América Latina tuvo una década que se llamó “la primavera de la izquierda” pero que ahora mismo está llegando a su fin. En algunos países bajo la forma de la normalidad democrática, como Argentina y Uruguay; y en otros, de modos por demás dramáticos, como en Brasil y Venezuela. En algunos gana electoralmente la derecha (también en el Perú), y en los que señalamos como dramáticos (Como el caso Dilma) la derecha prácticamente está asaltando el poder de esos Estados nacionales. En esa década, esos gobiernos lograron disminuir la pobreza y desigualad de forma muy importante, reactivar el crecimiento económico y extender los derechos sociales de la población. Sin embargo, la manera de lograrlo estaba basada en la explotación de productos primarios que exportaban a China y Europa. Los efectos fueron buenos, pero la base estaba viciada porque hizo a estos países dependientes de otras economías. Al llegar la recesión China y la caída de los precios de los energéticos, se dieron las condiciones sociales para su derrota política. Y en esas estamos.
Pues bien, durante esa década México (junto a Colombia) se mantuvo en la derecha. Y ahora que la primavera arriba mencionada terminó, se abre la posibilidad de que en dos años México pueda tener un gobierno de izquierdas. Parece que México camina con el signo inverso de América del Sur. Pero debemos preguntar, ¿cuál es la condición para que México tuviera un gobierno de izquierda? Sin duda son dos: la unidad y un programa por la igualdad social inteligente.
En las elecciones del 5 de junio, el PRI se vio muy afectado y el PAN se metió a la competencia nacional. En contraste, la izquierda no ganó ninguna gubernatura porque, entre otras cosas, continuó despedazada. Y una muestra muy clara es Zacatecas: la suma de los votos del PRD, PT, MC Y Morena rebasa con 30 mil los votos del PRI. Sin embargo, el PRI se lleva no sólo la gubernatura, sino el 55 por ciento de las alcaldías y la mayoría de la Legislatura, que asciende a 16 diputados con 12 del PRI y 4 de sus aliados. Otra vez, un bloque opositor de 11 diputados de las izquierdas, en franca minoría. Sin embargo, con la suma de los votos daba para que fuera exactamente al revés. Pero tenemos a un PRD dando triunfos al PAN, un PT anfibio, un MC aislado y a un Morena sectario. Con este comportamiento de las izquierdas la presidencia puede ser nuevamente de la derecha neoliberal, ya sea en su versión priísta o panista.
El PRI en Zacatecas, mantuvo su unidad y ganó. Y justo donde no mantuvo esa unidad, perdió. Fue el caso de la capital: Tello obtiene 22 mil votos priístas, los candidatos de los dos distritos suman casi los mismos 22 mil, pero al pasar a la alcaldía (de puro voto priísta) cae a 15 mil. Esa fractura interna provocó que el PRI perdiera la presidencia municipal de la capital. Sin embargo, en el resto del estado se vio unido y arrasó. En suma, ¿podrá la izquierda aprender la lección de estas elecciones y corregir el rumbo para 2108, o seguirá en la ruta de la fragmentación suicida? En esta última ruta las izquierdas juegan a la pirinola donde sale “todos pierden”. Y sobre todo los pobres.
