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sábado, 1 junio, 2024
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Roger Waters estuvo aquí

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Por: JORGE HUMBERTO ARELLANO • admin-zenda • Admin •

Dedicado al joven César Axel, de segundo grado de la “2”

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En momentos de crisis política, económica y social Roger Waters visita México, y en tres conciertos magistrales, con su música y sus palabras, cimbra desde sus cimientos los más espeluznantes entramados de la corrupción y la ineptitud de un gobierno en decadencia, aparte de recordarle a un posible depositario del poder mundial que los individuos conscientes repudian la probable llegada a la presidencia del más nefasto y predecible de los candidatos presidenciales que los Estados Unidos de Norteamérica hayan tolerado; nefasto por la serie de políticas antihumanistas e intransigentes que pretende imponer, y predecible porque ya lo ha anunciado desde antes de ser candidato: casi un exterminio total de los indocumentados que huyen de su país natal buscando oportunidades en la nación que al final de cuentas requiere de sus servicios. Muchos mexicanos todavía no se explican cuál fue la razón por la que fue invitado en días recientes a “dialogar” con “nuestro respetable” mandatario nacional; muchos creen que se le debería haber aplicado el artículo 33 de nuestra constitución.

Interesan los dos conciertos ofrecidos en el “Foro Sol” del autódromo Hermanos Rodríguez, al que podemos arribar vía “metro” si bajamos en Ciudad Deportiva, ofrecidos el 28 y 29 de septiembre; pero fueron selectos, para un tipo de audiencia capaz de desembolsar al menos 350 devaluados pesos, añadiéndole gastos de transporte. Pero más representativa resulta la invitación masiva a escuchar las palabras emancipadoras, libertarias, del psicodélico poeta de la crítica social, cofundador de la banda Pink Floyd, que el sábado primero de octubre ofreció en el corazón de la ciudad de México… el Zócalo, y que inició con el respectivo “pulso”, aunque fuese visual, que anuncia la aparición de un mensaje sensorial  apoteósico y portentoso: Speak to me (háblame), para luego dar paso a su Breath, breath in the air… (Posiblemente mal traducido: suspiro en el aire), introducción de una de las más grandes obras del rock progresivo: “The dark Side of the Moon” (El lado oscuro de la luna).

Seguramente no hace falta recrear un poco la historia y señalar el carácter subversivo de la obra discográfica de Pink Floyd, poniendo especial énfasis en la monumental relatoría existencial  que representa “The Wall” (El Muro), en donde se abordan temas relacionados con el conflicto psicológico permanente del niño sin su padre, en este caso muerto en la guerra de Vietnam, pasando por la muestra del verdadero objetivo de la educación “institucional”, que busca la uniformidad del producto, acorde con los designios de un mundo mercantilizado y sin visión humanista, aplicable a todos los países que han sido intervenidos por los Organismos Internacionales Económicos; o el costo en vidas que produce la expansión imperialista. Nos quedamos con el “Señor Presidente, sus políticas han fallado, escuche a su gente. Los ojos del mundo lo están observando”, aunque de seguro quienes manejan el poder político y económico contra los mexicanos ni lo vieron ni lo escucharon; aunque luego se especuló que sería expulsado de nuestra patria.

Si bien, el artículo 33 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos especifica que “el ejecutivo de la unión tendrá la facultad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional, inmediatamente y sin necesidad de hacer juicio previo, a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente”, me parece que el hecho de recordar una realidad evidente que no sólo se visualiza y padece por el grueso de los habitantes del país, sino que también es percibida por el mundo entero, no pretende atentar contra el orden preestablecido por los gobiernos (de cada seis años) y mediatizado por los poderes fácticos, principalmente el representado por el duopolio televisivo. No todo puede ser dulces y florecitas, o dolores incomprensibles padecidos por los temperamentos más susceptibles al engaño emocional. La función efectiva de un ser pensante de la calidad racional de Roger Waters, implica la denuncia, o la simple observación de los abusos y los excesos del poder en turno. Una simple observación no conlleva interferencia en asuntos políticos.

Perfectamente acorde con la idea de dar un rumbo diferente a las exposiciones musicales, y el recorrido por la historia que condujo a Pink Floyd hasta la trascendencia espiritual, Roger Waters recurre a un amplio repertorio de la producción discográfica de su banda, pasando, por pasajes de su celebrado Animals, en donde se equipara la conducta humana con las costumbres, no siempre aseadas, de ciertos especímenes del mundo animal: perros, cerdos y ovejas. Recientemente, hablando de un impulso fisiológico, en uno de esos recintos de la intolerancia educativa (CTE), un maestro fue reprochado por hacer una “broma de mal gusto”, recurriendo a la naturalidad de la acción. Seguramente los estereotipos derivados de la normalidad mínima reducen el análisis de cualquier fenómeno a una simple receta previamente aprobada. Cuando se intenta romper con los prejuicios irracionales derivados de la sumisión al amo, el mundo necesita urgentemente más voces críticas como la de Roger Waters. ■

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