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miércoles, 1 mayo, 2024
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¿Para qué vino Amalia y a quién le importa Zacatecas?

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Por: ISRAEL GUERRERO DE LA ROSA •

■ Palíndromo

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Esta semana, Zacatecas ha vivido situaciones políticas particulares que en algunos casos rebasan el ámbito local por las implicaciones que tienen y tendrán en el escenario nacional.

Uno, el pasado lunes, se llevó acabo el relevo del Poder Ejecutivo en el estado, en el cual Alejandro Tello Cristerna asumió la gubernatura. Acto que tuvo significados importantes tanto por su discurso como por el mensaje político no escrito.

Si la revisión no me falló, marcó un hecho histórico al ser la primera transición del Poder Ejecutivo, que se realiza en recinto alterno a la sede del Poder Legislativo, derivado de la toma de las instalaciones por miembros del Movimiento de Regeneración Nacional. Esto deja el interrogante ¿qué acuerdos obedeció Morena para no permitir que se llevara el acto protocolario y retirarse un día después de la decisión del Tribunal?

Además, más allá de contar con la presencia de gobernadores de otras entidades, de senadores y de la dirigencia nacional de su partido,  llamó la atención la asistencia de la ex mandataria Amalia García Medina, a invitación del gobernador entrante.

La presencia de García Medina dejó entrever el complejo contexto político con el que iniciaba el gobernador entrante. En principio se pudiese apreciar como un acto de buena fe y de civilidad política ante una sociedad dividida y enfrentada, con el cual Alejandro Tello busca superar la retórica de campaña y dar los primeros pasos  hacia ese pacto de reconciliación al cual convocó al recibir su constancia de mayoría.

Sin embargo, también fue percibido como un acto del nuevo gobernante para marcar distancia con su antecesor y “sacudirse” la carga que implica mantener conflictos políticos heredados por el sexenio anterior. La marca Alonso, particularmente en la campaña se convirtió en una hipoteca política de alto costo y con la cual no podría gobernar.

En este caso fue más allá, señaló en su discurso su compromiso de sancionar todo acto de corrupción o tráfico de influencias “si los hubo o se generan”, reafirmó que no habrá intromisiones familiares o de amistad en las decisiones del gobierno, rechazó el influyentismo, se comprometió a hacer más transparentes los procesos de compras del gobierno y conducir una administración con austeridad y revertir la reforma administrativa sello del ex mandatario.

Frases obligadas que no tendrían mayor impacto sino hubiesen sido la crítica constante y permanente hacia el gobierno que ya se fue. El conflicto está abierto.

Finalmente, la asistencia de la ex gobernadora significó una bocanada de aire necesaria para el gobernador ante un panorama post electoral donde enfrenta una resistencia manifiesta por parte del partido Morena. Mantener otro conflicto abierto, así fuese con un PRD resquebrajado, era un lujo que no se podía dar. Requería de tender puentes, de mostrar “aliados” y obtener la legitimación de su triunfo por un sector de ese partido. Amalia le hizo el trabajo y Tello Cristerna dio una muestra de habilidad política la cual había sido menospreciada por sus adversarios.

Dos, nueva elección en la bizarra capital zacatecana al ratificar el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la anulación del proceso electoral por violaciones graves al principio de equidad en la contienda.

En este tema, la cuestión que se asoma a estas alturas es ¿a quién le podría interesar ganar la reedición de la elección?

Lo que en el proceso electoral pasado pudo considerarse la joya de la corona, pareciera que ha dejado de ser atractiva, por diversas cuestiones, entre ellas: quien llegué  lo hará a un municipio con severas dificultades financieras, limitado margen de maniobra para integrar nuevos perfiles burocráticos; a gobernar prácticamente un año con un presupuesto estatal y federal impuesto y decidido, y consecuentemente con pocos recursos económicos para acercarse algo a las expectativas sembradas en la población.

¿Hay alguien que se interese por este gatuperio?

Aunado a esto y en el caso de Morena, participar en la nueva elección sería, de alguna forma, validar la decisión de los órganos jurisdiccionales electorales y el precedente que han sentado en torno a los fundamentos para anular una elección; argumentos que sin duda llevan la dedicatoria al líder moral de ese partido, Andrés Manuel.

Para el PRI  significaría un reto revertir la percepción de que se ganó en la mesa lo que no se pudo ganar en las urnas y reducir la sensación de agravio que una importante parte de la población capitalina tiene en esta elección en específico. Se requeriría pues, una gran inversión en obra visible y tangible.

¿Quién se apunta a dejar su cómoda curul en San Lázaro para cargar con el entuerto?

Otro de los hechos que ha agitado el ambiente político local y que detonó en días pasados, son las acusaciones al ex gobernador Miguel Alonso Reyes, por presuntas licitaciones irregulares dadas a conocer por un diario nacional.

Sobre este tema de particular importancia y repercusión nacional para el PRI, nos ocuparemos en otra oportunidad, no sin dejar algunas preguntas ¿Por qué a cuatro días después de terminado su mandato se publica algo que durante un par de años se rumoraba? ¿Quién o quienes se benefician ante la “caída” de Alonso Reyes? ¿Un caído más de los gobernadores que apoyaban a Osorio Chong?

Las interrogantes quedan en el aire, y nosotros nos leemos en Palíndromo, igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda. ■

 

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