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miércoles, 1 mayo, 2024
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“Barcelona en común” y “Ahora Madrid”: el asalto a las instituciones (tercera parte)

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Por: RICARDO BERMEO •

Denominada de diversas formas: “ruptura democrática”, “revolución democrática”, “asaltar las instituciones”, etc., España se ha convertido en un laboratorio político, cuyos referentes son Grecia -con Syriza- que como sabemos, siguen enzarzados en durísimas negociaciones con las elites financieras europeas, y, también, por otro lado, Latinoamérica (donde los gobiernos “progresistas”, se enfrentan a un incierto futuro, entre la espada del imperio del caos y los propios errores -y/o aciertos- políticos acumulados, según sea el caso), ambos referentes, y sus derivas respectivas, indican la necesidad de incluir en el debate las otras escalas.

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Esas escalas, en el caso español (…y griego, etc.), irían desde las alternativas municipalistas, a la reinvención del proyecto democrático europeo, pasando por las escalas regional y nacional, se encuentran “encastradas”, unas en las otras, incluyendo el conflictivo panorama geopolítico global. Ninguna de esas escalas puede ser olvidada en los análisis, si se quiere alcanzar la victoria electoral, y después “gobernar”, implementando los programas políticos por los cuales el electorado habría –eventualmente- votado, convirtiendo (¿?) en gobierno a una oposición -de tan reciente creación- como sería el caso de “Podemos”.

En España, comienzan a ser anticipados los posibles resultados del largo ciclo electoral, 4 elecciones a lo largo de 2015, aunque son escenarios aún “volátiles”, algunos sondeos electorales recientes permiten considerar como posible, un cambio de régimen político, especialmente, si nos situamos en el nivel de las elecciones generales, (noviembre de 2015) donde “Podemos” aparece como un serio rival (aunque varían mucho los sondeos electorales, entre sí, y a lo largo del largo ciclo electoral, es posible que se presenten variaciones que puedan ser determinantes, en función de los resultados previos, de errores o aciertos difíciles de ponderar con anticipación).

Un triunfo de “Podemos”, indicado por algunos sondeos electorales, la derrota del PSOE y PP, actores políticos centrales del bipartidismo que fungió como pilar del régimen político postfranquista, los ha llevado a cerrar filas en un objetivo común, derrotar a “Podemos”, desatando una “campaña negra” sistemática, que incluye, entre otros puntos, arteros ataques: primero, denigrar -justamente- las dos referencias arriba mencionadas, por un lado, Grecia, repitiendo, como lo ha hecho, Mariano Rajoy, que Syriza, ha sido obligada a continuar con las políticas acordadas por la Troika, lo que demuestra, por lo tanto, que su programa era irrealizable, en suma, que es imposible construir alternativas contra la “dictadura financiera” impuesta por los bancos e instituciones financieras, para obligarles a pagar una deuda gigantesca, “podrida” en la medida en que hunde sus raíces en la corrupción y, por ello, odiosa, repudiable, (está -ya- en marcha una auditoria de esa deuda en el parlamento griego), por lo demás un punto de vista, compartido también por otras fuerzas, desde la izquierda, como el partido comunista griego, quien lanzó a miles de personas a las calles para protestar contra la “traición” de Syriza, e incluso, por algunas voces dentro del propio entorno de Syriza, (se trata de un candente debate que sigue abierto, no sólo en Europa). Un segundo punto de ataque contra “Podemos” es su “latinoamericanismo” reducido -a fuerza de manipulación- a burdo “chavismo”, la matriz antichavista, sembrada en el imaginario social por el mainstream mediático global, permite “encabalgar” la campaña de desprestigio contra “Podemos”, tachándolo de populista, y por asociación… “totalitario”, etc. Un tercer punto del ataque, ha sido por la vía de buscar puntos débiles entre los integrantes de “Podemos”, para exhibirlos buscando demostrar que (también) son corruptos, que mienten, etc. tal fue el caso de la campaña contra Juan Carlos Monedero, una de las figuras más conocidas de “Podemos”. Un cuarto punto, es apoyar otro partido, Ciudadans, -que sigue creciendo- para restarles votos. Etc.

En México no es algo desconocido, tenemos presentes campañas negras similares. Lo interesante es que al  articularlos -los puntos anteriores y otros-, muestran en filigrana, un intento de quebrar la narrativa con que “Podemos” ha logrado despertar una creciente adhesión entre sectores cada vez más amplios del electorado español.

Más allá, “Podemos” ha mostrado, en positivo, su capacidad para articular, tanto el horizontalismo (de una “sociedad en movimiento” que ha desbordado al régimen instituido, donde se superponen diversos y muy potentes movimientos, el 15M –“indignados”-, las mareas, V de vivienda, la PAH, etc.), con el verticalismo, que han resultado ser eficaces en el terreno electoral. Ese entrecruzamiento de “democracia de base”, con “democracia representativa”, enfatizando el papel de los liderazgos, especialmente de Pablo Iglesias, ha motivado críticas fundadas. ¿Es conveniente, en aras de la eficacia electoral, sacrificar la propia autonomía de los movimientos sociales, ante los que “Podemos” se presenta como si fuera su continuidad?

Esta problematización, apunta a contextualizar las dos alternativas municipalistas sobre las que volveré ¿En qué medida profundizan la radicalidad democrática de los procesos de cambio abiertos? ■

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