■ Hay candidatos ungidos, sin respeto de los tiempos y carentes de propuestas e ideologías claras
■ No era la senaduría lo que interesaba a Monreal en 2013; era escalón a la gubernatura, dijo
La coyuntura de la elección local de 2016 ha dejado ver una vez más que el ejercicio político se ha vuelto “un tema de ficción”, donde hay candidatos ungidos, sin respeto por los tiempos legales, carentes de propuestas e ideologías claras, las encuestas se vuelven herramientas omnipotentes para la toma de decisiones y hay una ciudadanía desarticulada.
En lo anterior coincidieron los académicos, Juan Francisco Valerio Quintero y Marco Torres Inguanzo durante su participación en el programa de análisis político-social, Synergia, producción de La Jornada Zacatecas Tv y conducido por Raymundo Cárdenas Vargas.
Ahí el docente de la Unidad Académica de Ciencias Sociales de la UAZ, Valerio Quintero, opinó que el sistema político mexicano ha perdido la capacidad de romper ciclo políticos y utiliza los tiempos electorales en una especie de ficción, ya que en muchos casos candidatos son electos pensando en el cargo que sigue, dándose con ello una suerte de perversidad y un descuido de la función inmediata.
Señaló que los precandidados a gobernador Alejandro Tello y David Monreal son un ejemplo de ello. Caso específico del senador petista, ahora precandidato de Morena, Monreal dijo: “todos sabíamos” que no era la senaduría lo que llamaba la atención en la elección de 2013, sino que la veía como un escalón para la candidatura a gobernador.
Marco Torres advirtió por tanto, pocos cambios para los actuales comicios, porque para elegir a los candidatos los criterios fundamentales de los partidos son las encuestas, cuando los procesos internos deberían ser el motivo para discutir las propuestas, la cuales están ausentes.
Torres aludió a una metáfora en la que los partidos son una especie de cascaron y como tal ya no son un sujeto político, en lugar de tener un balón, ahora es un frasco lleno de pelotas donde cada una son grupos que pueden migrar de un cascarón a otro y con una identidad líquida. Por lo que ante esa estructura no se podrían esperar cambios.
A pregunta expresa de Raymundo Cárdenas de ¿para qué deberían de servir las elecciones internas?, Francisco Valerio de entrada opinó que la visión de partidos a partir de su práctica, deja muy pocas esperanzas para ciudadano, cuando en “un plan del soñador” se podría pensar que los partidos deberían tener una estructura programática.
Sin embargo, la vida política interna es sumamente pobre y sus estructuras partidistas funcionan o se activan cuando suena la alarma de las elecciones. Cuando, a consideración de Valerio, al igual que los maestros que no acrediten la evaluación son despedidos, a los candidatos se les debería hacer un examen por lo menos de sus documentos básicos de su partido y los problemas nacionales y ver que tan aptos son.
En el entendido que si resulta electo tendrá que tomar decisiones y para ello hace falta información y formación profesional.
Marco Torres consideró que hay una estrecha relación entre la manera como elijen a sus candidatos los partidos y la calidad de los gobiernos, pues se requieren personas con proyectos y criterios de desarrollo y no sólo nombres.
Aludió al partido Morena en donde hace tiempo se planteó que fueron tomados como posibles candidatos únicamente los que tengan un proyecto que sería revisado por el partido, pero no se aceptó. El interés radicaba en que los proyectos definen los intereses, de lo contrario se esconden y resultan sorpresas.
Desarticulación social
No obstante, el fenómeno que en gran medida solapa la corrupción, amiguismo, ineficiencia y toma de decisiones unilaterales en los partidos, opinó Francisco Valerio, es la falta de articulación social. La cual, no sólo se traduce en el ausentismo de las urnas, sino ausencia de la ciudadanía de la vida pública, generada quizás desde una perversión del sistema.
En el entendido que cuando el ciudadano desaparece de la escena pública, se tiene una sociedad que camina coja. Mientras que los gobernantes se afanan en ocultar la naturaleza real de un problema como la devaluación del peso o la inseguridad pública, cuando lo verdadero es que hay abismo entre las palabras del funcionario y el comportamiento de la realidad.
En coincidencia con Valerio, Marco Torres opinó que si bien la degradación política es causa de los malos gobiernos, también lo es la ausencia de emergencia social; es decir, hay una sociedad desarticulada y ante ello no se podrá resolver la degradación y los partidos con las prácticas actuales no se dejarán de reproducir.
En gran medida, la desarticulación política de la sociedad, creyó, Valerio se concibe por el bajo nivel educativo de una sociedad, cuyas universidades públicas carecen del interés gubernamental.
Mientras tanto, en el interior de los partidos, agregó Torres, poco se puede esperar, incluido Morena, donde se tiene una estructura “hipercentralizada y un centralismo porfiriano”. Por tanto, únicamente si se forman polos ciudadanos se podría mejorar la calidad de la democracia.
Papel de UAZ en elecciones
Por otro lado, Raymundo Cárdenas preguntó a los académico ¿qué papel debería jugar la UAZ en las elecciones de 2016?
Al respecto, Francisco Valerio consideró que la Rectoría y los sindicatos de la Máxima Casa de Estudios están obligados a hablar con todos los aspirantes a gobernador y sacarles un compromiso como el que digan públicamente qué papel le asignarían a la UAZ durante su gobierno, qué piensan de la calidad formativa y en qué medida responderían a las necesidades de la institución.
Marco Torres habló del deber que debería tener la UAZ de organizar el debate de los candidatos en sus aulas y auditorios, a fin de ser una institución traductora a la opinión pública, tal cual lo ha hecho la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Iberoamericana.
