■ Planeación urbana definida por intereses políticos, sociales y económicos: González
■ Nueva dinámica, que los ciudadanos sólo se trasladen de su casa al trabajo o viceversa
La violencia estructural del modelo económico neoliberal no solamente se refleja en los efectos de la llamada guerra contra el narcotráfico o en las condiciones de pobreza y vulnerabilidad, sino también en la segregación socioespacial de que son objeto ciertos sectores sociales en las urbes, como es el caso de la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe, afirmó Margarita González Hernández, investigadora de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Expuso que diversas expresiones de la violencia tienen que ver con la segregación residencial, lo que genera determinados comportamientos de los ciudadanos como consecuencia de esa estructuración urbana.
“Muchos estudios que tienen que ver con las ciudades plantean que la planeación urbana ha sido realizada de forma institucional, pero es otra la que realmente se lleva a cabo. O sea, que en México se crean planes de desarrollo urbano y muchos de ellos simplemente no se llevan a cabo”, dijo.
Desde su punto de vista, la planeación urbana tiene relación con la localización física y espacial de los diversos sectores sociales y cómo se determina de acuerdo con los intereses económicos.
En ese sentido, hay la tendencia de privilegiar a ciertos grupos sociales al ubicarlos en determinadas áreas de la ciudad, mientras que otros sectores no es que prefieran organizarse en las zonas periféricas, sino que el mercado de la vivienda y las condiciones actuales provocan que habiten esos lugares.
González Hernández expuso que “la planeación urbana en México ha sido definida fuertemente por intereses políticos, sociales y económicos. Existen instrumentos que pueden orientar de tal manera el diseño de las ciudades y eso no es imparcial, porque inciden esos intereses. Esto es un tipo de violencia estructural”.
El acceso a los recursos urbanos, entre ellos la infraestructura, equipamiento, servicios públicos tales como escuelas, parques, seguridad pública, etc., es un tema que también preocupa porque están localizados en lugares donde hay mayor densidad poblacional.
También la violencia se refleja en la accesibilidad, pues si antes era importante el contacto social en el que tenían un papel fundamental los centros tradicionales de convivencia como el Centro Histórico, ahora la política neoliberal promueve una dinámica en la que los ciudadanos solamente se trasladen de su casa a su trabajo o viceversa, sin necesidad de tener contacto social en ese espacio.
Asimismo, González Hernández mencionó la existencia de violencias urbanas emergentes que se refieren a la imposición de comportamientos y conductas de consumo de ciertos grupos sociales, además que se genera miedo al otro, es decir, se crean estigmas sobre los colectivos sociales como es el caso de determinadas manifestaciones juveniles.
