En México, cada año egresan cerca de 450 mil jóvenes de universidades públicas y privadas de entre más de 40 licenciaturas, de acuerdo a los datos que proporciona la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies).
Esto es en gran medida el bono demográfico que tiene nuestro país hasta el año 2040, mismo que vale la pena decir, aún no hemos sabido como aprovechar. Toda esta gran fuerza de sabiduría debería de ser considerada como clave para elevar la innovación y competitividad de México.
Es importante señalar que México sólo tiene la capacidad e infraestructura para recibir a 35 por ciento de solicitantes a estudiar la educación superior. Y siendo honestos esta capacidad es extremadamente reducida ya que un gran número de solicitantes se quedan en el camino buscando una oportunidad para estudiar.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) menciona que México debe trabajar para romper con los siguientes desafíos: falta de capacidad; distribución poco clara de responsabilidades a través del sistema descentralizado; y, las condiciones estructurales y procesos no facilitan que las escuelas estén en el centro de las políticas educativas.
Dentro de esta infraestructura, se debe considerar incluir un mayor acceso a la conectividad y servicios en escuelas y universidades a través de un sistema de Internet de banda ancha rápido y eficiente, como ejemplo; ya que, a la fecha nuestro país desafortunadamente mantiene el último lugar en esta materia entre 34 países que componen la OCDE.
Además, cada vez es más importante impulsar y crear -con sentido de urgencia- una cultura de colaboración real entre universidades y empresas que hasta hoy no se a logrado.
Es tal el grado de Des-Vinculación que se calcula que sólo 15 por ciento de las universidades existentes cuenta con convenios de colaboración establecidos con la industria nacional; convenios que son indispensables para generar innovación y propiedad intelectual para que México se integre a la economía del conocimiento.
A la fecha, sólo se gradúa 25 por ciento de los estudiantes universitarios, según la OCDE, pero ése no es el dato más alarmante, alarmante es que estos jóvenes acuden frecuentemente a las ferias del empleo y después de hacer fila por horas y horas, sólo algunos de ellos encuentran empleo con sueldos que oscilan entre 3 mil y 10 mil pesos principalmente. Siendo el promedio de menos de 6 mil pesos para 85 por ciento de estos jóvenes.
Debemos considerar en esta realidad a los jóvenes sin empleo que en promedio, según la última encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), superan los 2 millones 400 mil personas; de acuerdo a los datos arrojados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) un millón 400 mil personas; mientras que la Anuies dice que estos indicadores se reflejan en casi un millón de jóvenes, cuantificación que sigue una tendencia creciente ante el débil mercado interno del país.
Promediando los datos de estas cuatro fuentes de información, se detecta que en promedio existen a la fecha cerca de un MILLÓN 456 MIL MEXICANOS SIN EMPLEO CON ESCOLARIDAD MEDIA Y SUPERIOR.
La realidad muestra que en México, cerca de 60 por ciento de los profesionistas está percibiendo sueldos inferiores a los 12 mil pesos – después de haber estado laborando en una empresa como mínimo dos años-, según el propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
La realidad es que México tiene una tarea pendiente con los jóvenes y la otra realidad es que tenemos pocos años para aprovechar el bono demográfico, de no ser así nos veremos en 20 años con indicadores nada favorables para la economía de nuestro país. Esperamos que la realidad sea mejor. ■
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