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viernes, 17 mayo, 2024
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Un paso más hacia la soberanía energética

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Por: JORGE ADÁN HERNÁNDEZ LÓPEZ •

Durante más de 40 años de proyecto neoliberal en nuestro país, jamás se apostó por que México algún día alcanzara a tener una soberanía energética, es decir, que produjera la energía que consume (gasolina y energía eléctrica, principalmente), al contrario, nos dijeron que se acababan las gallinas de los huevos de oro, que no se contaba con la capacidad y la tecnología suficiente, y con esos pretextos, las empresas privadas extranjeras ganaban terreno en la producción de energías, generando con ello, un descontrolado aumento de precios de la gasolina, gas y electricidad.

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Fue una excelente noticia la anunciada esta semana por el presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto a la compra de la empresa Iberdrola de 13 plantas de generación de energía eléctrica; lo anterior representa un paso más hacia la soberanía energética, que es clave en este caso, para que no suba el precio de la energía eléctrica, que de por sí, ya se percibe elevada para muchas familias.

¿Por qué es importante que México tenga soberanía energética y en qué beneficia a la sociedad? Seguramente recordaremos aquel ejemplo que se refería a que era absurdo “tener un árbol de naranjas, vender las naranjas a precio bajo y luego comprar jugo de naranja a precio caro”; dicho ejemplo es perfecto para entender por qué es importante la soberanía energética, que no es otra cosa más que producir lo que consumismos.

Pongamos otro ejemplo, en la ciudad de León, Guanajuato encontramos calzado y productos de piel de excelente calidad y a un precio muy accesible, en comparación con otras ciudades o estados; la razón es porque ahí en León trabajan la piel, la confeccionan, manufacturan los productos, utilizan empleados locales y tienen todas las herramientas necesarias para ello, lo cual hace que el producto sea más barato que cuando lo comercializan fuera. La misma lógica de producción y comercialización aplica para otros productos como la gasolina y la energía eléctrica.

En cuestión de producción de gasolina y diésel, el gobierno de AMLO construyó la refinería de “Dos Bocas”; además, aunque no fue una promesa de campaña, compró la refinería de Deer Park, ubicada en Texas; claro, los opositores al Gobierno actual han criticado lo anterior, por considerarlo “no rentable”, pero hoy en día, la refinería en Texas se ha pagado sola, tomando en cuenta la producción que ha generado. La política energética anterior ha tenido como consecuencia que México haya pasado de un 80% de gasolina importada a estar por debajo del 60%. Debemos agregar, que se espera que, para este año, se produzca en Pemex toda la gasolina que se consume en el país. 

El hecho de que México produzca la gasolina que consume se verá reflejado, principalmente, en el precio de la gasolina, que dicho sea de paso, no ha aumentado por encima de la inflación, además de que el gobierno subsidia unos 2 pesos aproximadamente por cada litro.

Volviendo al tema de la compra de las 13 plantas de generación de energía eléctrica, debemos decir que, con esta acción la CFE se fortalece, lo que se traduce en un obvio beneficio a la sociedad. Actualmente, del total de la energía eléctrica que se consume en nuestro país, sólo un 39.6% la produce la CFE; el resto, para poder cumplir con la demanda, forzosamente se tiene que comprar a empresas particulares, una de esas empresas es Iberdrola. Con la compra de las 13 plantas, la producción de energía, por parte de la CFE, pasará a 55.5%, convirtiéndose en la principal empresa generadora de energía eléctrica en México, con ello se garantiza que el costo de la electricidad se mantenga. Además, se tiene planeado que, al finalizar el actual sexenio, la producción de energía eléctrica sea del 65%.

El anuncio del día de ayer es tan importante que puede considerarse como una segunda nacionalización de la industria eléctrica, significa un paso más rumbo a esa soberanía energética que hará de México una potencia al respecto. 

A las y los mexicanos nunca les ha convenido que empresas privadas administren los servicios públicos y los recursos naturales, lo comprobamos con la reforma energética de EPN, donde la gasolina jamás bajó de precio, con la privatización de ferrocarriles o con Teléfonos de México. Los ejemplos anteriores fueron negocios donde los únicos que ganaron fueron los empresarios y los políticos que intervinieron, en su momento, para que se llevaran a cabo dichas enajenaciones.

Sin duda alguna, en México hay temas pendientes en materia energética; hay situaciones relacionadas con los combustibles fósiles, que son tema de debate en todo el mundo y que, desde luego, representan un reto para nuestro país; a pesar de ello, la política energética va bien a comparación de sexenios pasados que le apostaban al entreguismo y a la privatización. Será importante continuar con esa soberanía y ese nacionalismo para lograr que México sea una gran potencia energética en unos años.

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