- Nómada*
La celebración del Año Nuevo, corresponde a la necesidad que tenemos todos los humanos de concluir un ciclo de tiempo e iniciar otro nuevo. Desde épocas muy remotas el hombre ha intentado medir el tiempo a través de calendarios y de esta manera registrar los fenómenos más importantes; la palabra calendario deriva del latín calendarium, que significa sistema de división del tiempo y proviene de calende, primer día del mes romano.
En época antigua, los mexicas celebraban el año nuevo el primero de marzo, Fray Diego Durán en época colonial lo registra de la siguiente manera: “Las gentes salían a los campos, a las cementeras y a los huertos para tocar con sus manos las hiervas, las flores y los frutos renacidos. Hombres, mujeres y niños recorrían así, las chinampas floridas para inundar su alma de colores y aromas. Los más devotos formaban algunos ramos y los llevaban a sus templos”.
Luis Weckmann nos dice que en la Nueva España, el año empezaba según la usanza romana, pero desde el medievo se acostumbraba numerar el año de muchas maneras. Castilla fue la última en adoptar la era cristiana y fue hasta 1545 en que se consideró iniciar el año el primero de enero en la Nueva España.
En el siglo diecinueve, la marquesa Calderón de la Barca, anotó lo siguiente: “¡Año Nuevo! Se advierten manifestaciones especiales de alegría para festejar la llegada del Año Nuevo. Suenan más las campanas, se dicen más misas. Los trajes de los campesinos que por la calle discurren tienen mayor aspecto de alegría y por las calles mismas pasa mayor número de carruajes que llevan en su interior damas mejor vestidas que de ordinario”.
En Veracruz, los niños cuelgan de una rama un monigote de tela al cual llaman el año viejo y con el salen a pedir dulces. En Zacatecas, el año nuevo se celebra con mucho regocijo, en muchos pueblos se prepara una cena especial igual que en Navidad. En la ciudad capital, aún se tiene la costumbre de comer doce uvas, una por cada campanada de la media noche, en las calles los niños truenan cohetes y queman luces de bengala.
La fiesta del año nuevo esta concatenada con la navidad y en este periodo podemos encontrar tradiciones y símbolos muy antiguos como las piñatas. La piñata tiene su origen en China, Marco Polo la lleva a Europa en el siglo doce y de España llega a México en época colonial. Durante los días perdidos o Nemontemi, cuando los espíritus de los antepasados mexicas volvían a sus hogares, las familias se alejaban para evitar ser reconocidos por estos. En esas huidas visitaban a parientes o amigos llevando para el camino joyas con provisiones que por ser pesadas, los niños rompían al regreso, esta tradición mexica fue utilizada por los frailes para implementar la tradición de las piñatas.
El árbol de navidad, como símbolo es muy antiguo, porque ha sido objeto de culto de muchos pueblos, los egipcios, los chinos y los hebreos ya veneraban al árbol. La leyenda del árbol de navidad se remonta al año 522 cuando San Bonifacio, tratando de evangelizar al caudillo germano Gundhar, advierte que el hijo de este iba a ser sacrificado al dios Donar, bajo el roble sagrado; dice el mito que Bonifacio impide la muerte del niño derribando de un hachazo al roble y sustituyéndolo por un abeto a quien nombró Árbol del niño dios. El primer árbol de navidad en México fue puesto en 1864, en el castillo de Chapultepec por órdenes del emperador Maximiliano.
Con este artículo se cierra el siclo de publicaciones sobre fiestas y tradiciones zacatecanas espero hayan contribuido a despertar el interés por nuestra rica cultura popular, quien en estas líneas escribe continuará siendo un nómada en esta tierra mineral, porque espero seguir descubriendo en cada pueblo zacatecano tesoros en cada fiesta, danza, juego, música o rito comunitario.
Gracias a La Jornada por ayudar en la difusión de la cultura popular y gracias a todos ustedes por haberme leído cada miércoles. ■
*Nómada: Espacio patrocinado por la Secretaría de Turismo de Zacatecas. Espacio de difusión de las fiestas y tradiciones zacatecanas del Museo Etzcuincle
