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jueves, 16 mayo, 2024
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El programa 3×1, simulación y antilaicismo

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Zacatecas es un estado migrante. Las familias forman corredores donde se distribuyen remesas que apoyan fundamentalmente al gasto diario de los hogares, para despensa, zapatos y ropa para los hijos, algunos implementos, y cosas así. Pero los recursos que fluyen no sólo son individuales o familiares, sino recursos producto de la organización de los migrantes a través de los clubes. Estos últimos tienen por destino obras de infraestructura de los lugares de origen de los migrantes organizados. Al inicio del programa, era muy demandado un tipo de obras que se entendían como refuerzos a la identidad de los trabajadores en el extranjero, pero dado que de cada 4 pesos, 3 son recursos públicos aportados por cada uno de los niveles de gobierno, se decidió que el programa 3×1 no podía destinarse a la edificación de recintos para el culto religioso dada la naturaleza laica del Estado. La laicidad garantiza la pluralidad de confesiones o la ausencia de estas, y el Estado no puede optar por una de ellas en lo particular. Aceptar destinar recursos de los impuestos de todos los ciudadanos en la construcción de templos, significa usar la fuerza del Estado en la promoción de una religión, sobre las demás. ¡Esto es inconcebible en un Estado laico! Por ello se prohibió expresamente en las reglas de operación del programa 3×1 la edificación de iglesias. Sin embargo la simulación está al orden del día; autoridades estatales, federales y, sobre todo, municipales, están enteradas que muchas de las obras propuestas como “centros comunitarios” en realidad son templos; y aun así, corren todos los trámites para llevarlos a cabo.

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El 3×1 es un programa que se ha ido llenando de simulaciones. Otra de ellas es la donación de firma de los clubes, cuando todo mundo sabe que los mismos no pusieron un solo peso en las obras. Esto es, por ejemplo, se planea una escuela con dicho programa, y el recurso que debe aportar el club de migrantes en realidad lo aportan los beneficiarios o la secretaría o quien organiza la obra, pero no el club mencionado. Este último sólo da la firma que avala el proyecto y simula aportar.

Este programa originalmente se justificó para abatir la pobreza, sin embargo opera sobre todo en los municipios más ricos del estado. Y en realidad no contribuye en los procesos de desarrollo, las iniciativas para vincularlo a proyectos productivos no han tenido el éxito que se desea. Termina por cubrir obras de infraestructura, en las cuales hay muchas irregularidades, desde obras pagadas y no ejecutadas, hasta subejercicios. Las posibilidades muy positivas que tenía en sus orígenes este programa, han sido llevadas a la extinción por la simulación y malos manejos de los gobiernos responsables del mismo.

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