El pasado 8 de noviembre, la comunidad universitaria de la Unidad Académica de Derecho de la UAZ, cumplió con una etapa más en el apoyo permanente que desde hace 7 años iniciamos para con el semidesierto zacatecano. Por primera vez en estos años, los más de cuarenta universitarios que acudimos, experimentamos el frío inconcebible del mediodía en pleno semidesierto, lo cual es resultado del cambio del clima que como sociedad humana global hemos generado. Lo que no ha cambiado es el grado de marginación y la pobreza que continúan generando el éxodo de la población hacia otras latitudes del Estado y la unión americana (ecomigración). Al llegar a la comunidad Tanques de Guadalupe, nos dirigimos a la telesecundaria Belisario Domínguez (CCT32ETV0582I), ahí tratamos de interactuar con los jóvenes que conforman la escuela, fue difícil vencer su timidez, apenas pudimos descubrir que una chica quiere ser contadora y otra doctora. Platicamos también con la maestra Elizabeth Rodríguez Rodríguez, oriunda del municipio de Loreto, Zac., quién está a cargo de la Escuela Primaria Rural Venustiano Carranza (C.C.T. 32DPR1346-0), la maestra nos confirmó que actualmente dicha institución cuenta solamente con 18 alumnos; una niña ocupa sola, el sexto grado de primaria y la deserción de más niños, amenazan la permanencia de la escuela en la comunidad. Charlando con los pequeños descubro que sus aspiraciones futuras son encubiertas por el manto de la inocencia, afortunadamente, continúan sonriendo y disfrutando sus primeros años en medio de la desolación. En conjunto, mis alumnos y yo, brindamos un sentido aplauso a la maestra Rodríguez por su esmero en la educación de aquellos chamacos que, incluso, fueron capaces de tocar el timbre prematuramente cuando les dijimos sobre los juguetes que la gente de Zacatecas, generosamente les había donado. Ojalá que con el tesón de la maestra, esos niños y niñas obtengan una educación que desarrolle armónicamente todas sus facultades y la conciencia de la solidaridad internacional. Confieso que ante mis alumnos muchas veces he tenido que llorar por dentro, no me puedo permitir el lujo de mostrar mi impotencia ante tantos futuros que peligran en ese rincón de Zacatecas, veo la mirada de los universitarios y, no dudo en que la acción de salir de las aulas para ver el panorama de mi amado estado, les abre los ojos a la realidad; algunos agachan la cabeza, reflexionan y se callan; ojalá que alguno de ellos cuando tenga la oportunidad de tomar grandes decisiones, no olvide la situación que enfrentan muchos de nuestros hermanos en varios rincones de Zacatecas. Posteriormente, los alumnos y alumnas se entrevistan con los distintos pobladores e identifican aún más sus necesidades de viva voz; ubican a la sequía y la carencia del agua como uno de sus principales problemas, las fuentes de empleo son nulas y reconocen un mayor incremento en la migración de las familias ante la ausencia de oportunidades y la carencia del agua. Armando Gadiel Escareño Galván, quién sufre de discapacidad, no ve la suya, sufre de convulsiones y el estado de su silla de ruedas es deplorable; aunque se hicieron las gestiones necesarias, después de dos años, no ha llegado la silla para mejorar un poco su precaria situación. Las despensas que Gobierno del Estado envía, son vendidas en 25 pesos, incluso son fiadas para quienes no cuentan con el recurso. La casa de salud del IMSS sigue sin médico y sin medicinas. La experiencia de apoyar al semidesierto trae muchas luces y sombras; me concentro más en las primeras, pues los jóvenes de la carrera de licenciado en Derecho y Ciencias de la Tierra de la UAZ, comprendieron el sentido de la solidaridad, descubrieron algunos de ellos, que el trabajo por nuestro Estado debe partir del principio del desarrollo integral y sustentable para que Zacatecas progrese desde todas sus comunidades y municipios por igual; algunos jóvenes me preguntan por qué sigo en la misma comunidad después de 7 años de investigación, la respuesta es que yo adopté por mutuo propio a Tanques de Guadalupe y, si otros universitarios adoptáramos otras comunidades vulneradas, lograríamos que Zacatecas fuera otro, con todo el conocimiento y experiencia de los que conformamos la UAZ, transformaríamos nuestra realidad en beneficio de las presentes y futuras generaciones de zacatecanos, por mi parte y, con el apoyo de mis queridos alumnos y las aportaciones de la ciudadanía e instancias del gobierno, continuaré con la campaña que he denominado: “la indiferencia es nuestro mayor problema”. ■
*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
