Diversos acontecimientos políticos ocurridos durante las últimas semanas, constituyen tímidos avances hacia la unidad de las izquierdas en el proceso electoral que culminará con la elección de gobernador, Legislatura estatal y 58 ayuntamientos. El primero de ellos fue referido por una nota de la aguda periodista Renata Ávila Valadez publicada en las redes el pasado día 6 de noviembre del presente año. En lo esencial, la nota señala: “Tras afirmar que pese a la postura oficial de Morena de no ir en alianzas, David Monreal Ávila, senador de la República por Zacatecas, le apostará en este proceso electoral 2015-2016 a las alianzas progresistas,”… “En rueda de prensa celebrada al mediodía de este viernes en la capital del estado, Monreal Ávila, tras recalcar que busca coaliciones con todos menos con el PRI- gobierno y sus aliados…” Por otro lado, el diputado José Luis Figueroa, El Cepillo, ha mantenido un perfil muy activo en la serie de foros que ha venido realizándose por convocatoria del bloque opositor de la Legislatura con el propósito de generar un proyecto alternativo de desarrollo para Zacatecas, lo que significa que es altamente probable que una amplia mayoría de la dirección estatal de Morena podría coincidir en solicitar a la dirección nacional del partido una reconsideración de la decisión anunciada de ir solos.
Por otra parte, la Comisión especial para las alianzas del PRD, integrada por Ifigenia Martínez, Leonel Godoy, Pablo Gómez, Luis Sánchez y Elpidio Tovar, fundadores todos ellos de ese partido, publicaron hace unos días una carta abierta a los dirigentes nacionales de PT, MC, Morena y PRD, llamándolos a disponerse a crear un polo político y a elaborar una plataforma común para participar unidos en los procesos electorales a celebrarse el año próximo y, de esa manera, preparar la elección presidencial del 2018. También es importante referirnos a declaraciones recientes del nuevo presidente nacional del PRD, Agustín Basave, en el sentido de que convertirá al PRD en una verdadera oposición y que los tiempos de los pactos con el gobierno ya pasaron; además anunció que buscará alianzas con las izquierdas y que con el PAN buscará acuerdos. Lo que es evidente es que si el nuevo presidente perredista no orienta de inmediato sus esfuerzos a resolver las diferencias entre Morena y su partido en la Ciudad de México, lo más probable será que se impongan las opiniones más sectarias en ambos partidos.
Entenderemos la importancia de la unidad de las izquierdas si recordamos que solo un gobierno de este signo transformará los datos básicos del atraso económico y la marginación social de nuestro estado: con 1.5 millones de habitantes, 850 mil de ellos están en pobreza permanente, 300 mil son pobres alimentarios, 124 mil son “Ninis” y existe un déficit acumulado de 160 mil empleos, que explican el hecho de que 650 mil zacatecanos han tenido que abandonar el estado rumbo a los Estados Unidos. Ello se debe a la persistencia de una estructura económica primaria, extractivista, basada en la depredación de los recursos naturales y un inmenso daño ambiental, al igual que en los últimos 450 años, que no ha servido para lograr niveles de bienestar decorosos para todos.
Como bien dice el doctor Rodolfo García Zamora: “Los gobiernos en los últimos 50 años sólo han administrado la pobreza y la marginación, sin capacidad ni interés por construir un verdadero proyecto de desarrollo y repitiendo una forma corporativa de concentrar todo el poder ejecutivo, judicial y legislativo en los gobernantes en turno y sus funcionarios más allegados. Hemos padecido una forma vertical, autoritaria y excluyente de ejercer el gobierno en Zacatecas, los ciudadanos sólo votamos, pero, los tres poderes se someten al ejercicio autoritario del gobernante, como sucede hasta ahora. Las necesidades, las demandas de los ciudadanos son simples discursos, ya que sus prioridades son los contratos, las inversiones y las obras para funcionarios, amigos y socios, al igual que en los sexenios precedentes.”
Sin embargo, los obstáculos a la unidad son todavía importantes, desde la idea de que la preparación de la elección de 2018 exige dejar de luchar para ganar los gobiernos de los estados en 2016 y 2017, como si diera lo mismo que el PRI mantenga o no esos gobiernos, hasta las conductas sectarias existentes en los distintos partidos de izquierda, cuyas tribus se preguntan, por encima de cualquier cosa, cuál será su parte en el botín a conquistar. Y al final, pero no menos importante, hay que decir que está por verse que los dirigentes partidarios y los aspirantes a la vista tengan la madurez requerida para coincidir en una candidatura a gobernador que en verdad entienda el proyecto de desarrollo que se requiere, y tenga el compromiso para asumir las reformas que se necesitan para asegurar su aplicación. Como se ve es difícil, pero se vale soñar.
