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miércoles, 1 mayo, 2024
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Más que transparencia

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Por: Carlos E. Torres Muñoz • admin-zenda • Admin •

La transparencia ha demostrado continuamente sus bondades en últimas fechas; gracias al uso de esta herramienta se han logrado descubrir desfalcos al erario en algunos estados de la República, se han obtenido, por medio de investigaciones, datos relevantes para la toma de decisiones de ciudadanos en general y se ha permitido con el derecho de acceso a la información pública poner sobre la mesa, los excesos y abusos de distintas autoridades; podemos incluso apostar que mucho del porcentaje que hoy existe de hartazgo en el tema de la corrupción se ha debido justo a que la transparencia ha permitido, como instrumento social y jurídico con garantías, que la ciudadanía esté informada sobre lo que antes se sospechaba, casi a sabiendas, pero sin pruebas.

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Sin embargo, al término “transparencia”, le puede suceder lo que le terminó sucediendo a los derechos humanos. Este último concepto, parte emblemática del proceso de transición política en México, surgió con un buen grado de optimismo, permitió reformas constitucionales e institucionales de gran calado y se volvió un referente de los nuevos tiempos que vivíamos en o rumbo a la democracia. Lo lamentable es que, más allá de su burocratización, no despegó del discurso institucional, mediático o técnico. Nunca logró “calar hondo” en la conciencia de las personas a las que estaba destinado a defender, convirtiéndose para muchos, contrario a su naturaleza, en una de las muchas causas de impunidad. No hubo pues culturización entre la sociedad para destacar sus ventajas y beneficios inmediatos para la gente.

A la transparencia está a punto de sucederle lo mismo, pues si bien el ejercicio del derecho de acceso a la información ha permitido la denuncia, poco ha pasado con esta última, cayendo en la peligrosa sospecha de no ser efectiva y, otra vez, de ser parte de todo un aparato de impunidad, que apenas maquilla lo que está mal y termina por legitimar buenas intenciones sin impacto.

Debemos recordar lo que ya hemos mencionado aquí mismo: la transparencia es una herramienta, no un fin. El fin es un concepto mucho más amplio que es el de rendición de cuentas, y éste, por lo pronto en México solo se encuentra a partir de la indignación, del que ningún conglomerado político se salva, y que suele hacerse presente a la hora de la elección, sin embargo dicho mecanismo de rendición de cuentas es primitivo, subjetivo y poco confiable. No siempre hay en las elecciones un resultado que satisfaga el reproche contra la corrupción y más allá de la derrota, no hay medidas que permitan el castigo de tal conducta.

En términos de Guillermo O’Donnell, apenas estamos frente al accountability, vertical, es decir, en la que la ciudadanía le cobra el mal manejo del gobierno al político mediante el ejercicio del sufragio, pero nos falta la accountability horizontal, que es la del proceso jurídico que permite a las instituciones rendir cuentas, a partir del mecanismo constitucional que crea organismos autónomos que lo logren, sin que medie elección o proceso político subjetivo entre corrupción y castigo, sino meramente uno jurídico y objetivo.

Los diseños de los Sistemas Anticorrupción tienen la intención de lograrlo; se ha tratado de fortalecer la colegiación de estos mecanismos, dado que a pesar de que contamos con Órganos Superiores de Auditoría (o Auditorías Superiores del Estado), emanadas de Legislaturas, la mayor parte de ellas plurales, el resultado ha sido apenas el mismo. Por ello, considerando que el diseño no es erróneo, sino que el contexto, la costumbre y el modus vivendi de nuestra clase política lo ha viciado, se ha optado por fortalecer las instituciones de rendición de cuentas que tenemos hoy en día.

La transparencia, está por demás decirlo, es una característica moderna, positiva y liberal que nuestra transición política logró como uno de los instrumentos que permitirían a una sociedad democrática, ejercer sus derechos; sin embargo nuestras instituciones no han alcanzado el nivel de capacidad para que hagan juego con los ciudadanos, es urgente que tengamos en cuenta que, como sucedió con los términos “democracia”, “derechos humanos”, “alternancia”, y otros más, el de “transparencia”, pronto comenzará a perder simpatías, sino tiene una liga de resultado e impacto, visible y claro. ■

 

@CarlosETorres_

*Miembro de Impacto Legislativo, OSC parte

de la Red por la Rendición de Cuentas

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