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martes, 30 abril, 2024
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Tres cuerpos

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

En forma muy general, se puede sostener que las sociedades humanas atraviesan por periodos de estabilidad e inestabilidad. Durante los periodos de calma relativa se genera riqueza social que, de una u otra manera, bien o mal, se distribuye. Cuando aparecen los tiempos de desintegración los problemas más acuciantes son dos. Por un lado, se intenta saber qué causó los conflictos, por el otro, la pretensión es apaciguar los ánimos para disminuir la destrucción de la riqueza. Por supuesto, el concepto de “riqueza social” no se reduce al de dinero o crédito, sino que debe concebirse en sentido lato, pues incluye también la infraestructura, la tecnología, el arte y las artesanías, así como los resultados de la actividad científica. Todo aquello que contribuya a mejorar las condiciones de vida y que las guerras civiles, las revoluciones, las revueltas y las rebeldías consumen sin miramientos. Si se acepta que la historia humana es un vaivén entre la uniformidad y la catástrofe, entonces una teoría de la historia ha de explicar el origen de esas calamidades. Por supuesto que hipótesis al respecto las hay, y muchas. Algunas postulan que ese oscilar conlleva un destino, cuyo advenimiento pueden predecir, aunque no con mucha certeza. Sin embargo, abundan los errores, fanatismos y escepticismos. Lo que a veces no parece quedar claro es que muchos de los problemas que recorren la sociedad están ligados a condiciones naturales que producen una situación cuyo planteamiento y solución no dependen de voluntarismos, i.e., de acuerdos entre las partes. En la serie de televisión titulada “El problema de los tres cuerpos”, cuyo guion se basó en la novela de título homónimo escrita en chino por Liu Cixin en 2006, traducida al inglés en 2014 y al español en 2016, se plantea la cuestión de la desintegración de las sociedades y el avance tecnológico de manera que queda ligada a configuraciones naturales. Como bien se sabe, Alfa Centauri dista del sol 41.2 billones de kilómetros (4.36 años luz) y consta de tres estrellas: Próxima Centauri (una enana roja), Toliman y Rigil Kentaurus. Al estar ligadas por su masa, forman un sistema gravitacional de tres cuerpos. Aquí comienza la imaginería: un planeta habitable, de nombre “X”, existe en alguna parte en el espacio definido por el campo gravitacional de las tres estrellas. De acuerdo a la astronomía matemática, si se conoce el campo gravitatorio se puede determinar la evolución del sistema, y en particular establecer si habrá configuraciones estables o inestables. Por la manera en que se construye la situación novelada, la evolución de la vida en el planeta X queda definida por las disposiciones geométricas de los tres soles. En alguna posición producirán una temperatura elevada en la superficie de X, en otra un frio asesino. Con suerte, se alinearán los tres soles de modo que producirán un campo gravitatorio atractivo que lanzará a la frialdad del espacio a cierta cantidad de nativos de X. Y así sucesivamente. Por lo tanto, los habitantes de ese planeta tienen interés en determinar si su sistema solar tiene configuraciones estables a largo plazo, o cuando menos predecir las inestabilidades. Primero desde una perspectiva mágica, a través de brujos y ensalmos. Después mediante reflexiones metafísicas y por fin con el uso de la ciencia. Esta sucesión, que se retrata en la novela mediante etapas en un videojuego, es la “ley de los tres estadios” de Auguste Comte. Entonces, según el autor, la ciencia surge de manera lenta debido a las condiciones que imponen los soles. Resulta claro que, como elemento objetivable de la novela, se concibe que el desarrollo del conocimiento, de la ciencia, para que tenga un impacto no sólo en el bienestar sino en la posibilidad de supervivencia de una sociedad, debe ser acumulativo y uniforme. De otro modo, en esa carrera por la supervivencia en el cosmos, las sociedades más atrasadas serán conquistadas o erradicadas. Aquí aparece la solución del autor a la “paradoja de Fermi”. Si la vida es tan común en el universo ¿por qué no se ha encontrado? Pues porque esas civilizaciones se esconden las unas de las otras para evitar ser sometidas. Aquí queda claro cómo se relaciona el conocimiento con la supervivencia, pues tener una mejor tecnología permite construir más y mejores armas. Es una proyección de la guerra fría al universo o, para decirlo de otra manera: el universo es el escenario ideal de la teoría de los juegos de Von Neumann. Ahora bien, hay también una disputa filosófica de fondo. El uniformitarismo, la doctrina que preconiza el desarrollo lento, gradual y acumulativo de la naturaleza y del saber, es una posición metafísica que tiene por contraparte el catastrofismo. Desde el punto de vista de esta otra doctrinase asume que la evolución tiene lugar por saltos, por discontinuidades, y que de manera cíclica el orden natural se reconstituye a si mismo. Tales posturas tienen un reflejo político bien establecido a partir del siglo XIX, la era en que el cambio revolucionario, por las armas, se asentó como parte del pensamiento acerca del poder, su ejercicio y legitimación. ¿Cómo se resolvió el problema político de los tres cuerpos? Mediante la huida en busca de conquistar otros mundos.

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