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martes, 30 abril, 2024
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Fiesta y Pastorela del Señor de la Ascensión en Jerez

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Por: MARTÍN LETECHIPIA ALVARADO* •

  • Nómada*

La pastorela del barrio de San Pedro se lleva a cabo el 25 de mayo, en honor al Señor de la Ascensión. Parece extraño que en dicha época del año se represente el nacimiento de Jesús, pero en Zacatecas este evento se manifiesta en fechas muy diversas, por ejemplo, en Sauceda de la Borda se lleva a cabo el día 19 de marzo, día de San José; en el “ranchito” Valparaíso, por su parte, se escenifica la Pastorela de los siete vicios el 3 de mayo, al tiempo que en  Zóquite, Guadalupe, se realiza el 6 de enero.

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En el barrio de San Pedro, los vecinos dicen que su pastorela fue traída de un rancho cercano, conocido como La Gavia, pequeña población donde habita un grupo de origen nahua con un gran afecto por el teatro comunitario. La obra llegó al barrio  hace medio siglo, junto con un coloquio conocido como la historia de Barrabás, el cual, lamentablemente dejó de representarse,  y acompañaba   hasta hace poco  a  la pastorela: El coloquio de los tres Reyes Magos, era otra obra en  donde el Rey Herodes era el personaje principal. La pastorela de san Pedro  inicia con un convite por la tarde, en cual participan todos los actores ataviados; la procesión es acompañada por una banda de viento que entona música navideña, propia de la comunidad. Los diablos y el ermitaño hacen travesuras, a la vez que lucen hermosas máscaras talladas en madera.

Actores, músicos y buena parte del barrio llegan al lugar de la representación, donde se ha construido un foro. La obra comienza, el público escucha con atención y ríe cada determinado tiempo por las ocurrencias de los vicios y el ermitaño, quién, en varias ocasiones, se aparta del guión original e improvisa versos que se refieren a la vida cotidiana, además ridiculiza a los vicios, se burla de manera ingeniosa y, a veces, utiliza un lenguaje altisonante que provoca la risa de los espectadores. Así, el rito se vuelve, en ciertos momentos, pagano. A la mitad de la pastorela se queman las cornamentas de los vicios, las cuales están hechas con una estructura de carrizo y cartón, donde van adaptados juegos pirotécnicos que estallan en colores, dando como resultado, un espectáculo digno de admirar.

 

Máscara del ermitaño

La máscara que utiliza don Pedro Murillo, quien representa el ermitaño, fue elaborada por él mismo, hace muchos años, con madera de colorín. La careta representa a un anciano de aspecto afable y rasgos europeos. Tiene cejas, bigotes, patillas y una gran barba blanca –hecha actualmente con rafia-; el rostro es redondo y está pintado de rosa, muestra una sonrisa benévola y posee nariz ancha con amplios orificios que permiten la respiración adecuada del actor. Los ojos están muy abiertos, un tanto saltones, lo que le da un toque cómicos. La máscara remata con un enorme sombrero de palma, en el cual va tejido con estambre, el nombre de Jerez. Además, el ermitaño porta una larga túnica café, un morral de ixtle, un rosario amarrado a la cintura y un chirrión para ahuyentar a los demonios. La máscara se ajusta perfectamente al vestuario de monje franciscano, y si a esto le unimos la buena actuación de don Pedro Murillo, tenemos un personaje muy convincente dentro de lo teatral.

 

Máscara de los vicios

Las máscaras de los siete vicios, en la pastorela de San Pedro, son muy variadas. Sólo una posee figura humana, mientras que el resto representa demonios, los cuales, más que vicios, parecen animales, aunque no por ello dejan de ser interesantes y bellas hay que recordar que los diablos indígenas representan figuras de animales contrariamente a las máscaras europeas  en donde el diablo es rojo con pata de cabra. ■

*Nómada espacio patrocinado por la Secretaría de Turismo del estado de Zacatecas/ Espacio de difusión de las fiestas y tradiciones de Zacatecas del Museo Etzcuincle

 

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