Una vez terminado el periodo de receso las escuelas se reactivan, y con ello la acción organizativa alrededor de los problemas que quedaron pendientes esperando ser resueltos. Para los jóvenes estudiantes zacatecanos son dos las agendas que tienen frente a sí. Por un lado la ausencia de justicia del caso Ayotzinapa y el gradual crecimiento de la violencia institucional, y por otro, las agendas propias y particularidades de sus instituciones. Del caso Iguala, Guerrero, faltan todas las evidencias para saber qué ocurrió con los jóvenes: la contra-argumentación de los investigadores universitarios desacreditando las versiones de la PGR, obliga al gobierno del Peña Nieto a aportar resultados verdaderos. Además, la hipótesis que ha tomado cuerpo, en el sentido de que el Ejército tuvo responsabilidad en la desaparición de los normalistas y junto a dicha hipótesis, la reacción defensiva y agresiva de la institución armada que hace pensar que efectivamente ocultan algo, torna la situación muy compleja.
El Ejército ha quedado manchado por el caso Tlatlaya, donde el gobierno se evidenció como encubridor de sus atrocidades, cuando el gobernador del Estado de México salió a declarar que el Ejército era inocente sin investigar previamente. Por tanto, será vital que los jóvenes retomen el tema y hagan enlaces con organismos internacionales para investigar directamente qué ocurrió y aclarar el caso, con o sin la participación del gobierno, que aparece como parte del problema, y por ello, no resuelve el nudo. Y además, como la clase política estará organizando campañas, la movilización de los jóvenes los obligará a posicionarse públicamente en este tema y a actuar en consecuencia. “Actuar en consecuencia” significa tanto obligarlos a involucrase activamente en la revelación de la verdad del caso, y en asumir compromisos programáticos concretos en torno a nuevos diseños institucionales para la inhibición de la corrupción al interior del gobierno mexicano.
En cuanto al tema de sus instituciones, existe un punto en común en todas las agendas de la educación superior: los recursos insuficientes producto del poco interés que tiene el Gobierno Federal en la educación superior.
Con la caída dramática de los precios del petróleo, se avizora el recorte del gasto público, y con ello, aun menores recursos para las instituciones educativas. Será vital tener a la mano contrapropuestas bien pensadas, entre ellas revisar la estructura fiscal mexicana para reformarla de manera que el estado mexicano se acerque a la recaudación promedio en los países de la OCDE cuando menos. Otros temas que no podrán soslayar los estudiantes de la UAZ son las cuotas que deben pagar y las situaciones anómalas y la opacidad en el manejo financiero de la institución que han sido denunciadas en diversas ocasiones. Asimismo, la realidad les exigirá posiciones claras ante los problemas de los académicos, especialmente el de la incertidumbre reinante en materia de Seguridad Social y el financiamiento suficiente de las prestaciones contenidas en el Contrato Colectivo, todo lo cual será discutido en el periodo de prehuelga del Spauaz. Veremos si la organización estudiantil adquirió la madurez que les exige la realidad que les toca vivir.
