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jueves, 16 mayo, 2024
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Riesgos y futuro

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

  1. Con todo lo que significa en representación la facticidad y temporalidad de algo, la “renuncia” de Carmen Aristégui, fue un medio extremo y riesgoso de llamar a fijar la atención sobre algo. No se embestía contra ella sino contra el público – escucha de su programa y seguidores, por TV o Internet y contra el valor de su programa: la libertad política y el periodismo de investigación sobre lo que ocurre en nuestro país. La convirtieron en ejemplo, “lo digo a ti, para que los demás lo entiendan”. Los demás, no son los otros protagonistas de la radio o TV, sino los miles de mexicanos que la escuchaban o veían. Viejo “refrán”, represión nueva, disfrazada a sí misma de respeto… ¿Para embestir contra la posibilidad de ejercer la libertad política en el presente proceso electoral en marcha o acotarla? Por supuesto, después de tantos días de huelga y las guardias respectivas, a lo mejor veo monos con tranchete. No obstante, quiérase ver así o no, la embestida a Carmen se inscribe en el plano de la gesta electoral.
  2. En México, ya ocupa el escenario mediático el tema electoral, proceso aún imprescindible para “regular” la convivencia nacional con la celebración de elecciones para diputados federales en marcha. Quienes triunfen, ¿sin importar el medio?, pasarán a integrar la máxima tribuna nacional que debiera ser para debatir y resolver, en su competencia, lo relativo al entramado para que fortalezca o modifique las reglas a seguir en la construcción del país, mediante una viabilidad democrática, lo deseable. Eso exige investigación y debate a fondo de lo que actualmente son el país, los estados y la política mexicana, siempre urgida de crítica, consistencia y mejora en los hechos, al definir y acotar los buenos o plausibles deseos mediante un creciente y documentado debate democrático, capaz de contener la estulticia y ofrecer, concurrir y ayudar a sus electorados a construir salidas del atraso que impulsen opciones consistentes para un desarrollo que tome en cuenta la localidad y las exigencias nacionales de México y de los mexicanos.

Al decir México, no se piensa en el gran sector y actor político que es el Gobierno Federal para impulsar, retener o desechar experiencias de desarrollo regional, sino en investigar y definir en concreto, qué necesitan los mexicanos para impulsar y fortalecer su inmediato desarrollo local. Uno al que puedan y deban imaginar, conocer, representar, aterrizar y operar in situ, no sólo desde la comodidad de los sillones de las secretarías nacionales o las H. Cámaras, que operan en un ambiente redundante en recursos, institucionales y técnicos, a cuy@s ocupantes funcionarios o legisladores, veces ni sus asesores conocen. Recursos (institucionales y técnicos) que a veces ni saben de su existencia y manejo para conseguir aterrizar fines concretos de comunidades, localidades o regiones, intra o inter estatales, concretas.

  1. En un ambiente de realidad, ilusiones y promesas, se gestó, estalló y transcurrió la huelga en la UAZ, sobre cuyos riesgos, peligros y logros, se discute o se asumen posiciones de distinto tipo, lucidez o certidumbre. Por lo pronto, el ideal que significó a su fuerza, no fue otro que la promesa de saneamiento financiero de la UAZ, formulada y hasta hoy incumplida por el secretario Videgaray. Eso deja a la UAZ, si no en una peor situación financiera, sí muy lejos de lo que pudiera ser su futuro académico a raíz de concretar ese rescate histórico, nada extraordinario en el país del Fobaproa que aún se paga, sino porque la organización UAZ, con fianzas sanas, cuenta con todos los recursos institucionales necesarios para manejarse con transparencia y equilibrio para bien de los zacatecanos, no por el saneamiento en sí mismo, sino a partir de un hecho institucional, fundante: la concreción del fortalecimiento de su despliegue académico, al contar con finanzas sanas, iniciaría un nuevo período de desarrollo universitario al servicio de los zacatecanos y el país. Reto a enfrentar por la UAZ para ordenar su desarrollo académico cuando menos por los próximos 10 años. El fin del actual rectorado y dos más, son tiempo suficiente para desplegar y asentar dinámicamente una nueva y más consistente institucionalidad académica; período en el cual, las distintas expresiones a su interior, hoy más ideológicas que académicas y políticas, “desaparecerían” o devendrían en potentes organizaciones civiles o académicas universitarias de respaldo a instancias civiles o institucionales dinámicas y, por eso mismo, prevalecería más el debate académico y su carácter axial sería efectivo, ante cualquier ideología depredadora, carente de visiones de futuro. Por supuesto, en todo momento de la institucionalidad universitaria, los zacatecanos ganan con una universidad con su autonomía centrada en lo académico para pensar desde ahí la problemática e imaginar el futuro de los zacatecanos, todos, que la sostienen y a quienes brindaría más y mejores opciones para avanzar en desarrollos alternativos y adecuados a lo que son el estado de Zacatecas, su región y país. ■
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