■ palíndromo
Hace alguna semanas señalábamos que dadas las condiciones económicas de la administración capitalina, sus problemas financieros, el poco tiempo que tendrá el presidente municipal electo para gobernar y entregar resultados a las y los ciudadanos, antes del inicio del próximo proceso electoral y concretamente de las campañas políticas para la elección federal y la local, resultaba unos comicios extraordinarios poco atractivos para partidos o aspirantes.
Morena, escribíamos en aquella ocasión, tenía elemento adicional en contra de la elección extraordinaria; participar implicaría validar una sanción electoral que buscarán aplique el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación llegado el momento a Andrés Manuel López Obrador. Se han declarado en “huelga” electoral y no participarán.
Por su parte el PRI, comentábamos que corría el riesgo de generar en la ciudadanía la percepción de haber ganado en la mesa lo que no pudo ganar en las urnas. Elevado riesgo que de ganar contaría con muy poca legitimidad y podría perjudicarle más con el electorado de miras a la cerrada elección presidencial del 2018, que los posibles beneficios. Situación que además podría configurarse como un ingrediente para que un aspirante de oposición en el 2018 ocupe la alcaldía durante los últimos tres años de la administración estatal.
Es claro que el PRI se la está pensando, incluso su mejor perfil para la capital se ha negado a participar.
Por su parte, a la alianza PAN – PRD también ha sido despreciada por algunos posibles candidatos. No resulta, por ningún lado, atractiva políticamente ni a corto ni a mediano plazo. Cualquiera que llegue sólo podrá administrar las dificultades financieras y los problemas sociales, que no resolverlos.
Y si a esto le sumamos que ante las dificultades financieras del estado y los municipios, y el limitado crecimiento económico de la entidad, la elección extraordinaria, de acuerdo al INE y al IEEZ, costará poco mayor a los 17 millones de pesos, resultan unos comicios a todas luces desafortunados.
Los partidos políticos tendrán que cargar con el estigma de ser los responsables de que esos 17 millones de pesos, los cuales pudieran haberse dirigido a la atención de otras necesidades más urgentes y relevantes, se tengan que destinar a las desprestigiadas campañas políticas, pese a que para los organismos partidarios sólo se les contempla destinar poco más de 800 mil pesos.
Ante esto comienza a discutirse el tema de la viabilidad económica, ética y moral de una costosa elección para tan poco tiempo, y si en ese sentido podría resultar más sano políticamente dejar a los concejales actuales. Pero finalmente el tema no es económico, ni ético, ni moral, es sencillamente legal.
Para la elección extraordinaria, no hay elección. Es un mandato de una autoridad, de la máxima autoridad jurisdiccional en la materia, que las instituciones electorales deben acatar, sin importar si los partidos deciden coaligarse, formar alianzas, formar un gobierno de coalición.
Es, finalmente un acto que no puede suspenderse, so pena de dañar severamente a nuestra democracia y sistema electoral y de partidos. Sin duda habría una mayor perdida para nuestra democracia no realizarla que llevarla a cabo y asumir los costos económicos y las responsabilidades morales y éticos que esto representa.
Y es que más allá de una cuestión monetaria, es una situación de derecho, de legalidad, de respeto a las leyes y a las instituciones, pero además, no olvidemos que las elecciones extraordinarias por nulidad es un mecanismos que se planteó y legisló como sanción para procesos electorales en los cuales se registraran violaciones graves a los principios democráticos establecidos en la Constitución.
Es decir, su función fue motivada para proteger y asegurar elecciones libres, competitivas y justas. Pensar en incumplirlas, es atentar contra éstas y contra la legalidad. El tema deberá ser no si se realizan o no, es cómo legislar o normar los vacíos, efectos o alcances que no fueron considerados.
Finalmente, y cambiado radicalmente de arena, la visita de Donald Trump a México le dio un importante respiro a su campaña presidencial, situación que no fue condenada no sólo a nivel nacional sino en varios países que vieron con molestia, como la presidencia de la república le abría las puertas a un personaje que podría resultar un peligro internacional.
Sin embargo, también disipó afortunadamente las dudas para un sector norteamericano de que pudiera ser un buen jefe de estado. Confirmó que es un personaje visceral, irreflexivo e imprudente, que no obedece a la razón, sino a su humor, lo que ha mantenido a Hillary Clinton en las preferencias.
No obstante, el debate del próximo domingo entre los contendientes a la Casa Blanca acapara las miradas de la comunidad internacional. Pese a que se han pactado tres debates, éste segundo podría ser el que amplíe la ventaja a favor de la ex secretaria de estado Norteamérica y perfilarla hacia el triunfo o acercar a 1 o 2 puntos al republicano, para un final de fotografía.
Nos leemos en la siguiente entrega de Palíndromo, de izquierda a derecha y viceversa. [email protected] ■
