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miércoles, 15 mayo, 2024
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En México no sólo se vende petróleo, también se ha vendido a su gente

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Por: Víctor Santa Rita Villa •

Posterior al teatro mediático que circundara las contra-reformas constitucionales impuestas por el ejecutivo y avaladas por su camarilla, sucede de manera irremediable, como todo aquello que carece de sustento, su deslucimiento y la evidencia de su carácter demagógico, así, las consecuencias en materia económica y social se han hecho patentes. El despojo a los derechos de los trabajadores del estado que van desde la pérdida de seguridad en el empleo, hasta la entrega de las pensiones a particulares y por ende la opacidad de los manejos del dinero de los ahorradores y pensionados, son ejemplo de la impunidad y corrupción que se gestaran a raíz de las enmiendas. El caso más sonado en lo cercano, es el de la empresa financiera FICREA que defraudara a más de 2500 ahorradores y que si bien, no es el caso de una empresa dedicada a la administración de las afores, se aloja en el mismo sistema bancario, en el cual, numerosas empresas dedicadas a la administración de los ahorros de los futuros pensionados gozan de un “paraíso” de impunidad.

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La situación y el velo bajo los que se manipulan los ahorros de los pensionados, brinda la posibilidad a particulares de enriquecerse de manera dolosa y vil del esfuerzo de los trabajadores. Año con año las ganancias de las casas financieras a cargo de las afores se incrementan escandalosamente, mientras qué, el ahorro de los trabajadores continúa con un “incremento” por demás mediocre. El gobierno por su parte asegura, de la misma forma que lo hiciera la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI) que sustentar las pensiones de los trabajadores en retiro es cada día más incosteable y “que la gente viva más es un riesgo para la economía”. No obstante, las ganancias de los banqueros se multiplican año con año y los ricos de siempre ven multiplicadas sus fortunas.

Es debido a esto, que las reformas a las leyes del ISSSTE y del IMSS, en materia de seguridad social y de pensiones cobran sentido, el cual, yace de manera siniestra, en la complacencia y servilismo de un gobierno corrupto hacia las organizaciones internacionales que lo apoyaron y apuntalaron en campaña. Las inherencias que acompañan a cada reforma subyacen más allá del escandaloso lujo y nivel de vida en que viven las autoridades, esto es sólo una consecuencia, de las de siempre en un sistema corrupto. La desfachatez con la que se beneficia a banqueros y empresarios con impuestos cada vez más bajos y la condonación de los mismos, es acompañada por el nivel salarial empobrecido, que otorga como prebenda a su silencio, la posibilidad de contratar cada vez más personal por mucho menos recursos.

En un futuro no tan distante, serán visibles en México, como ya sucede en otros países, escenas tan desgarradoras, como gente sumamente mayor laborando aún y cuando apenas les es posible, por tratar de ahorrar un poco más para conseguir una pensión que no los mate de hambre y, a jóvenes en edad laboral sin la oportunidad de acceder a un empleo, todo en nombre del “bienestar social”. Es aberrante que al día de hoy, tanto las reformas como los impuestos, que ya no son recaudados, sino prácticamente hurtados, trabajen más para crear fortunas inexplicables y para comprar armas al por mayor, que para que las personas que los aportan gocen de asistencia social digna.

Los impuestos que tanto perora la «autoridad» y la gente mediocre que los defiende, no trabajan ni han trabajado nunca en beneficio de la masa trabajadora, con ellos se compran armas para reprimir y amedrentar al pueblo, lo poco que como limosna se le otorgaba a la clase trabajadora, la educación y la salud pública, hoy están en vías de desaparecer. Y como joya de la corona, una “reforma política” que más que procurar que las autoridades se desempeñen con transparencia y honestidad, les garantiza un paraíso de impunidad, en el que el fuero será el escudo que los haga intocables, la presidencia, gubernaturas, curules y demás cargos políticos serán permisos plenipotenciarios para robar a manos llenas y vender no sólo los recursos naturales como el petróleo, sino también a la gente y a sus derechos, sin temor de ser juzgados por actos, que en cualquier país que se llame democrático, serían considerados delitos de lesa humanidad.

Pero ya vienen las votaciones y todos los candidatos andan como corderos mansos, esperemos a que se hagan del hueso y veremos lo largo y retorcido de sus colmillos.

 

Víctor Santa Rita Villa, profesor de primaria y disidente

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