrados y esto no ha sido aclarado totalmente.
A principios de este sexenio, un grupo de universidades públicas del país, amenazaron con ir a huelga, pidiendo incrementos sustanciales a los presupuestos universitarios. La respuesta del presidente fue más que clara, “aunque paren el país, no vamos a caer en chantajes”. Ante esa severidad, pensar que la UAZ se beneficiará de una huelga para la obtención de recursos, es más que fantasioso.
¿Entonces para qué promover con tanta insistencia la huelga? Bien dicen, que piensa mal y acertarás, pero demos el beneficio de la duda a los compañeros del SPAUAZ, creyendo, que realmente buscan mejorar las condiciones de los académicos de la universidad. Lamentablemente, la huelga, en estas condiciones, no servirá de nada y simplemente traerá consecuencias negativas para los universitarios, los prestadores de servicios y para todos aquellos que se benefician del día a día de las actividades de los miles de universitarios.
Hay que mencionar, que no todos los trabajadores tenemos los mismos beneficios, y que hay que analizar profundamente el contrato colectivo, que, a mi parecer, necesita reconocer que hay dos clases de trabajadores por la edad de ingreso, los beneficios laborales con los que cuentan los antiguos docentes, distan mucho de aquellos de los docentes nuevos, que, para iniciar, no cuentan con un sistema de jubilaciones igual.
Hace falta sentarse a trabajar para encontrar una estrategia que permita a la administración disminuir el déficit presupuestario en conjunto con los sindicatos y la federación, pero la huelga, no es la vía a la solución.
