15.8 C
Zacatecas
viernes, 17 mayo, 2024
spot_img

Democratización radical: vías para devolver al pueblo mexicano su dignidad

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RICARDO BERMEO •

Parafrasear la frase “Hoy el pueblo griego ha recuperado su dignidad”, puede ser heurísticamente  productivo, para acicatear la elucidación colectiva en nuestro país,  a pesar de las intensas  diferencias (consideradas desde los imaginarios sociales respectivos, habría una cierta “inconmensurabilidad” entre los mundos propios de cada sociedad, debido a la creación humana con la que cada sociedad crea su propia historia, y construye sus alternativas).

- Publicidad -

Me limitaré aquí a repasar algunas posiciones del debate abierto en nuestro país, en torno a la participación en el proceso electoral, a la abstención, y a su posible articulación,  sin pretender ser exhaustivo, y a título solo indicativo.

Que entre la realidad vivida en Grecia, y la nuestra, hay diferencias, lo destacó, por ejemplo Julio Hernández López en su columna Astillero, haciendo un recuento de las posibilidades que existen en México de que suceda algo similar (un triunfo electoral como el de Syriza), considera que las fuerzas políticas de la izquierda no han construido –aún-  las alternativas democráticas que se requieren para lograr un cambio sociopolítico  de tal envergadura; señalando por ejemplo que Morena (para no mencionar otras), con la forma en que designó a sus candidatos,  impide –en mis propios términos- articular y fortalecer la “ruptura democrática” que necesitamos para construir una verdadera  “sociedad en movimiento” (concepto que Raúl Zibechi, años antes de su uso partidario local).

A mi juicio, se trata de un criterio que ayudaría a definir –cada vez, en cada caso concreto- si se vota por un candidato que impulsa la democratización radical de manera efectiva, o si se decide la “abstención y boicot electoral”, y se enfocan las baterías en el proyecto de un proceso constituyente: ambos casos, no están reñidos, y el reto es avanzar -en 2015- convenciendo razonablemente -con el ejemplo, es decir en las campañas electorales mismas y/o en el movimiento de abstención- a las mayorías sociales, logrando articular ambas al proceso constituyente, y mostrando que los caminos propuestos son parte indispensable de las vías para que el pueblo mexicano recupere su dignidad.

Otras contribuciones que vale la pena poner de relieve en este debate. Una de ellas es la de  Miguel Concha Malo, cuando a propósito del Distrito Federal, hace un análisis de “La reforma política que queremos”, poniendo en el centro de la reflexión la historia y situación actual del proceso constituyente en el DF. Destacan, además de la amplia participación ciudadana (… “Derechos Plenos, Capital Soberana, Frente Amplio Social Unitario, Frente Popular de la Ciudad de México, Promotora por una Reforma Democrática para la Ciudad de México y la Red para la Incidencia en el Desarrollo de la Ciudad de México, entre otros.”), principalmente los siguientes puntos: el primero, es el relativo a las dos forma en que se propone procesar “democráticamente” la necesidad de una constitución para la Ciudad de México. Donde estarían, por un lado, la propuesta del jefe de Gobierno, donde sería la Asamblea Legislativa (es decir, los partidos políticos) los encargados de realizar el proceso y redactar la constitución para la Ciudad,  mientras, por otro lado, las organizaciones y movimientos, arriba citados, proponen un proceso que “trascienda la dinámica centralista”  y permita abrir el proceso a formas de democratización radical, como el de la institucionalización de la Asamblea Constituyente, con 66 integrantes, 40 elegidos por mayoría relativa, por distritos, y 26 por representación proporcional, que serían los responsables de redactarla, abriendo vías para escuchar la voz de la sociedad, de manera auténtica, no simulada,  y cerrando el ciclo de legitimación  de la constitución para la ciudad, mediante un referéndum -vinculante-, etc.

Otra reflexión que apunta en una dirección similar, la de cómo construir los espacios de confluencia donde la “ruptura democrática” se vuelva una realidad efectiva, es la de Víctor M. Quintanilla S., quien en su artículo  “Ante el deterioro, una legislatura de coalición”, propone como puente entre las insurgencias sociales -no electorales-, y las propuestas programáticas  de los candidatos en el próximo proceso electoral que conforman  una verdadera oposición al actual régimen, una “plataforma mínima” capaz de convertir “las demandas de la insurgencia social y convertirlas en iniciativas de ley,  en políticas, en cursos de acción eficaces”.

En Ayotzinapa, este próximo 5 de febrero, se realizará una cita histórica, un conjunto de actores sociales y políticos, el obispo Raúl Vera, Sergio Aguayo, Solalinde, entre muchos otros, se reúnen para analizar y trazar la ruta para construir el nuevo (proceso) constituyente. Encabezados por los padres de familia de los estudiantes asesinados y desaparecidos, quienes  encarnan, legítimamente, esa dignidad a que aludíamos al inicio.

Pero, depende –también- de nuestra participación y de nuestra lucidez -individual y colectiva- el que como “sociedad en movimiento” podamos recobrar la dignidad: ¿Qué tipo de proceso constituyente puede desplegar  nuestra creatividad social, en Zacatecas? ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -