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jueves, 16 mayo, 2024
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El regalo navideño

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Por: RENÉ LARA RAMOS • admin-zenda • Admin •

Interesante regalo, con todas las reservas del caso, en cuanto alcances y límites para la institucionalidad pública y sus autoridades, en varios estados de la República, la noche de paz, no fue noche de paz, sino de inquietud, más aún, de zozobra, en un invierno, no tan terrible en la región, por decir, la centro norte de la República, la cual comprende, entre otros, a los estados de Guanajuato, San Luis Potosí, Jalisco, Michoacán, Estado de México, Zacatecas, etc., en plenas fiestas navideñas y más familiares que públicas, de nuevo apareció el fantasma “institucional” de la escasez de combustible, real o artificial, pero con potencia suficiente como para alertar a la mayoría de la gente, su difusión, fuera cierta o no, corrió como reguero de pólvora y en algunos o muchos lugares consiguió hacer realidad el objetivo anunciado: en pocas horas se agotó la existencia de combustibles en las gasolineras de las áreas más cercanas a los habitantes – usuarios e incluso, en otras, más alejadas de su localidad. El fantasma cobró realidad.

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Cierto, era de esperarse la disposición de un mayor ingreso por los propietarios y conductores de automotores con motivo de la derrama económica, no sólo por recibir la quincena sino por su incremento pecuniario, vía el modesto ingreso adicional del aguinaldo, para quienes tuvieron la suerte de tenerlo y qué mejor que gastar lo estimado necesario para no quedarse sin gasolina, quienes tuvieran auto, por si fuera cierta su escasez. En ese momento, muchos más motivos tornan complejo un asunto que no lo es, qué hacer sin gas para la estufa, el boiler, la eventual calefacción, etc., gasto cotidiano que ante precisamente la disposición ocasional – estacional de un mayor recurso, torna complejo, algo que en su inicio no lo es y hay razones para ello: los conductores, usuarios consuetudinarios de combustibles, tal vez no tienen claridad sobre las reservas de combustibles en las gasolineras y en previsión de salir de viaje o dar un simple paseo, les va a incomodar no contar con el combustible necesario para hacerlo y lo difundible de tal artificialidad ayuda para cargar con un poco más de combustible y  enfrentar una posible eventualidad de su escasez, a la que así se contribuye, también eventualmente, a lograr. Lo indeseado, la escasez, puede cobrar realidad en ausencia de las reservas adecuadas o el surtido oportuno en días tan sentidamente festivos para todos y ese plus económico actúa como recurso cultural del que no se dispone en otras fechas.

Antes incluso de que pasara navidad, hubo gasolineras donde se agotó el combustible, quedaron sin la reposición inmediata y Pemex tuvo que solicitar a los demandantes, “no realizar compras de pánico ni exponerse a adquirir en tomas clandestinas, porque, aseguró, tiene combustible suficiente.” (Cobertura de MIRIAM POSADA GARCÍA; VICENTE JUÁREZ, JUAN CARLOS G. PARTIDA Y CARLOS GARCÍA para La Jornada, 26.12.16.) No obstante tal advertencia, la realidad se impuso de nuevo: “en San Luis Potosí alrededor de 50 por ciento de estaciones de servicio suspendió operaciones por falta de combustible; en Jalisco no se ha regularizado el abasto de Premium; en León no hubo durante cinco días, y en Michoacán y Estado de México no se ha normalizado.” (Misma referencia.)

Y afloró una realidad, alejada y contraria a las declaraciones y solicitudes de la empresa, Pemex, como OBJETO, es decir, ya privatizada o sujeta por la privatización energética como proceso aún indetenible, ese vaivén de realidad e irrealidad, convirtió en OBJETO, la falta de combustible que por sí misma acerca cada vez más a un futuro nacional sin Pemex o con un Pemex, acotado o sustituido, por una privatización energética que avanza cada día. Lea Usted, si no: La compañía no explicó las razones del desabasto; sin embargo, en cada localidad afectada se habla de diferentes motivos, como “el cambio de contratos para los expendedores”. (¡…!)

El párrafo anterior torna cada vez más explícita una realidad que lleva años de ser intervenida por el estado neoliberal que hoy es México: la rapiña por lo que queda de lo público. Estado cuya construcción necesita para emerger la desaparición total de la antigua y fuerte paraestatal. Fuerte como tal y no como la caja de caudales a disposición de los políticos para “contrarrestar” los dispendios y dilapidaciones hechas al patrimonio público, por un estado neoliberal que cada día se achicha y revela incapaz, para contribuir y “controlar” su existencia en beneficio de un público ciudadano ante el cual cada día se muestra más como debacle que como opción de desarrollo o siquiera, de mejora, y eso se hace para hundir al público ciudadano en el desamparo económico, social e institucional. Ambiente donde lo único que crece a “descobijo” de la ciudadanía que más lo requiere como PÚBLICO es la privatización de lo poco público que queda y una miseria como opción económica y política que no se puede enfrentar sin algo verdaderamente opuesto al modelo neoliberal: la generación y empoderamiento de una cultura democrática ciudadana auténtica. ■

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