■ Estuvo cargado hacia la historia, pero es por Conmemoración de la Batalla de Zacatecas, dijo
■ Festival de la Oralidad y Foro de la Lengua Española, “debieran ser eventos diferentes”, añade
Su permanencia y pluralidad, son los elementos destacables acerca del programa académico inserto en el Festival Cultural Zacatecas, comenta Alejandro García Ortega, escritor y a la par, docente e investigador en la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Este apartado propone novedades editoriales, autores, conferencistas e historiadores. En esta ocasión añade, “estuvo un poquito cargado hacia la Historia, pero es el momento que se vive por la Conmemoración de la Batalla de Zacatecas”.
Su desventaja añade, es incrustarse en un enorme programa en el que la mayoría piensa al festival “en términos de lo que se da cada noche en la Plaza (de Armas)”. Por ello la parte académica “corre el riesgo de diluirse dentro de esto”.
Por sus características propias no obstante, este segmento se nutre de un público específico, inserto en un tipo de cultura humanista en general y especialmente en orientaciones literarias, filosóficas, etcétera. Como observación añade que se incluyó poco sobre ciencia.
En el caso del programa académico, no se sabe si debido a la improvisación o la falta de difusión, se debe el que se programen eventos a la misma hora en espacios diferentes, que compiten entre sí, pues se orientan a un mismo público.
Comenta los programados en el Centro Unesco, el Museo Pedro Coronel y el Foyer del Teatro Fernando Calderón, “faltó un poco de estrategia para ponerlos en el mismo lugar continuados, de tal manera que el público no tuviera que trasladarse dentro de la ciudad”.
Como otro problema a resolver de mejor manera en próximas ocasiones, añade la contradicción entre la pluralidad y la totalidad.
“Es decir, es un programa donde de pronto aparecen cosas no serían propias del festival sino de foros específicos”.
Entre los ejemplos señala la inserción del Coloquio sobre el futuro del libro. “Me parece que son dos cosas…no sé si hubo improvisación o falta de información pero es ese riesgo del que estoy yo hablando”.
Como otro ejemplo añade la manera en que se han hecho coincidir el Festival de la Oralidad y El Foro de la Lengua Española, “creo que debieran ser eventos diferentes”.
Estas situaciones exhiben un problema de fondo en este tipo de eventos: “la política cultural que se busca. La responsabilidad institucional posee ya una infraestructura que le funciona bien, lo que no funciona bien es el producto, la efectividad del producto. Y eso tendrían que cuidarlo porque si ya tienes la infraestructura, la pluralidad, ahora tienes que cuidar la calidad, el plus de este evento que le daría la especificidad al festival”.
Alejandro García, autor de más de una decena de obras, la más reciente, su novela Manual muy mejorado de madrigueras y trampas; añadió que en años anteriores la gente venia de fuera a buscar eventos que sabían todos los días se programaban a la una de la tarde en el Teatro Fernando Calderón
“Eso era un tipo de público diferente. Creo que ahora con esta alternancia de edificios pues para a la persona de la ciudad le puede funcionar relativamente fácil, pero para el turista…”.
Esto señala tiene que ver con el tema de si el festival se dirige a los zacatecanos, los turistas o ambos públicos. “Y me parece que si obviamente es para los dos, se tendría que pensar en otro tipo de alternancias”.
La programación académica no se ha extendido a Guadalupe “que sería fundamental para incluir algún tipo de turismo, o a La Bufa, que sería otro tipo de turismo. En donde se pudiera hablar ahora sí, de alternancias pero para mover a públicos diferentes”.
“En este caso no estar pensando no solamente en el espectáculo de la Plaza de la noche, sino también el derecho de transitar por la plaza que tenemos todos y que en general se pierde. Y aprovechar otro tipo de espectáculos donde el turista que viene de fuera encuentre una alternativa diferente”.
Acerca de la formación de públicos para el caso del programa académico observó que las instituciones abocadas a la cuestión de la cultura tienen que generarlos a partir de la “consistencia de un servicio o un producto que se está ofreciendo. Cuando el producto cambia o cuando el producto manifiesta debilidades obviamente el público también se retrae, no tiene por qué mantenerse inevitablemente”.
“Ese es el riesgo de la plaza. Ese es un espacio donde se entiende que todas las noches hay algo sea bueno o sea malo. En el caso del otro producto uno lo que busca es: voy porque me interesa. Y entonces tiene que haber esa posibilidad”.
Esto también tiene que ver con la planeación, “el problema del país”. Desde este momento tendría que trabajarse ya para lo que viene el año entrante, dice.
“Así trabaja por ejemplo la Feria del Libro de Guadalajara. Para ese monstruo ya desde ahorita están viendo quién va a venir, qué editoriales van a estar, qué tipo de autores se pueden proponer”.
Cada vez es más complicado para los autores viajar de un día para otro. Esto permite que los autores programen sus agendas.
