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domingo, 12 mayo, 2024
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Aparte de la 4T o regresar al pasado, no hay una tercera vía

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

De mi anterior artículo, hubo comentarios en el sentido de que ante la disyuntiva de profundizar (o al menos sostener) la Cuarta Transformación o retornar al modelo social neoliberal, en México, es posible una tercera vía. Pero no encontré fundamento en quienes hablan de esa falsa opción y que, desde la derecha, insinúan vergüenza o antipatía con la candidata que antidemocráticamente les han impuesto, amén de sus muchos y escandalosos “peros”. Se constata la alergia política e ideológica a la 4T y; al mismo tiempo, la orfandad con una candidata que no llena sus expectativas porque ni siquiera los representa.

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Déjenme decirles: no hay tercera vía.  Avanzamos o retrocedemos. Expliquemos mejor: la derecha neoliberal y corrupta concibe el avance como retroceso de la nación mexicana. Sostienen que el avance es la capacidad de que la iniciativa privada nacional y extranjera se apropie de todo bien nacional que le produzca ganancia y que, para ello, se cuente con leyes que lo permitan; con partidos políticos que representen esos intereses, como el PRI, PAN, PRD y MC; o con instituciones que, como la SCJN o el INE, lo aseguren. Si no se da la apropiación privada de lo social, entonces alegan que la 4T destruye la economía y la nación. Para ellos, la nación es la oligarquía (unos cuantos), los demás no existen.

Por precisión presentemos la disyuntiva como desarrollo con bienestar social (nuestro presidente lo llama el modelo social del humanismo mexicano) y que significa ir hacia adelante; y, por otro lado, el subdesarrollo neocolonizador. Este último modelo social es el que realmente defiende la derecha corrupta de México, significa retroceder, pues está siendo desplazado por el Movimiento de Regeneración Nacional, impulsor de la Cuarta Transformación (desarrollo con bienestar social).

La Cuarta Transformación es una revolución social de México y el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) es mucho más que el partido político que lleva su nombre (este sólo es un instrumento legal-electoral), es una conjunción de esfuerzos pluriclasistas por el desarrollo nacional y mejor calidad de vida. Lo último sólo puede conquistarse disminuyendo la miseria económica, con una diferente distribución de la riqueza social, la disminución de la desigualdad social, la emergencia de un nuevo Estado de Derecho que lo garantice y la creación de instituciones que lo protejan.

En este tema, es común que los neoliberales (la derecha corrupta) pretendan que se confundan los conceptos crecimiento y desarrollo económico, de modo tal que se use como argumento el PIB (Producto Interno Bruto) para hablar de desarrollo. Eso es inadecuado. El PIB es un concepto de contabilidad, calcula el valor anual de la producción nacional, pero no especifica en manos de quien está ese valor creado, tampoco explica las condiciones en que se obtiene, le es indiferente si hay una pandemia como la del Covid-19 o si se enfrenta una época de larga sequía (como actualmente sucede) que culminará con una disminución de la producción agropecuaria y, en consecuencia, una caída del PIB.

En cambio, si hablamos de desarrollo económico entramos a un concepto cualitativo, no contable. En este caso importa el progreso científico y tecnológico, el desarrollo de las fuerzas productivas, la innovación de modos técnicos de la producción y su aplicación en la generación y cuantía (PIB) de la riqueza nacional. A eso hay que añadirle el humanismo. Lo que es lo mismo: una distribución diferente de la riqueza social para procurar mejoría en las condiciones generales de vida de toda la población, bienestar. Eso es ir hacia adelante, no retroceder.

Como lo ha expresado el presidente López Obrador, apenas ha sentado las bases de esta gran revolución social, pacífica y democrática. Hay que profundizarla, hay que someter al mandato social los resquicios y rebabas institucionales (como el INE, el poder judicial) por anacrónicos y obstáculos a ir hacia adelante, pues estiran con todo a retroceder. Son, en sí mismos, células del modelo de sociedad que vive su ocaso, su atardecer, su invierno. Por eso, su vida de privilegios es manantial de conductas y expresiones groseras y medievales.

Después de AMLO, la siguiente gran tarea de la 4T es construir los cimientos del conocimiento que posee el gran capital transnacional, se encuentran privatizados en los monopolios extranjeros. El empresariado mexicano debiera mostrar interés por esa gran revolución científico-tecnológica, pero vive una gran tradición neocolonizadora y prefiere transferir parte de su plusvalía al capital extranjero, por la vía de la importación de los bienes de capital, lo que constituye una forma encubierta de tributo. Ese proceso es neocolonialismo industrial, es el modelo social que beneficia a los extranjeros, y la derecha pretende anclarnos en ese patrón social, del que nos estamos retirando. Puede verse con claridad, no hay ninguna tercera vía.

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