■ Proyectan El violín, filme que muestra el abuso y la persecución de grupos indígenas por parte de militares
■ Es preciso que los jóvenes no sean el blanco de la violencia en el país, coinciden presentes
Si el Ejército Mexicano cumple o no con una función social, si otras instituciones públicas están al servicio del pueblo o de intereses de un sistema corrupto, de un gobierno que cede todo su poder a la inercia de la globalización, perjudicando su propia agricultura y a los propietarios y campesinos mexicanos que de ellas subsisten, fueron las opiniones que expresó la audiencia del pasado Martes de documental y cine de ficción.
Los asistentes, después de ver la película documental El violín, del mexicano Francisco Vargas Quevedo, opinaron que la violencia que vivimos en México –que en el filme se muestra cómo el abuso y la persecución de grupos indígenas por parte del Ejército-: “es parte de un ciclo (…) que de alguna manera siempre ha sido así (…) que parece que no terminará porque las fuerzas armadas están coludidas con la corrupción”, comentaron.
Para algunos de los presentes, es penoso el reciente atentado cometido contra los estudiantes en Guerrero, así como las acciones que a éste han seguido, como el ataque a las oficinas de gobierno en la misma entidad por parte de quienes se han solidarizado con la causa de los normalistas, “es histórico porque nunca se había visto un acto así, tan descarado de represión por parte directa del gobierno y las fuerzas policíacas (…) se ve que algo va a suceder, pero hay que decirles a los jóvenes que no luchen, hay que encontrar otras maneras, que no se expongan a la muerte”, opinaron.
De las discusiones que surgieron entre el público, se pudo deducir que el sentir general llama a que es preciso que los jóvenes no sean el blanco de la violencia en nuestro país, que muchas de las rebeliones que vemos surgir en diferentes estados de la República, pertenecen por un lado a condiciones que los gobiernos actuales han generado con políticas antiéticas que llevan a la destrucción de las comunidades, y por otro lado, a luchas milenarias que no han encontrado justicia en nuestro país.
Algunos espectadores se mostraron indignados ante la posibilidad de que “dos mexicanos que saben lo que es sufrir, lo que es no tener que comer al día, puedan enfrentarse a muerte –en el caso de un militar y un indígena-, ¿cómo es posible que un mexicano mate a otro, a pesar de padecer las mismas condiciones?”, opinó una asistente, mientras otros remataron con que no es ya una sorpresa que el Ejército tiene tantas posibilidades de impunidad como de servicio a la soberanía.
Al final de la discusión, los comentarios versaron sobre que finalmente el cambio debe “provenir desde las filas de abajo, si no seguimos esperando algo que no va a llegar (…) es responsabilidad de la ciudadanía el mantenerse informada (…) decimos que hay que luchar, pero normalmente quienes luchan son los más necesitados, y nosotros creemos que es suficiente manifestarnos en redes sociales”, finalizaron los asistentes.
