Con la modificación de la Carta Magna en temas fundamentales, el pacto social ha quedado roto, aun cuando ello no se ha manifestado socialmente. El único que legítimamente puede cambiar los fundamentos es el poder originario de la Constitución, y ese es el poder social activo. Si tomamos el modelo de la Revolución Francesa, todo el proceso de cambio del antiguo régimen a la República se hizo sobre la base del poder constituyente, de la Asamblea Legislativa de los diputados electos originalmente en la reunión de los Estados Generales: alrededor de la defensa de la conformación de la monarquía constitucional (primero), y el paso a la República (después) es que el pueblo se organizó y adquirió movilidad con-sentido. Movilización que pudo contener la embestida de los poderes que pretendían continuar con la monarquía absoluta y disolver la Asamblea Nacional de orientación republicana.
Es decir, la movilización social logra pasar los límites de la mera protesta o la pura revuelta, si consigue articular un poder constituyente conjuntando dos ingredientes: un poder social producto del actuar conjunto de importantes capas de la población, y la articulación con un proyecto nacional que tenga posibilidades de institucionalizarse. A su vez, la institucionalización puede darse por dos vías: usando los canales existentes para instituir cambios, o creando uno nuevo, lo que significa que la tarea para cambiar la tendencia al despojo de la nación es enorme: organizar al pueblo desde abajo, pero con el sentido de que esa acción conjunta se convierta en la institucionalización de la democracia radical como proyecto nacional. Si se usan los canales ya existentes para instituir la orientación señalada, significa que parte de la política electoral se adscribe en esta tendencia y hace suyo el objetivo de revertir los pasos del despojo; si no es así, se tendría que organizar un congreso constituyente paralelo que fuera respaldado por una fuerza social de tal magnitud, que tuviera posibilidad de generar la fuerza instituyente necesaria para establecer el proyecto demócrata-real.
En este momento el escenario narrado arriba se observa con pocas posibilidades, porque la sociedad está fragmentada o muy poco organizada. Y el poder del Estado neoliberal a través de sus estructuras partidarias se sienten fuertes por los canales de control que han construido: la distribución del presupuesto, las estructuras corporativas y el respaldo de los medios de comunicación masivos. Sin embargo, la sociedad, según nos dice la historia, puede tener procesos de organización acelerados cuando siente los efectos negativos de las políticas, existen canales claros de confluencia y un proyecto alterno en la oferta política. La estrategia de la clase política dirigente está actuando con mucha rapidez en la aprobación de las leyes y en la implementación de las mismas para no dar tiempo de responder a las iniciativas opuestas a ellas; empero, está el plazo de un año para que esto ocurra. Y todo puede ocurrir.
