Un vuelo de la Fuerza Aérea Mexicana permitió que 44 mexicanos y 28 familiares ucranios fueran evacuados de la zona de conflicto con Rusia. Se trata del primer contingente que ha escapado de la zona de conflicto y ha aterrizado en el país tras salir el jueves de Bucarest, la capital de Rumania.
El operativo de evacuación se dio a través de un vuelo humanitario ordenado por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, e involucró a la Secretaría de la Defensa Nacional, la Cancillería y personal diplomático de las Embajadas de México en Ucrania y Rumania.
Las noticias, todas, en televisión, teléfonos celulares, periódicos, computadoras, tablets, todos los ojos y todas las pláticas caen necesariamente, en algún momento en Rusia y Ucrania. Los mexicanos que huyeron fueron buscados por el Estado mexicano, y los medios cubrieron su regreso al país. Se destinó dinero para alimento, hospedaje y viaje, se enviaron soldados, reporteros, médicos y México sacó a sus ciudadanos de la zona de guerra y los recibió con El Son de la Negra.
Ellos fueron afortunados por estar en un conflicto en Europa.
Un desplazado es toda persona que se ha visto obligada a abandonar su hogar o residencia habitual en el marco de un fenómeno conocido como migración forzosa.
Pero en México es diferente la historia, la soledad del desplazado es diferente, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) reveló que entre 2009 y 2020 hubo 357,000 desplazados por conflictos y violencia. Entre 2020 y 2021, estiman 37,000 desplazados en México.
Una veintena de pequeñas comunidades rurales y rancherías de los municipios limítrofes con Jalisco y Durango, en la Sierra Madre Occidental, han sido ocupadas y son gobernadas de facto por los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación, que expulsaron a cientos de familias de sus hogares y parcelas.
En Zacatecas, debido a la violencia de los cárteles, ya desde hace un año que se han abandonado cerca de 18 comunidades del municipio de Jerez y son más de tres mil desplazados. Algunas de las personas desplazadas se encuentran viviendo en sus automóviles debido a que no cuentan con lugar donde quedarse.
Algunos de los desplazados fueron amenazados, los más jóvenes fueron obligados a reclutarse con las células del crimen organizado, otros desaparecieron. Algunas de las familias desplazadas se fueron a Estados Unidos, con familiares, otros se fueron a la cabecera municipal o a refugios habilitados para recibirlos.
El Estado mexicano no tiene respuestas acerca de cuántos aviones enviará para ayudar a los desplazados a regresar a sus casas, no sabe cuántos reporteros y mariachis esperarán a los que llegan con música y largas crónicas, los desplazados esperan, esperan mientras el gobernador David Monreal afirma que:
“Ojalá yo tuviera la respuesta, esa no la tiene ni Obama, es un tema muy delicado, eso no es un tema tan trivial, es el problema más delicado de este país, es el tema de temas. Si hubiera un especialista en el mundo, si hubiera un brujo, si hubiera un pitoniso que nos dijera cuándo, tengan la seguridad que el presidente y cualquier gobernador, yo, cualquiera ya lo hubiéramos contratado”.
Pareciera que México tiene desplazados de primera y de segunda, mediáticamente rentables y otros que se convierten en noticias de páginas interiores de algún periódico que se pierden ante el vendaval noticioso, ante el técnico despedido del futbol, la guerra en Rusia, la visita de Lula y el drama amoroso de Belinda y Cristian Nodal.
