El gobierno de Alejandro Tello se comprometió con el desarrollo sustentable, asociado con los compromisos de la agenda 2030 de Naciones Unidas. En la agenda tiene un peso esencial la noción de sostenibilidad. ¿Y cómo cumplirá estos compromisos el gobierno que inicia, si elimina un área natural protegida y pone en serio riesgo el equilibrio medio ambiental del semidesierto zacatecano y la totalidad de los mantos acuíferos del estado, para dar permiso a la depredadora industria minera? La minería a cielo abierto explota no sólo el subsuelo, sino el suelo, donde está la capa vegetal y toma vida la biodiversidad. Para sacar una libra de oro pueden invertir hasta 15 mil metros cúbicos de agua, que genera la paradoja de sacar metal (para ganancia de extranjeros) con el agua patrimonio de todos los zacatecanos. Lo más valioso que tenemos. La rapacidad de la minería ha afectado la naturaleza de tal manera, que algunos pueblos le han llamado ‘la maldición de haber tenido esa riqueza’. Es decir, una riqueza natural que se convierte a mediano plazo en una verdadera maldición para los pueblos. Es el caso de Zacatecas.
Además, las grandes empresas se llevan los minerales y aquí dejan destrucción en la casa de todos, nuestro hábitat natural. Las extensiones de terreno que ocupan los proyectos a cielo abierto son equivalentes a municipios completos. Y las experiencias existentes son por demás ilustrativas. Por ejemplo, en la sierra madre de Chiapas se explota una mina a cielo abierto en lo que es (era) un Área Natural Protegida y Reserva de la Biósfera, y las consecuencias son dramáticas: las comunidades regresaron a la miseria, uno de los corazones del pulmón chiapaneco ha sido destruido y es un paisaje lúgubre que está lleno de contaminantes que han envenenado la vida del lugar por mucho tiempo con cianuro, mercurio y plomo. Por ello, es mucho-muy-grave que se pase a preferir la explotación extractiva de una minería económicamente desventajosa, y con ello, la destrucción de un ecosistema muy frágil, como es el semidesierto y los mantos de agua de nuestro territorio.
Se requiere que esa medida sea consultada a los zacatecanos. Que la ciudadanía decida lo que ocurrirá en Mazapil. No es algo que los gobernantes solos puedan decidir, porque se dan los casos de la compra de sus voluntades. Los legisladores y la sociedad civil deben exigir que se lleva esa decisión a consulta popular, y antes de ella, una gran jornada de información y debate sobre el tópico. El desarrollo sostenible es el equilibrio entre desarrollo social, crecimiento económico y cuidado del medio ambiente: ¿la preferencia por el extractivismo minero en Mazapil es sustentable? Si no lo es, ¿el gobierno está dispuesto a poner en riesgo el equilibrio ecológico de la entidad por migajas de los capitales mineros? Eso no fue lo que prometió en campaña.
