■ Debido a daños que presentaban, la Biblioteca Central habría solicitado recogerlos
■ Personas abrireron cajas sin autorización y algunos ejemplares se tiraron a la basura
Las imágenes que se han difundido sobre centenares de libros en un contenedor de basura corresponden a obras que fueron expuestas a aguas negras durante 15 años y por lo tanto se decidió, mediante el protocolo correspondiente, deshacerse de ellos, informó Juan Carlos Guerrero Fuentes, director de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
“El procedimiento que se hizo de darse de baja fue precisamente porque, por el tiempo que duraron almacenados, se contaminaron con el problema que hemos tenido del drenaje y las aguas negras y además, como estaban en un lugar olvidado, había animales muertos. Entonces la Biblioteca Central nos pidió que hiciéramos el procedimiento de baja y de tratamiento”, explicó.
El problema fue que los libros se colocaron con un aviso de “No tocar”, mientras personal de la Biblioteca Central acudía por ellos, pero no se respetó y algunas personas abrieron cajas, eligieron libros y el resto los lanzaron en el contenedor.
Señaló entonces que no se trata entonces de que la escuela haya desperdiciado o tirando libros, sino que fueron sometidos al procedimiento correspondiente para aquellas obras que ya no pueden ser utilizados por diversas razones, en este caso, porque estaban contaminados con aguas negras.
Guerrero Fuentes expuso que, el motivo por el cual fueron almacenados esos libros, fue porque posiblemente se habían etiquetado para campus ubicados en municipios como Villanueva o Jalpa, pero ahí no había espacios para una biblioteca y había la expectativa de que se creara para resguardar libros.
También pudo haber casos de libros que habían sido extraídos de la biblioteca por ser de edición antigua y que fueron cambiados por una nueva, y mientras se hacía el procedimiento de baja, se almacenaron. Sin embargo, no hay registro de los motivos por los cuales fueron almacenados creyendo que estaban en un lugar seguro.
Precisó que la Biblioteca Central tiene etiquetados todos los libros y por lo tanto la unidad académica no pudo haberlos destruido o tirarlos sin el procedimiento que está definido para ello.
“Los libros sí estaban asignados a Derecho, sí estaban numerados con nuestro folio, pero lo cierto es que los libros ya no se podían utilizar por la forma y las condiciones en que se encontraban y entonces se hizo el procedimiento, pero a alguien se le ocurrió romper el cerco, abrir las cajas y generar las fotografías que han circulado”, agregó.
Por último, Guerrero Fuentes manifestó que en este momento la Universidad tiene que seguir los procedimientos legales y formales, y en este caso, aunque fuera la obra más valiosa del mundo, por las condiciones en que se encontraba, se debía someter a dicho procedimiento.
Puntualizó que fueron entre 150 y 200 los libros los que se encontraron en condiciones muy deterioradas por las aguas negras, además de folletos y documentos que contenían reglamentación de procesos electorales anteriores en la Universidad.
