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domingo, 12 mayo, 2024
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Campañas electorales = lucrar con la pobreza

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

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Los 10 partidos que contenderán en la elección intermedia para renovar la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión el domingo 7 de junio próximo, registraron oportunamente a sus candidatos y la plataforma electoral a que habrán de sujetarse durante su campaña.

El proceso electoral comprende  cuatro fases: 1.- preparación de la elección; 2.- jornada electoral; 3.- resultados y declaraciones de validez de las elecciones y 4.- dictámenes y declaraciones de validez de las elecciones del Presidente electo, o Jefe de Gobierno electo, según sea el caso.

Actualmente, nos encontramos en la fase uno. Inicia con la sesión que el Consejo General del INE, celebró  en los primeros 7 días del mes de septiembre del año previo al que deben realizarse las elecciones federales o concurrentes, para concluir, al iniciarse la jornada electoral. En ella se han realizado los registros de candidatos y de la plataforma electoral  como ya lo mencionamos. Formando parte de esta fase, el primer domingo de abril comenzaron las campañas, como lo dispone la Ley General de Instituciones y Procesos Electorales (LGIPE).

 

¿Qué son las campañas electorales?

Conviene precisar, que son diferentes los conceptos: campañas, actos de campaña y propaganda. Las campañas, son el conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos nacionales, las coaliciones y los candidatos registrados para la obtención del voto. Los actos de campaña, son reuniones públicas, asambleas, marchas y en general aquellos en que los candidatos o voceros de los partidos políticos, se dirigen al electorado para promover sus candidaturas. La propaganda electoral, es el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y todo tipo de expresiones, que durante la campaña producen y difunden los partidos políticos, los candidatos registrados y sus simpatizantes con el propósito de presentar ante la ciudadanía las candidaturas. Los topes financieros en cada caso son fijados por el Consejo General del INE.

Bien, dentro de las campañas, encontramos a los actos de campaña y a la propaganda, ambas actividades generan gastos. En el primer caso, se tienen los que corresponden a sueldos y salarios del personal eventual; al arrendamiento eventual de bienes muebles e inmuebles; gastos de transporte de material y personal; alojamiento; viáticos y otros similares. En cuanto a los segundos, son los que se invierten en diarios, revistan y otros medios impresos. Aquí encontramos las inserciones pagadas; anuncios publicitarios y similares tendientes a la obtención del voto.

Otros gastos que están comprendidos en la propaganda son los que se realizan en mantas, bardas, volantes, pancartas, equipo de sonidos, eventos políticos realizados en lugares alquilados, propaganda utilitaria, mensajes difundidos en salas cinematográficas, servicios de comunicación electrónica, espectaculares en la vía pública y otros similares. La propaganda utilitaria, sólo podrá consistir en bienes elaborados con  materiales textiles y deberá cumplir las normas de calidad para ser sujetos a su  eventual reciclaje.

Sin embargo, existen en México prácticas antidemocráticas y que son recurrentes en las campañas sobre todo,  durante la propaganda, y tienen lamentables consecuencias, entre otras: un clientelismo electoral generalizado  que altera las condiciones de equidad, permite la coacción, se presenta la compra del voto y lo más indignante, se da la existencia del voto de hambre.

Y, sí. Para nadie es desconocido que clientelismo electoral, es el reparto de favores, bienes materiales, servicios o dinero a cambio de votos o apoyo político. La coacción del voto ocurre cuando en el intercambio entre votantes y candidatos, existe amenaza, chantaje, fuerza  o violencia. Tenemos la compra de votos cuando tal intercambio es voluntario. Pero en todas estas prácticas existe un común denominador: implican la utilización de recursos públicos con  fines privados.

Voto de hambre que se lleva a cabo durante las campañas, consiste en el cambalache de votos por despensas, dinero, almuerzos, becas, material de construcción, acarreos el día de la elección, servicios provistos por el gobierno. Esta forma de adquirir votos era propia del PRI, sin embargo, en la actualidad recurren a ella también otros partidos.

Muchos candidatos a diputados federales han ocupado ya ese cargo, incluso algunos lo ocupan actualmente en el Congreso del Estado, al que pidieron licencia. Es el caso de Claudia Anaya Mota,  deprime verla iniciando su campaña en la Colonia “Las Huertas” de este municipio; “tocando puertas” en Tres Cruces y colonia “González Ortega”,  pidiendo el voto a personas a quienes jamás ha ayudado,  de las que desconoce su problemática; es más, nunca ha mirado, a las personas a quienes ahora sorpresivamente visita. Les habla de que:  “proviene de la cultura del esfuerzo, con valores cimentados en la honestidad, y  la responsabilidad, pues es una mujer de trabajo que sabe lo que representa el esfuerzo, y luchar por alcanzar las metas sociales, por eso pide la confianza y voto de la gente para ganar esta contienda electoral y continuar trabajando por Zacatecas”. (La Jornada Zacatecas. P. 3. Miércoles 8 de abril de 2015).

Pide además una campaña limpia, cuando ella no ha sido capaz de respetar los principios enarbolados por el partido que le dio la oportunidad de ocupar dos diputaciones: una federal y otra estatal. ■

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