■ El historiador José Juan Espinosa Zúñiga opina que los documentos están viciados de origen debido justo a su procedencia, una institución gubernamental
■ José Juan Espinosa Zúñiga señala que los ciudadanos necesitamos tener una conciencia política para acercarnos a contribuir y a poner en tela de juicio todo lo que leemos
“Todos los mexicanos necesitamos tener una conciencia política para acercarnos a contribuir y a poner en tela de juicio todo lo que leemos, todo lo que nos está pasando, porque sólo así podremos construir y deconstruir todos esos vicios políticos que nos tienen como ahora estamos, dijo el historiador José Juan Espinosa Zúñiga, autor del ‘La Dirección Federal de Seguridad y sus Actividades de Espionaje en la Universidad Autónoma de Zacatecas (1977)’.
La oportunidad a la que se refiere el académico provendrá entre otras cosas de la posibilidad de acceder sin reservas a “los documentos históricos que se encuentren relacionados con violaciones de derechos humanos y persecuciones políticas vinculadas con movimientos políticos y sociales, así como con actos de corrupción en posesión de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal”, que serán trasladados al Archivo General de la Nación (AGN) para su consulta pública.
Así lo establece el Diario Oficial de la Federación (DOF) del 28 de febrero de 2019, y por tanto, incluye entre otros y de manera fundamental, los que resguardaba el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
Espinosa Zúñiga quien actualmente estudia un posgrado en Historia en la Universidad Autónoma Metropolitana, consideró que es de aplaudirse el valor de esta decisión del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, “porque hay muchos miembros de la clase política que podrían ser puestos en evidencia”.
Se refirió en concreto a quienes desde el régimen priísta del finales del siglo pasado tuvieron bajo vigilancia los casos por ejemplo de lo ocurrido con el EZLN o en Acteal, temas sobre los que dijo, “nos debiésemos de enterar de todo eso”.
Agregó los dos sexenios panistas que encabezaron Vicente Fox y Felipe Calderón, y que involucran “la lucha contra el narcotráfico y todas esas negociaciones que tendrían que salir a la luz”.
Todos esos expedientes, consideró, “seguramente pondrán los pelos de punta a muchos miembros de la clase política mexicana”.
José Juan Espinosa Zúñiga observó al igual que lo ha hecho ya el presidente López Obrador, que “hay que tomar con cierta cautela estos documentos”, en su caso dijo, “porque recordemos que en el espionaje y en los servicios de inteligencia nada es lo que parece”.
Sostuvo que están viciados de origen debido justo a su procedencia, una institución gubernamental, ya que quienes los generaban eran personas que recibían por ello un sueldo, lo que no es lo mismo si por ejemplo, los hubiera redactado una persona que sufriera persecución de la justicia o de algún gobierno.
Consideró por eso importantes los pasos que está dando López Obrador respecto de los servicios de inteligencia mexicanos al separarlos de la Secretaría de Gobernación (Segob) y llevarlos a la Secretaría de Seguridad, “y darles ese empujón civil, darles esa estructura civil, porque los está transformando de una manera bastante compleja”.
Sobre la decisión de que se incluyan en esta apertura los archivos militares, observó que un estado que se quiera “tildarse o identificarse como democrático tiene que darle los argumentos a la ciudadanía para poderlo juzgar”.
Opinó no obstante que es difícil creer que se hayan conservado completos los archivos a que se refiere el acuerdo emitido por el Presidente en el DOF, “porque resguardan muchas veces cuestiones incómodas y era una de las potestades de estos servicios de inteligencia conservar algunas u otras no. Entonces es muy difícil que nos enteremos a ciencia cierta que sobrevivieron todos”.
Luego que el mismo José Jesús Espinosa Zúñiga tuvo la oportunidad de adentrarse en su caso en los archivos de la DFS del que derivó su libro sobre las investigaciones que se hacían al interior de la UAZ a finales de los años 70, consideró que es cierto que la historiografía zacatecana tiene una deuda con el pasado reciente del estado, las últimas décadas del siglo 20 y las primeras dos de la reciente centuria que están por concluir
Dijo que para los historiadores es muchas veces difícil acceder a esta información porque los documentos a veces están todavía resguardados por las instituciones, por ejemplo en el caso de aquellos judiciales, y muchos “todavía ni se resuelven”.
Pero opinó que es una necesidad el que estos académicos entiendan el siglo 20 para empezar a contestarse “este presente de nuestro pasado inmediato porque es un momento en el que todavía podemos encontrar testimonios de viva voz de los actores”.
Para ello se requerirá de bastante apertura hacia los temas y también por parte de los personajes que aun estén vivos, consideró.
“Y muchas veces eso incomoda, porque al final de cuentas estamos hablando sobre la experiencia que algunas personas tuvieron al construir su vida laboral, académica y política. Recordemos por ejemplo el movimiento de 1977, muchos de aquellos jóvenes o profesores, pues ahora desfilan en la política y en la propia Universidad, a veces alejados del bando donde militaban”.
Consideró que el juicio histórico que pese sobre ellos no debe estigmatizarlos pero sí permitiría acceder a los mecanismos políticos y universitarios a los que tuvieron que enfrentarse y que al fin de cuentas les ayudaron a construir sus carreras.
Por último, expuso como positiva la convocatoria de López Obrador para que jóvenes investigadores o interesados en el tema se acerquen al AGN para ordenar estos documentos, pues “todos los mexicanos necesitamos tener una conciencia política para acercarnos a contribuir y a poner en tela de juicio todo lo que leemos, todo lo que nos está pasando, porque sólo así podremos construir y deconstruir todos esos vicios políticos que nos tienen como ahora estamos”.
Agregó que es necesario como lo dijo Ortega y Gasset, “dar un paso hacia atrás para poder ver una gran construcción” y no solo el muro que se tiene enfrente.
“Dar unos pasos hacia atrás para ver los elementos que estuvieron moldeando a estas instituciones y a la propia seguridad nacional, viendo los intereses políticos de ciertos grupos, la influencia extranjera en la economía del país, las corrientes filosóficas que cruzaron las instituciones y a los propios personajes, para poder tener un juicio no tan severo sobre ello, y si es severo, sostenerlo con datos y con pruebas, porque no se pueden tirar pedradas nada más y esconder la mano”.
