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jueves, 25 abril, 2024
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Guerra en Ucrania: los primeros seis días de la Operación Z

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Por: ATANACIO CAMPOS MIRAMONTES •

Y la Operación Z va.

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El 24 de febrero el Presidente de Rusia, Vladimir V. Putin, lanzó una Operación Especial en Ucrania con el propósito expreso de: 1) garantizar la seguridad de la población de las Repúblicas de Donesks y Lugansk con base a los Acuerdos de Amistad y Asistencia Mutua, firmados días antes entre Rusia y esas Repúblicas,  cuyas poblaciones fueron sometidas a un acoso durante ocho años por parte de Kiev, con un saldo de casi quince mil muertos,  y de infructuosos esfuerzos diplomáticos de Rusia para que Ucrania cumpliera los acuerdos de Minsk),  y; 2) desmilitarizar y desnazificar Ucrania. En todos los tanques y equipo militar de las tropas rusas y de las repúblicas rebeldes se pudo observar la marca “Z”, siendo el nombre militar de la operación.

Konstantin Zivkov, vicepresidente de la Academia de Ciencias Militares de Rusia, no ha vacilado en señalar que la operación Z entrará en los anales de la historia militar como las más exitosas de nuestro tiempo. Para respaldar su aseveración compara la invasión de Irak en 2003 por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos.

En efecto, en escasos seis días las tropas rusas han conseguido lo que a Estados Unidos le llevó más de mes y medio, a saber: se ha destruido la infraestructura y los sistemas de coordinación de las fuerzas armadas de Ucrania, y con ello se ha neutralizado su capacidad operativa; las fuerzas rusas y de las repúblicas rebeldes controlan más de la mitad del sur de Ucrania, y Kiev y Jarkov prácticamente han quedado sitiadas, siendo esta última el principal centro industrial del país. Una moral alta de las tropas de las repúblicas rebeldes, motivadas por el hecho de liberar su tierra con el apoyo de las tropas rusas. Prácticamente desde el primer día la fuerza aérea rusa tiene el control del espacio aéreo. Con todo y las reticencias de la dirigencia ucraniana, se ha iniciado un dialogo para buscar una salida negociada que tome en cuenta los intereses de ambas partes.

En comparación, Irak había sido sometido a un largo e intenso periodo de sanciones económicas y bloqueo militar que llevó a un rápido deterioro de su equipo de guerra y a la desmoralización de su ejército. Pero no sólo eso, Irak y Ucrania no se comparan ni en territorio ni en población, ya no digamos que, para efectos de combate y visibilidad, los desiertos de Irak nada tienen que ver con los bosques de Ucrania. Todo esto sin considerar que los Estados Unidos poco se preocuparon por evitar los “daños colaterales” a la población civil, dirigiendo los ataques también a la infraestructura vital del país árabe.

Son pocos días, y sería aventurado pensar que no habrá enormes sacrificios y dificultades. Ciertamente, el mayor desafío lo plantean las fuerzas neo nazistas y nacionalistas radicales que están adoptando la misma táctica de los terroristas en Siria: de tomar a la población civil de escudos humanos. De ahí que las tropas rusas estén optando por evitar entrar a las ciudades.

Otro momento destacable del conflicto lo constituye la orden del Presidente Putin de poner en régimen de alerta especial a las fuerzas de disuasión estratégica, dando a entender que Rusia está dispuesta a hacer uso de las armas nucleares si se ve amenazada su seguridad. El anuncio tuvo efecto inmediato en los líderes occidentales más amenazadores: sus declaraciones bajaron el tono.  Sin embargo, Occidente tiene capacidad de causar mucho daño a Rusia a través de las sanciones y su guerra mediática y desenfrenada rusofobia. Por su parte, Europa occidental también pagará un alto precio por su falta de visión y de vocación soberana: oleadas de refugiados, entre quienes se mezclarán los neo nazistas que tan cuidadosamente toleraron y alentaron; turbulencias económicas y sociales, y mayores dificultades en la recuperación económica, etc. Si bien la OTAN y la Unión Europea han mantenido una posición unida frente al inicio de la guerra, pero les será más difícil mantenerla cuando les toque de rebote el efecto de las sanciones económicas a Rusia por ellos mismos impuestas.

Con la Operación Z, Putin demuestra una vez más que es un jugador magistral y que, a diferencia de los líderes occidentales, sabe ganar las partidas inclusive teniendo pésimas cartas. En cambio, si Rusia, con todo y sus limitaciones y aislamiento, logra los objetivos planteados, ratificará en los hechos que sigue siendo una potencia global, echando por tierra las arrogantes ilusiones de los americanos que, en voz de Obama y Clinton, le concedieron el estatus de potencia regional.

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