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sábado, 18 mayo, 2024
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Los jóvenes, ¿un sector privilegiado en México?

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

  • Futuro Sostenible

En mi época de estudiante las cosas no estaban tan mal como ahora, no recuerdo realmente algún evento que reprimiera nuestras eventuales marchas donde gritábamos consignas y mentadas de madre al gobernante y rector en turno; recuerdo con melancolía las tocadas de rock de aquel Mr. Máquina, Amanecer, The four winds y otras bandas igual de gloriosas que amenizaban las campañas de convergencia universitaria y ABCD; yo comulgaba en ese entonces con los últimos. Me sentía identificado con las ideas revolucionarias que perseguían la igualdad, la justicia y la paz social, partiendo de una universidad fortalecida, con libertad de cátedra y con muchos maestros que nos inspiraban con sus ideas, con su amplio conocimiento y cultura. Era un privilegio ir a clase, mi Prepa I, era un templo del conocimiento en el que interactuaban alumnos y maestros sin improvisación, con una alta calidad en su forma de trasmitir su sabiduría. No se contrataba a cualquier idiota para dar clase, o cuando menos, nunca me topé con alguno.

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No teníamos ni celulares, ni Internet y nuestra biblioteca era rústica pero suficiente; no había butacas por ello, llegaba muy temprano para apartar una buena posición y disfrutar las cátedras de mis muy queridos profes, a quienes recuerdo con mucho aprecio y a los cuales no quiero referirme por temor a que se me escape alguno. Ya en este renglón, creo necesario agradecer a los dioses y al universo por tal prodigio y por la enorme oportunidad que me dio mi madre uaz, mis maestros y hasta mis compañeros. Era el tiempo el heavy metal; Wasp, Kiss, Def Leppard, Twisted Sister, Mötley Crüe, Ratt, Judas Priest, Iron Maiden, Motörhead, Deep Purple, Dio, Black Sabbath, etc. También fueron tiempos de pagar medio en los camiones y aguantar a los choferes que se pasaban de lanza y hacían rabietas o aventaban el dinero cuando veían nuestras credenciales (. .); igualmente, el pago de medio boleto en la Sala 2000 fue un buen aliviane, de otra forma ni como invitar a la novia. No había dinero en las bolsas, escaseaban la ropa y los zapatos aunque fueran CANADÁ, ni soñar en los de marca; pero los anhelos desbordaban nuestras mentes, nos motivaba la explotación laboral que padecían nuestros padres, con salarios más jodidos que los de ahora y con jornadas de trabajo igual de extenuantes que las de hoy; nos sentíamos libres con toda y nuestra hambre y pobreza; subíamos a ver la ciudad de Zacatecas desde La Bufa sin ninguna restricción que no fuera la de aguantar el frío, para lo cual, más de alguna vez, nos sirvieron de fogata las coronas secas de los hombres ilustres; caminábamos de noche a disfrutar la avenida Hidalgo; los policías no se metían con uno, pues no traíamos ni auto, ni dinero para tomar alguna bebida estimulante.

Los domingos acudíamos a la Fayuca a comprar el cassette metálico que prometía un excelente sonido, seleccionábamos las mejores rolas y disfrutábamos al máximo cada una de ellas; éramos creo, una generación sana y positiva salvo algunas excepciones que siempre las hay. El estado mantenía su hegemonía y no nos preocupábamos mucho por la democracia, pues antes de las elecciones ya sabíamos quién iba a ganar, así que no era una preocupación fundamental para nosotros la alternancia en el poder. Problemas de inseguridad siempre los hubo, algunos más graves que otros, sin embargo, no recuerdo un evento tan miserable como el cometido contra nuestros hermanos normalistas de Guerrero; no advierto temor en mi juventud en relación con el estado, ni haber padecido persecución o discriminación alguna, tal parece ser que la también nefasta experiencia del 68 nos protegía, pero ahora tal episodio ha sido limitado a un NO SE OLVIDA, por lo que considero que los jóvenes deben mirar de frente a las autoridades y sentar las bases de un nuevo trato, a partir del cual, los estudiantes en México constituyan un sector privilegiado y protegido por leyes e instituciones, con compromisos bien definidos, con apoyos suficientes y efectivos, orientados a fortalecer su desarrollo profesional, a sabiendas que sobre los hombros de nuestros muchachos descansa el presente y el futuro de nuestra nación. Los gobiernos federal, estatal y municipal, deben establecer nuevas estrategias de vinculación con los jóvenes a quiénes debe invitarse a planear y edificar el desarrollo de sus pueblos y comunidades; propongo que los mejores promedios de las distintas carreras universitarias, representen los intereses de la juventud en diversos ámbitos de poder para que velen por sus propios intereses. Invitemos a los jóvenes a ser gobierno, a formar parte de las decisiones y no de las consecuencias de la ineficacia gubernamental. ■

 

*Representante de Zacatecas ante el Consejo Consultivo Nacional de Medio Ambiente de la Semarnat

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